Comicios en Oriente Próximo

Un empate técnico entre los candidatos aboca a Irán a una segunda vuelta de las presidenciales

El moderado Pezeshkian y el ultraconservador Jalilí se enfrentarán el próximo viernes para sustituir al fallecido presidente iraní Ebrahim Raisí

Elecciones presidenciales en Irán 2024.

Elecciones presidenciales en Irán 2024. / EP

Adrià Rocha Cutiller

Irán tendrá que celebrar una segunda vuelta en sus elecciones presidenciales tras el empate técnico producido este viernes entre los dos favoritos a dirgir el país. La segunda votación tendrá lugar el viernes, 5 de julio, y se presentarán el considerado moderado Masud Pezeshkian y el radical y ultraconservador Saeed Jalilí

Pezeshkian ha sido el ganador este viernes, con más de 10 millones de votos, mientras que Jalilí se ha quedado con nueve. Sin embargo, el favorito es Jalilí: el tercero en discordia en los comicios, el también ultraconservador Mohammad Bagher Ghalibaf, ha cosechado más de tres millones de votos, y se espera que la mayoría de estos sufragios vayan hacia Jalilí. 

Hay más: durante la campaña electoral, el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jameneí, ha mostrado su apoyo -velado, eso sí- a Jalilí, asesor directo del líder supremo, y ha criticado sin nombrarlo a Pezeshkian. Este moderado, parlamentario desconocido en Irán hasta hace unas semanas, aboga por crear una República Islámica más amable, pero por supuesto apuesta por continuar con el sistema establecido. 

De hecho, en campaña se ha mostrado dispuesto a ser tolerante con las mujeres iranís que llevan el velo islámico “de forma incorrecta”, que actualmente son perseguidas y castigadas por la policía de la moral. Este cuerpo policial ha endurecido severamente las penas a estas mujeres desde el asesinato en 2022 de la joven Mahsa Aminí, muerta a manos de la policía de la moral en comisaría precisamente por llevar el ‘hiyab’ “mal puesto”.

Récord tras récord

Estas elecciones son una derrota para las esferas de poder en Teherán. En Irán, la participación electoral es vista por las autoridades como un sondeo sobre la popularidad del sistema de la República Islámica, y la tendencia es claramente negativa. 

En 2021, Ebrahim Raisí, el anterior presidente muerto este mayo en un accidente de helicóptero, fue elegido con una participación del 48% de los votos. Esta cifra supuso el récord negativo en participación en toda la historia iraní desde 1979, año de la revolución islámica en el país persa. 

En marzo de este 2024, antes del fallecimiento de Raisí, Irán celebró elecciones parlamentarias. Otro récord negativo: 41% de participación. En los comicios de este viernes, esta cifra se ha vuelto a romper, y la participación se ha quedado en el 40%. La oposición había pedido boicotear estas elecciones ante la grave crisis económica que atraviesa Irán y la enorme represión social que sufren los contrarios al régimen.

Y, a pesar de este boicot, el candidato favorito para ser el nuevo presidente iraní, Jalilí, no ha conseguido ganar en primera ronda. “Pensé que si no voto, entonces gente verdaderamente indeseable puede conseguir más poder aún, así que decidí ir y votar para Pezeshkian. No me parece un buen candidato ni le tengo demasiado aprecio, pero dadas las circunstancias parece la mejor opción”, ha dicho un joven iraní, Amir, a la televisión qatarí ‘Al Jazeera’.

Batalla final

Ahora, Jalilí y Pezeshkian tendrán una semana más para convencer a los votantes, algo casi inaudito en Irán: esta será la segunda vez —la primera y única fue en 2005— que el país persa va a una segunda vuelta en unos comicios presidenciales. 

Pezeshkian, cirujano de profesión de 69 años y antiguo ministro de Sanidad en el gobierno moderado Mohammad Jatamí —presidente iraní entre 1997 y 2005—, tiene la tarea ahora de convencer a la abstención de votar en esta segunda vuelta. Una alza en la participación beneficiaría a este candidato frente a su rival ultraconservador, cuyo votante es fiel en las urnas. 

Jalilí, de 58 años, es el representante personal del ayatolá Jameneí ante el Consejo Supremo de Seguridad Nacional (CSSN) de Irán, y lideró durante parte de la década anterior el programa nuclear iraní. Así, Jalilí representa una versión continuista a lo que representaba el fallecido Ebrahim Raisí, sobre todo en materia económica y social y de derechos para las mujeres

Pese a todo, Irán no cambiará de rumbo tras estas elecciones: la figura del presidente iraní es puramente ejecutiva, y carece de poder político real, que reside plenamente en la figura del líder supremo y en la Guardia Revolucionaria, el cuerpo de élite político-económico-militar de la República Islámica. 

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