Tenía 77 años

Fallece el exgeneral del Ejército sandinista, Humberto Ortega, enfrentado desde hace años con su hermano y presidente de Nicaragua

El exministro de Defensa se encontraba cumpliendo una suerte de prisión domiciliaria tras criticar a Daniel Ortega

Muere Humberto Ortega, aislado por Gobierno de su hermano y declarado traidor en Nicaragua

Muere Humberto Ortega, aislado por Gobierno de su hermano y declarado traidor en Nicaragua / Mario Lopez

Abel Gilbert

Abel Gilbert

Humberto Ortega Saavedra, exgeneral del Ejército Sandinista después de la revolución de 1979, exministro de la Defensa y hermano del presidente de Nicaragua Daniel Ortega, de quien fue pertinaz crítico en los últimos años, ha fallecido este lunes en un hospital militar de Managua a los 77 años. Según informó la institución que manejó durante años, la muerte fue consecuencia de complicaciones cardíacas.

El deterioro de su salud se había visto agravado por la prisión domiciliaria de hecho que le habían impuesto su hermano y cuñada, Rosario Murillo, desde el 19 de mayo de 2024. El exmilitar se había atrevido a señalar el despropósito de su hermano de establecer un linaje en el poder, delegándolo en su momento a uno de sus hijos.

El historial de Humberto Ortega en el Frente Sandinista de Liberación (FSLN) es también la de su familia. Los padres simpatizaron con Augusto César Sandino. Camilo Ortega fue el tercero de los hermanos que participó de la insurgencia, pero falleció un año antes del triunfo. Huberto, por entonces, ya era un referente de la guerrilla. Había intentado asesinar de asesinato del dictador Anastasio Somoza. También participó de la fallida preparación de la fuga de la cárcel de su principal dirigente, Carlos Fonseca Amador. Fracasó en ambas acciones y como consecuencia de la segunda quedó imposibilitado para el combate guerrillero. Sin embargo, esos oropeles fueron suficientes para adquirir relevancia dentro de la estructura del FSLN al tomar el poder. El papel de Humberto Ortega al frente de la cartera de Defensa y el Ejército fue tan importante que acompañó la transición política tras la derrota del sandinismo en las elecciones de 1990 que ganó a su hermano Violeta Chamorro. Permaneció en el cargo cinco años.

Los caminos de los Ortega se fueron bifurcando lentamente, al punto de residir de manera parcial en Costa Rica y llamarse a silencio después de que Daniel recuperara la presidencia en 2007 e iniciara una vía cada vez más autocrática. Cada declaración suya era leída con lupa y suspicacia.

Aunque el exmilitar nunca enfrentó con virulencia al matrimonio presidencial, como lo hizo Dora María Téllez, otra líder histórica del FSLN, los nicaragüenses no se demoraron en comprender la magnitud de los desacuerdos que tenían entre ambos y que se fueron agravando al punto de que el 28 de mayo, el mandatario calificó a Humberto de haber cometido un acto de "traición a la patria" en 1992: la condecoración de un militar norteamericano en el marco de un acto institucional.

La ruptura

Cuando meses atrás consideró que era "muy difícil" una sucesión por vía familiar del actual jefe de Estado, especialmente por la ausencia de capital político de los presuntos herederos, entre ellos Laureano Ortega, Humberto no tardó en sentir la furia de su hermano, al principio de manera indirecta: las autoridades arrestaron a las personas que colaboraban con él y le decomisaron su ordenador y teléfonos.

Tras conocerse la noticia del deceso, el Gobierno simuló olvidar los enconos y recordó el "aporte estratégico" del difunto desde "su adolescencia" así como "su valentía en acciones militares revolucionarias" que inmovilizaron "la parte superior de su cuerpo". También se reconocieron " sus escritos, plataformas, teorías insurreccionales e históricas, que recopilaron y expusieron de forma brillante las epopeyas del heroico pueblo nicaragüense". Se alabaron a su vez su "capacidad, audacia y empeño en reconocer en la historia revolucionaria y antimperialista del pueblo nicaragüense, méritos incomparables y personalidades valerosas y humildes, que destacaron por su arrojo, bravura y consecuencia".

Las acciones y opiniones de Humberto Ortega posteriores a 1990 no merecieron ningún tipo de exaltación necrológica.

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