Elecciones EEUU 2024

Trump dijo que los haitianos se comen a los gatos en Ohio; las amenazas de bomba no tardaron en llegar

Trump asegura que su plan de deportación comenzará en Springfield con destino a Venezuela

Ricardo Mir de Francia

No era más que un cotilleo de tercera mano publicado inicialmente en un grupo privado de Facebook. Pero bastaron unos días para que se hiciera viral, fuera apadrinado por la campaña de Donald Trump y acabara colándose en los hogares de los 67 millones de estadounidenses que siguieron la semana pasada por televisión su debate contra la demócrata Kamala Harris. “En Springfield se están comiendo a los perros”, dijo entonces el candidato republicano a la Casa Blanca. “La gente que llegó se come a los gatos. Se están comiendo las mascotas de la gente que vive allí y eso es lo que está pasando en nuestro país”. La afirmación fue inmediatamente desmentida por los moderadores del debate, pero el daño estaba hecho. El acoso, la intimidación y las amenazas de bomba se suceden desde entonces sobre Springfield (Ohio) y su nutrida comunidad de inmigrantes haitianos.

Varios colegios de la localidad tuvieron que ser evacuados un día después del debate tras recibir amenazas de bomba. Al igual que el Ayuntamiento y las oficinas de matriculación de vehículos. Dos institutos operan desde entonces de manera remota ante el temor de los padres a mandar a sus hijos a la escuela. Y la municipalidad optó por cancelar un festival de dos días dedicado a celebrar la cultura y la diversidad local “por motivos de seguridad”. La comunidad haitiana, particularmente, está asustada. A algunos les han reventado las lunas del coche. Los insultos y el acoso están a la orden del día, según ‘The Haitian Times’, un medio comunitario que también ha recibido amenazas.

“Todo esto induce el pánico, el miedo y devora los recursos locales”, dijo esta semana el alcalde republicano de esta ciudad de unos 80.000 habitantes, Rob Rue. “Estamos viviendo los peligros de la desinformación y las historias inventadas. Le hemos dicho a aquellos que están hablando del tema en el ámbito nacional que estas cosas no son ciertas”. Las autoridades locales, de hecho, habían desmentido el bulo días antes de que Trump lo hiciera suyo. Concretamente al responder a una pregunta planteada en el pleno municipal por un miembro de la campaña de J.D. Vance, el candidato republicano a la vicepresidencia, según ‘The Wall Street Journal’.

Promesa de deportaciones masivas

Pero ni Vance ni Trump dejaron de hablar del tema. Ni siquiera después de que el estado de Ohio se viera obligado a enviar a la guardia nacional para garantizar la seguridad. Días después del debate, el magnate prometió llevar a cabo “deportaciones multitudinarias” en Springfield tras acusar a sus inmigrantes haitianos de “destruir” la ciudad. Y su lugarteniente dio a entender que está justificado utilizar bulos falsos si sirven para llamar la atención sobre un ‘problema real’. “Si tengo que crear historias para que los medios presten atención al sufrimiento del pueblo estadounidense, eso es lo que voy a hacer”, le dijo Vance a la CNN

Lo cierto es que, bien tergiversado, Springfield es un caramelo para la narrativa visceral que abandera contra los inmigrantes la campaña de Trump. Ciudad prospera durante buena parte del siglo XX, se fue despoblando a partir de los años 80, a medida que su industria se deslocalizaba y cerraban las fábricas. Pero todo cambio en los últimos años, con el desembarco de nuevas empresas de automoción, paquetería y logística. El empleo abundante y el bajo coste de vida ha atraído en los últimos cuatro años a unos 15.000 haitianos, según el gobernador de Ohio, la mayoría de ellos con residencia legal en el país. En un abrir y cerrar de ojos la población creció más de un 20%.

Accidente fatídico

La economía local despegó y la aportación de los recién llegados  fue celebrada por el tejido empresarial de Springfield. Hasta que todo empezó a torcerse el año pasado, cuando un conductor haitiano sin carné de conducir homologado chocó contra un autobús escolar. Un niño de 11 años pereció en el siniestro. El incidente puso a la ciudad en el radar del universo ultraconservador. En los plenos municipales empezó a aparecer gente clamando contra la “invasión” de “criminales” y “violadores” foráneos. Grupos de neonazis comenzaron a marchar por el pueblo y a martillear en sus foros sobre la situación en Springfield. Los retos que había planteado la llegada de miles de haitianos para colegios, hospitales o el tráfico urbano de la ciudad pasaron a convertirse para algunos en un problema existencial de primer orden.

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Y fue con ese caldo en el fuego, cuando la empleada de una ferretería de 35 años colgó en un grupo vecinal de Facebook que “mi vecina me ha informado de que la amiga de una de sus hijas perdió a su gato”, comenzaba e post. “Un día, al volver del trabajo, miró en casa de su vecina, donde viven haitianos, y se encontró a su gato colgando de una rama. Lo estaban despellejando para comérselo”. Desde entonces, Erika Lee ha desmentido su propia historia. En una entrevista a News Guard reconoció que ni era la dueña del gato ni la conocía. "No creo que yo fuera la fuente más fiable", dijo arrepentida por lo sucedido. La gata, de hecho, se llamaba Miss Sassy y apareció sana y salva en el sótano de su dueña días después de haberse perdido, según el 'Journal'.

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