Reino Unido

Starmer promete reformar el servicio de salud británico tras la gestión "imperdonable" del Partido Conservador

El primer ministro ha anunciado un plan para la próxima década tras la publicación de un informe que apunta a que la situación crítica de la sanidad ha provocado 14.000 muertes al año

El primer ministro británico, Keir Starmer, este jueves en Londres.

El primer ministro británico, Keir Starmer, este jueves en Londres. / ISABEL INFANTES / AP

Lucas Font

Lucas Font

El primer ministro británico, Keir Starmer, se ha comprometido este jueves a reformar el Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés) tras años de políticas de austeridad y de malas decisiones por parte de los anteriores gobiernos conservadores. Un plan que pretende implementar en los próximos 10 años y que incluye medidas para aliviar la enorme carga de trabajo de los profesionales sanitarios y reducir las largas listas de espera. El anuncio de Starmer se ha producido horas después de la publicación de un informe que apunta a que la situación crítica de la sanidad pública ha provocado 14.000 muertes al año y ha frenado los diagnósticos de enfermedades como el cáncer. "Es algo imperdonable, la gente tiene derecho a estar enfadada", ha asegurado Starmer. 

El informe, comandado por Ara Darzi, exministro de Sanidad en el Gobierno de Gordon Brown y actual miembro independiente de la Cámara de los Lores, atribuye la delicada situación en el NHS a tres factores principales: las políticas de austeridad implementadas por el Gobierno conservador de David Cameron, la reforma integral del servicio de salud impulsada por el ministro de Cameron Andrew Lansley y la pandemia del covid 19. Unas conclusiones que Starmer ha aprovechado para cargar con dureza contra el Partido Conservador. "La década de 2010 fue una década perdida para el NHS. Una década en la que los conservadores dejaron el servicio incapacitado y sin la preparación necesaria para enfrentar los retos del futuro", ha asegurado. 

Digitalización y prevención

El primer ministro ha reconocido que la situación de la sanidad pública no es sostenible en el largo plazo –con una población cada vez más envejecida– y ha prometido reformas para mejorar la productividad de los trabajadores. Una productividad que, según el informe, se ha visto reducida en los últimos años a pesar del aumento de las contrataciones de personal. El Gobierno prevé aprovechar al máximo los recursos disponibles con la digitalización del servicio y con el desvío de los servicios de cuidados a centros comunitarios para liberar camas en los hospitales. Otra de las prioridades está en la prevención, especialmente entre los más jóvenes, con medidas como la prohibición de la publicidad de bebidas y alimentos poco saludables en horario infantil.

El Gobierno laborista es consciente de la necesidad de lanzar un mensaje de firmeza y responsabilidad ante una ciudadanía que sitúa la mejora de la sanidad pública como una de sus principales prioridades. Según una encuesta del centro de pensamiento More in Common, la reducción de las listas de espera será el principal asunto que los electores tendrán en cuenta a la hora de juzgar el desempeño del Gobierno en las próximas elecciones, a pesar de que muchos de ellos se muestran pesimistas ante la posibilidad de que el problema se resuelva en el corto plazo. El propio Starmer ha planteado su plan de reformas como un proyecto a largo plazo, dando por hecho que necesitará un segundo mandato para completarlo. 

Gasto público

El principal reto del primer ministro será mejorar el NHS sin subir los impuestos a las clases medias y trabajadoras. El Gobierno ya ha anunciado recortes de gasto público y medidas "dolorosas" en el próximo presupuesto, previsto para octubre, y el margen de maniobra es escaso. "Las reformas no significan inyectar más dinero. Incluso en las circunstancias económicas más difíciles, un Gobierno laborista siempre hará las inversiones necesarias, pero debemos arreglar las cañerías antes de abrir los grifos. No habrá más dinero sin reformas", ha asegurado Starmer, quien ha recalcado que las clases trabajadoras no se pueden permitir nuevas subidas de impuestos. El primer ministro ha fijado sus objetivos, pero al igual que en otros muchos ámbitos, todavía le queda mucho camino por delante antes de materializarlos.