Extremismo en Alemania

Una convulsa sesión constitutiva del Parlamento de Turingia evidencia los límites de la gobernabilidad bajo el dominio ultra

El lider de AfD en Turingia, Björn Höcke, durante la sesión constitutiva del Parlamento de Turingia. / MARTIN SCHUTT / AP

Gemma Casadevall

Interrupciones, victimismo ultra, desconocimiento deliberado de los procedimientos democráticos, tumultos y abandonos del hemiciclo: la sesión constituyente del Parlamento de Erfurt, la capital del 'land' de Turingia, evidenció los límites de la gobernabilidad a que se enfrenta el país, con la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) como fuerza dominante ya a escala regional.

"El electorado ha depositado en nosotros una tarea. Y nos corresponde trasladarla a su próximo gobierno", afirmó Jürgen Treutler, de la AfD, a quien correspondió el discurso de apertura por ser el diputado de más edad, con 73 años. Treutler representa al distrito de Sonneberg, donde en 2023 la AfD logró su primera victoria a escala comarcal. Insistía en dar a su intervención tono de arenga partidaria, pese a que a la presidencia de edad se le atribuye neutralidad.

A las protestas del resto de los partidos respondía con nuevas interrupciones, hasta seis en unas cinco horas, para acabar reclamando la conservadora CDU la intervención del Tribunal Constitucional y darse por suspendida la sesión hasta el sábado. En los accesos del Parlamento, un grupo de manifestantes anti-AfD seguía entre carcajadas la sesión, que transmitía un canal regional, bajo la mirada divertida de algún agente del cordón policial.

Para la ultraderecha, el muro de contención es, en palabras de Treutler, un "desprecio al voto del pueblo". La derecha radical obtuvo en los comicios del 1 de septiembre un 32,8%, liderada por el extremista, Björn Höcke. Logró por primera vez la posición de fuerza más votada en unas regionales.

"Buscan el caos, no se ciñen a los protocolos de actuación previstos en democracia, sino que quieren convertir cada minuto en un show", lamentaba en una de las pausas el primer ministro en funciones, el izquierdista Bodo Ramelow. "De nuestro proceder en Turingia depende la operatividad democrática a escala nacional", comentó su aún ministro del Interior, el socialdemócrata Georg Meier. La AfD representa, entre la extrema derecha europea, su versión más radical, recordó Meier.

La sesión constitutiva reflejó hasta en lo físico la debilidad de los partidos establecidos. Höcke acaparó, como suele hacerlo, toda la atención mediática en cuanto entró en el hemiciclo, donde la AfD tiene 32 escaños del total de 88 de la Cámara. Los partidos de la coalición de Olaf Scholz ocupan apenas seis puestos. Corresponden a los diputados del Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller, ya que sus socios verdes y liberales quedaron fuera. Entre la AfD y la nueva izquierda prorrusa de Sahra Wagenknecht (BSW) suman 47 escaños. La BSW descarta una alianza con la AfD, pero ha dejado claro que no bloqueará sistemáticamente sus propuestas.

Los conservadores de la CDU, segunda fuerza tras la AfD, negocian con Wagenknecht una mayoría que deje fuera a la extrema derecha. Teóricamente, la CDU no puede recurrir a la Izquierda de Ramelow, ya que varias resoluciones del partido excluyen toda alianza con ese partido de raíces postcomunistas.

Crisis en el tablero parlamentario conocido

Las recientes elecciones regionales en el este alemán, en Turingia, Sajonia y Brandeburgo, han dado una patada al tablero político. El SPD de Olaf Scholz salvó la cara al defender su primera posición en Brandeburgo. Pero se ha precipitado la agonía de La Izquierda, los Verdes y los liberales del FDP.

La Izquierda conserva escaños en Turingia gracias a la popularidad de Ramelow, el único representante de ese partido que ha alcanzado el liderazgo de un gobierno de un 'land' alemán. En Sajonia, el izquierdismo clásico retuvo escaños por algunas victorias de distrito. Pero en Brandeburgo quedó apeado de la Cámara, lo que es la primera vez que le ocurre en el antiguo territorio germano-oriental. Su debilitamiento se debe al ímpetu del partido Wagenknecht, surgido como escisión de La Izquierda.

El FDP, el partido del ministro de Finanzas Christian Lindner, tuvo siempre sus problemas en el este, por identificársele como el partido de los intereses del ámbito económico o los sueldos altos y tener escaso arraigo en ese territorio. Ahora quedó a niveles residuales y se respira nerviosismo. Se habla de un posible abandono de la coalición de canciller Scholz, tal vez en noviembre, por los persistentes disensos en materia presupuestaria.

Los Verdes quedaron fuera tanto de Turingia como de Brandeburgo. Ha sido el primer partido en mostrar reacciones desde la cúpula. El miércoles anunciaron su dimisión sus dos copresidentes Ricarda Lang y Omir Nouripour. A esos anuncios ha seguido el adiós de los líderes de sus Juventudes, por desacuerdo con su ministro más destacado, el de Economía y Protección del Clima, Robert Habeck, quien aspira a ser el candidato verdes las generales previstas para 2025. Se le imputa haber perdido toda conexión con el voto joven, lo que fue una señal de identidad del ecopacifismo alemán.

Pulsa para ver más contenido para ti

La AfD es el nuevo reclutador del voto joven, con porcentajes que van del 32% al 35% entre los votantes menores de 24 años.

Pulsa para ver más contenido para ti