Elecciones EEUU 2024

Kamala Harris pone a la defensiva a un irritado Donald Trump en un debate feroz

La vicepresidenta demócrata consigue provocar al republicano con ataques políticos y personales en un encuentro que reafirma la polarización y los contrastes

Idoya Noain

Hace 75 días, en un plató de Atlanta, la candidatura de Joe Biden a la reelección como presidente de Estados Unidos implosionó en un debate televisado con Donald Trump. Este martes, en otro debate en Fildelfia, ya con Kamala Harris como rival demócrata del republicano para las elecciones del 5 de noviembre, ha quedado claro cómo y cuánto ha cambiado la carrera hacia la Casa Blanca, ahora una lucha ajustadísima y a cara de perro.

En el Centro Nacional de la Constitución, en un debate organizado y retransmitido por la cadena ABC, han saltado las chispas entre los dos candidatos. La vicepresidenta, de 59 años, ha puesto a la defensiva e irritado a Trump, de 78, de una manera en la que no fue capaz el octogenario Biden. Y han sido algo más de los 90 minutos anunciados llenos de energía, enfrentamiento, contraste y tensión.

Está por ver cómo o cuánto cambia la carrera, especialmente en los estados bisagra decisivos, y si lo visto y oído mueve a un lado o a otro a los votantes indecisos, que por ahora parecen tener en sus manos decidir el ganador. Pero el debate ha expuesto dos visiones totalmente contrapuestas de EEUU, y de dos candidatos en polos también opuestos, posiblemente la mejor representación de un país polarizado al extremo y con dos opciones de candidatos en las antípodas

Picar el anzuelo

Harris ha atacado a Trump por todo: desde por sus posturas sobre el aborto, los inmigrantes, la economía o la política exterior hasta por sus ataques a la democracia. Y sin duda ha aplicado la lección que le había dado Hillary Clinton: no picar el anzuelo del republicano sino lanzárselo (“puede ser provocado”, había dicho la mujer que se enfrentó a él en 2016).  

La antigua fiscal ha conseguido meterse bajo la piel del expresidente y hacerle saltar repetidamente, golpeando en su ego y provocando que mostrara su rostro más agresivo. Era precisamente lo que buscaba la campaña de la demócrata y lo que quería evitar la del republicano.

Los espectadores han podido ver a un Trump agresivo, enfadado y desatado que conocen de otras ocasiones. Ni una vez ha mirado a Harris, mientras ella mantenía la mirada a menudo al hablarle y al escucharle (y también sonrisas y gestos burlones que igualmente se han visto en el rostro del republicano).

Luego, en cualquier caso, y en un paso extremadamente inusual, el propio Trump se ha acercado al 'spin room' en la sala de prensa, en el cercano centro de convenciones, un espacio donde son normalmente aliados de los candidatos los que tratan de definir lo que se ha visto y de inclinar el análisis a su favor. Ha asegurado que ha sido su mejor actuación en un debate (y lleva siete presidenciales) y que Harris "ha perdido de mala manera". Y aunque ha interpretado la petición que han realizado los demócratas de celebrar un segundo debate como una señal de desesperación de Harris, su mera presencia ante los periodistas apunta a que en su equipo hay preocupación por su actuación y el impacto que pueda tener.

Presentación

Para Harris el debate era el primero presidencial y era especialmente importante para ella definirse y presentar su propuesta ante la nación, que pese a haberla tenido tres años y medio como vicepresidenta aún dice no conocerla con claridad. 

Presentarse es lo que ha hecho, incluso literalmente, al entrar en el escenario, acercarse a Trump (era su primer encuentro en persona) y estrecharle la mano diciendo: “Kamala Harris”. Y a partir de ese momento ha empezado una intervención estudiada, sin duda, pero también adaptada al momento y al rival, y que debería enterrar las dudas de quienes la consideran demasiado cautelosa o pegada únicamente a guiones prestablecidos.

Trump ha sido, frente a ella, el mismo que se conoce desde que hace nueve años entró en la vida política de Estados Unidos para revolucionarla. Y en sus intervenciones, plagadas de habituales exageraciones y falsedades, ha vuelto a describir una nación en supuesto declive y que “está muriendo”, a atacar a los inmigrantes (incluso etendiendo un rumor propagado desde Ohio y desmentido por las autoridades que acusa a haitianos de estar comiéndose mascotas) y a describir a Harris como una “extremista” radical y "marxista".

Trump también ha insistido en su “gran mentira” del inexistente fraude electoral en las elecciones de 2020 que perdió frente a Biden y, como también hiciera hace cuatro años, no ha garantizado expresamente que aceptará los resultados de este año si no le son favorables. “No reconozco que perdí”, ha llegado a decir.

Trump ha intentado repetidamente identificar a Harris con Biden pero la vicepresidenta ha navegado la compleja tarea de defender al mandatario y a la vez distanciarse de él. “Claramente no soy Joe Biden”, ha declarado en un momento dado. “No se presenta contra Joe Biden, se presenta contra mí”, le ha dicho también directamente a Trump.

Como viene haciendo desde que es la candidata demócrata, se ha presentado como la opción para “un nuevo camino adelante”. “Lo importante es avanzar, pasar página de esta retórica”, ha dicho acusando a Trump de una política de caos y división. “Los estadounidenses están cansados del mismo manual agotado. No vamos a volver atrás”.

Momentos intensos

En los temas de fondo políticos, pocos han ocupado un lugar más destacado que el aborto o la inmigración. Al segundo ha vuelto Trump en numerosas ocasiones, ante preguntas que abordaban la cuestión y ante otras que no. Y ahí ha renovado sus acusaciones exageradas que hablan de "invasión", vinculan a migrantes al crimen o sugieren que los demócratas les dejan entrar para que voten (el voto de inmigrantes sin papeles en EEUU es ilegal).

Harris, mientras, ha logrado articular una firme defensa del aborto y los derechos reproductivos y atribuir a Trump los vetos que más de 20 estados han impuesto después de que el Supremo le derogara la protección constitucional , una cuestión central en estas elecciones para movilizar a votantes, y en la que Biden tenía un discurso mucho más confuso. Trump, por su parte, no ha confirmado si firmaría un veto nacional si lo aprobra el congreso. Y hasta los moderadores de ABC le han corregido tras una de sus declaraciones falsas con las que trataba de acusar a Harris y los demócratas de radicales: “no hay estado en ese país donde sea legal matar a un niño cuando ha nacido”, le ha dicho la periodista Linsey Davis.

Pulsa para ver más contenido para ti

Tampoco ha dicho Trump en ningún momento, y aunque se le ha preguntado más de una vez, si quiere que Ucrania gane la guerra contra Rusia, uno de los temas de política exterior que se han tocado en el debate.

Pulsa para ver más contenido para ti