Caso Stormy Daniels

Donald Trump, declarado culpable en el caso de los pagos para comprar el silencio de una actriz porno

La decisión llega a poco más de cinco meses de las elecciones presidenciales en las que Trump es el candidato de facto republicano para medirse con Joe Biden

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Vídeo: Atlas News | Foto: EP

Idoya Noain

Donald Trump ya es el primer presidente de la historia de Estados Unidos condenado por delitos penales. En concreto, ha sido declarado culpable por un jurado popular de siete hombres y cinco mujeres de los 34 cargos que la fiscalía de Nueva York le imputó por el caso originado en el pago para silenciar antes de las elecciones de 2016 a la estrella del porno Stormy Daniels que asegura que tuvo un encuentro sexual con él en 2006.

La decisión cae como una bomba a poco más de cinco meses de las elecciones presidenciales en las que Trump es el candidato de facto republicano para medirse con Joe Biden. Y promete sacudir de una forma sin precedentes la política estadounidense. Es el único de los cuatro caso penales que enfrenta Trump que se resuelve antes de las elecciones,

Juan Merchan, el magistrado que preside el caso, ha fijado la vista para dictar la sentencia el 11 de julio, cuatro días antes del inicio de la Convención Republicana en Milwaukee donde se ratificará la nominación de Trump. Entonces se sabrá si el magistrado decide encarcelar a Trump (los cargos tienen una pena máxima de cuatro años de cárcel), dejarlo en libertad condicional o en un regimen aún más laxo. En la decisión del juez puede pesar que Trump, de 77 años, no tiene antecedentes penales y que se trata de delitos contables no violentos, así como las excepcionales circunstancias políticas.

Si va a la cárcel, Trump no podrá votar en las elecciones de noviembre, aunque como convicto sí puede ser candidato e incluso ser presidente.

La reacción de Trump

Trump se ha sentado sin ninguna expresión visible conforme el presidente del jurado ha ido leyendo 34 veces la palabra clave: "culpable". Según una de las artistas que realizan las ilustraciones en la sala, donde no están permitidas las cámaras de televisión, en algún momento ha negado con la cabeza. Y ha sido ya después, una vez que ya tenía en su contra el histórico veredicto, cuando fuera de la sala del tribunal y con un espíritu mucho más sombrío que en el de sus habituales declaraciones ante las cámaras Trump ha hecho sus primeras declaraciones.

"Es una vergüenza", ha dicho antes de lanzar su diatriba habitual contra el proceso, denunciando que está "amañado" y atacando al juz Merchan como "corrupto" y al fiscal Alvin Bragg, el demócrata que también entra en los libros de historia como el primero en lograr la condena de alguien que ha ocupado el Despacho Oval.

"Esto ni mucho menos se ha acabado, lucharemos por nuestra Constitución", ha dicho Trump, conforme su campaña ya enviaba mensajes de recaudación de fondos en las que se declara un "prisionero político". "El verdadero veredicto va a ser el 5 de noviembre por el pueblo", ha asegurado también.

Esa misma idea latía también en la reacción pública tangencial al veredicto del presidente Biden: un mensaje desde su cuenta en Twitter donde ha escrito: "solo hay una manera de mantener a Trump fuera del Despacho Oval: en las urnas", una frase acompañada a un enlace para donar fondos a su campaña.

Veredicto y apelación

El veredicto ha llegado en la séptima semana del juicio y tras menos de 12 horas de deliberaciones del jurado en dos días. Y esos 12 neoyorquinos que componen el jurado han alcanzado de forma unánime su veredicto para cada uno de los 34 cargos. Han considerado probado más allá de cualquier duda razonable que Trump orquestó el pago de 130.000 dólares a Daniels que realizó su entonces abogado y muñidor, Michael Cohen, así como la falsificación de registros contables del reembolso para ocultarlo, una trama que viola normal fiscales y leyes estatales y federales electorales y que la fiscalía ha argumentado, con éxito, que realizó con intención de influir en aquellas presidenciales, que ganó a Hillary Clinton. Esa segunda parte, la del delito más allá del contable, el ministerio público no necesitaba demostrarla.

El veredicto en este caso que muchos expertos legales consideraban el más débil de los cuatro penales contra Trump es un triunfo para Bragg. Pero en una rueda de prensa el fiscal de Manhattan ha sido sobrio en su reacción. "Solo he hecho mi trabajo", ha dicho, defendiendo que se han seguido "los hechos y la ley sin miedo ni favor". "Hay muchas voces ahí fuera pero la única voz que importa es la del jurado y el jurado ha hablado", ha sentenciado.

Una apelación está garantizada. Pero Trump entra ya en la historia como el primer ex presidente y primer candidato presidencial de uno de los dos grandes partidos que es un criminal convicto. Y aunque ganara en noviembre y volviera a la Casa Blanca, al tratarse de un caso estatal, no podría perdonarse.

Reacciones

La trascendencia de este momento en que se combinan lo legal y lo político es imposible de minimizar. La seriedad de lo que estaba ocurriendo en el edificio de tribunales del bajo Manhattan se ha palpado estos días. Y la polarización del país ante la figura de Trump, y ante el caso, se hacía también evidente a las puertas del tribunal, donde han recibido el veredicto manifestantes tanto a favor como en contra del republicano.

Gary Davis, un hombre de Louisiana, declaraba tras conocer el veredicto de culpabilidad que este jueves era "un día triste para Estados Unidos y para la democracia". "Es todo político", lamentaba.

Matthew, otro votante de Trump, también se hacía eco de las denuncias de Trump y hablaba de un proceso "amañado". Y él creía que el veredicto de Trump no le hará daño políticamente. "Va a subir su popularidad, especialmente entre los trabajadores y los pobres, porque ven un doble sistema de justicia", decía.

Algunas encuestas contradicen a Matthew y apuntan a que el veredicto puede pasarle factura en noviembre entre una parte fundamental del electorado. Según sondeos en estados bisagra como uno que realizó a principios de año Bloomberg con Morning Consult, un 53% de los votantes en esos estados dijeron que no le votarían si era condenado por algún delito. Desde este jueves lo es.

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Otros sondeos, en cambio, relativizan el peso que puede tener la condena en las urnas. Y nadie sabe exactamente qué puede pasar en los próximos cinco meses. Incluso Marco, un joven neoyorquino que en el parque Collect Pond celebraba ser "testigo de la historia"y la condena de Trump, mostraba sus dudas. "No impactará la elección en noviembre", decía.

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