Elecciones EEUU 2024

Vance y Walz crean en su debate un espejismo de civismo en la campaña de EEUU

El republicano, efectivo, viste con piel de cordero su agenda ultraconservadora y a Trump y el demócrata se recupera de un arranque ansioso con intervenciones sobre aborto y el intento de pucherazo en 2020

JD Vance (i) estrecha la mano de Tim Walz (d) antes del debate entre candidatos a vicepresidente de los EEUU. / EFE/EPA/SARAH YENESEL

Idoya Noain

Durante 90 minutos, Estados Unidos ha recordado este martes lo que fue y podría volver ser la política, al menos en sus formas. Los candidatos a vicepresidente en Estados Unidos, el demócrata Tim Walz y el republicano J.D. Vance, han mantenido ante las cámaras de CBS un debate donde se ha hablado y discutido de forma sustantiva de propuestas políticas, se ha mantenido el civismo pese a la tensión y se han aparcado los ataques personales.

Posiblemente ese paréntesis no cambie nada en la ajustada carrera electoral que libran por la Casa Blanca Kamala Harris y Donald Trump. Casi con toda certeza se trata de un espejismo de cordialidad en una campaña llena de ataques, el territorio ahora común en un país cada vez más polarizado. Y numerosos asuntos abordados en el debate, especialmente la negativa al final de Vance de reconocer que Trump perdió las elecciones de 2020 y su versión falseada sin sonrojo de que el expresidente republicano “traspasó pacíficamente el poder”, recuerdan la trascendental decisión que enfrentan los estadounidenses en las urnas, especialmente dado que Trump sigue sembrando dudas sobre la integridad de las elecciones y sin confirmar si aceptará una derrota el 5 de noviembre .

Vance, efectivo

Vance es un orador extremadamente preparado y capaz y, como se ha podido ver, disfruta en los debates. Este martes volvía a exponer su formación en Yale, la experiencia que acumuló cuando estuvo en los Marines y se encargó de comunicación o cómo ha estado curtiéndose desde que Trump lo escogió como número 2 con entrevistas en medios no siempre afines y abriendo el final de sus actos de campaña a preguntas de los medios.

Con todo eso ha llegado hasta el estudio de CBS en Nueva York, del que ha dejado fuera su discurso más agresivo y el papel de perro de presa que ha estado desempeñando en la carrera, aunque no ha cejado en el ataque constante a Kamala Harris. Lo ha hecho especialmente en los dos temas concretos que más daño pueden hacer a la demócrata, la inmigración y el alto coste de la vida, y en uno de fondo: minar la idea de que representa cambio cuando lleva más de tres años y medio en el gobierno con Joe Biden.

Puede que con su tono calmado, con sus apelaciones a su historia personal y con los gestos empáticos incluso haya reducido entre algunos la visión desfavorable que predomina de él (11 puntos por encima de la favorable según un agregado de FiveThirtyEight). Quizá hasta haya ganado a algún moderado, algo que Trump difícilmente consiguió en su debate con Harris, estallando en la irritación y perdido en sus agravios. 

Si Vance lo consigue será, en parte, porque ha puesto una piel de cordero en muchas de las posiciones más radicales y ultraconservadoras que mantiene en cuestiones como el aborto (ha mentido directamente sobre no haber apoyado un veto nacional) o el control de armas. Y también ha hecho un revisionismo en color de rosa pero escasamente o nada ajustado a la realidad de lo que fue la presidencia del republicano y de sus propuestas y posiciones, ya sea en cambio climático, en su intento frustrado tumbar la reforma sanitaria de Barack Obama o en el final de mandato que acabó con el asalto al Capitolio.

Walz, arranque con nervios

Frente a él, Walz, gobernador de Minnesota, a sus 60 años 20 mayor que Vance, ha salido al debate exponiendo el nerviosismo que ya había adelantado que le provocaba la cita. Aunque es un hombre conocido por su estilo campechano y cercano, titubeaba en sus primeras intervenciones y se ha mostrado incómodo

La ansiedad se palpaba en un discurso acelerado y le ha llevado dos veces a confundir Israel e Irán al hablar, en la primera pregunta del debate, sobre la gran crisis que se agudiza en Oriente Medio (ha sido el único tema de política exterior propiamente dicho que se ha tratado en un debate en el que ni se han mencionado Rusia y Ucrania). Más adelante otro error le ha llevado a decir que ha trabado "amistad con autores de tiroteos", y aunque era aparente que quería decir con víctimas, ha dado material de ataque a los republicanos.

Walz también llegaba al debate lastrado por una información que ha expuesto que ha falseado su presencia en China durante las protestas en Tiannamen. Es el último episodio que ha hecho que se cuestione su autenticidad tras otras declaraciones en las que agrandó su historial militar y no fue claro sobre qué tratamiento de fecundación artificial usaron él y su esposa para tener hijos. Y aunque Vance no ha hecho sangre con eso, las moderadoras le han preguntado al respecto y el demócrata no ha contestado directamente sino con una justificación: "Soy un bruto a veces, hablo mucho y me dejo llevar por la retórica” (un argumento similar ha usado luego Vance para justificar haber criticado en el pasado a Trump, llegando a alertar de que podría ser "el Hitler" de EEUU. "Cuando cometes un error, cuando te expresas mal, cuando te equivocas y cambias de opinión, debes ser honesto", ha dicho el republicano).

Aborto y democracia

Walz, en cualquier caso, ha explotado los puntos fuertes que representa para la candidatura de Harris, que lo escogió en buena parte pensando en su capacidad de atraer a votantes de clase media y trabajadora. Ha tirado de sus raíces en el Medio Oeste y de su imagen de político cercano (hasta 31 veces ha mencionado Minnesota). Del mismo modo en que Vance no ha quitado el foco de Harris, él no lo ha hecho de Trump. Y ha ido ganando en soltura y firmeza en la recta final.

Se ha mostrado especialmente cómodo y efectivo al hablar de armas (revelando que su hijo fue testigo de un tiroteo en un centro recreativo) y afeando a Vance que toda la respuesta que ha propuesto sea reforzar las escuelas. Y uno de sus momentos más destacados ha sido al abordar la cuestión del aborto, vinculando de nuevo a Vance y a Trump con la reaccionaria agenda del Proyecto 2025. Como hace Harris en campaña, Walz ha usado casos concretos de mujeres que se están viendo afectadas por los vetos y draconianas leyes restrictivas de estados conservadores , incluyendo una que murió en Georgia. “¿Cómo podemos como nación decir que tu vida y derechos tan básicos como el derecho a controlar tu propio cuerpo los determina la geografía?”, ha planteado.

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Su mayor logro puede haber sido la exposición de Vance en el cruce final sobre la democracia y sobre lo que hizo Trump en 2020. Le ha planteado directamente la pregunta de si cree que el ahora candidato perdió hace cuatro años a lo que el republicano ha replicado diciendo que quiere “centrarse en el futuro” y acusando a Kamala Harris de censura. Y Walz entonces ha aprovechado para recordar que Mike Pence decidió certificar las elecciones (algo que Vance ha dicho alguna vez que él no habría hecho). “¿Dónde está el cortafuegos con Donald Trump, dónde está el límite si sabe que puede hacer lo que quiera, incluso manipular una elección, y su vicepresidente no se va a oponer?”, ha dejado como pregunta el demócrata.

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