GUERRA EN EUROPA
La lenta contraofensiva ucraniana y el ejemplo de la batalla de Caen en la II Guerra Mundial
Los avances son inapreciables, mientras Ucrania denuncia el movimiento de 100.000 soldados rusos para tomar un eje ferroviario
Donetsk (Ucrania), 13/07/2023.- Un soldado ucraniano de la 24 Brigada Mecanizada Separada junto a un 2S1 Gvozdika obús autopropulsado. / OLEG PETRASYUK / EFE
Mario Saavedra
¿Se mueve algo en el frente en Ucrania? ¿Por qué no hay avances significativos? Las líneas en los mapas de la guerra prácticamente no se desplazan. Rusia se esconde en el Donbás y en el sur del país tras una suerte de “línea Maginot” a la espera de la contraofensiva ucraniana: fortalezas, trincheras, minas y posiciones de artillería que recuerdan al histórico trazado defensivo construido tras la I Guerra Mundial entre Francia y Alemania.
“Ucrania progresa en la contraofensiva al ritmo que les permite su objetivo de minimizar la pérdida de vidas, en lugar de lanzar soldados en masa contra enclaves defensivos y fuegos cruzados de apoyo. La falta de una capacidad de fuego aire-tierra sostenida y en profundidad significa que no pueden atacar como haría el Ejército de Estados Unidos”, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del Grupo Prensa Ibérica, Michael Hennessy, profesor de Estudios de Guerra del Real Colegio Militar de Canadá. “Así que la única opción que les queda es avanzar a un ritmo lento, como en la operación de rotura de las defensas alemanas de Caen en la II Guerra Mundial”.
Las fuerzas de los Aliados trataron de tomar aquella ciudad francesa tras desembarcar con éxito en Normandía en junio de 1944. Era una ciudad clave porque era nudo de comunicaciones y permitía alcanzar las orillas del río Sena para avanzar, luego, hacia la toma de París.
Pero el ejército del Tercer Reich alemán había tendido una red defensiva dura en Caen. Líneas de morteros y artillería de campo, pero sobre todo fuerzas acorazadas: el grueso de sus tanques Panzer en Normandía estaban allí, además de unos 100.000 soldados comandados por uno de los mejores estrategas de guerra alemanes, el general Erwin Rommel. Así que la única opción de las tropas asaltantes fue la de lanzar una serie de ataques lentos, de desgaste, para ir penetrando en las líneas de defensa, explica Hennessy. Cercaron la ciudad, e intentaron cuatro operaciones consecutivas de asalto (primero rodearla, luego un ataque frontal para penetrar en ella). Finalmente consiguieron tomar el enclave, con un coste de casi 4.000 bajas. En ese sentido pueden ir los ataques ucranianos: una serie de golpes de cuchillo que consigan romper el atrincheramiento ruso como entonces se hizo con el alemán en alguna ciudad clave.
Normandía (Francia) 6 de julio de 1944.- Tropas de asalto de Estados Unidos del 16 Regimiento de Infantería, tras asaltar la playa de Omaha en el desembarco de Normandía, que precedió a la toma de la ciudad de Caen. / REUTERS
Incapacidad de ataques combinados
Cuando se empezó a hablar de la contraofensiva ucraniana, hace unos meses y tras la llegada del nuevo material OTAN al país (tanques modernos y misiles de largo alcance), en el imaginario colectivo se visualizó algo parecido al contraataque de Járkov de septiembre del año pasado. Entonces, en cuatro días, los ucranianos recuperaron 2.500 kilómetros de su territorio, y un menos de un mes después habían obligado a batirse en retirada a los invasores rusos que martirizaban con artillería la segunda ciudad del país.
Pero esta contraofensiva de 2023 lleva casi un mes en marcha, y los avances son magros. Ha puesto a la defensiva a Rusia en los alrededores de Bajmut (una ciudad totalmente destrozada donde ya casi no queda gente y no hay más que edificios en ruinas) y en dos zonas del frente al sur de Donetsk y al oeste de Zaporiyia.
¿Va muy lenta la contraofensiva? “No, era lo esperado. Ucrania es incapaz de operar a nivel de batallón (unidad táctica compuesta por unos mil soldados) y menos aún de brigada (3.000 a 7.000) en una guerra de armas combinadas, como venimos denunciando desde hace meses”, opina Christian Villanueva, director de la Revista Ejércitos.
Las operaciones de armas combinadas son aquellas en las que todas las unidades y cada tipo de unidad actúan en perfecta coordinación para conseguir efectos muchísimo mayores de lo que lograrían por separado, en contraste con ataques individuales de tanques, vehículos de combate de infantería, drones o artillería. “Los ucranianos simplemente no saben todavía cómo hacer estos ataques combinados, ni tienen todos los medios para llevarlos a cabo con garantías”, añade Villanueva. “En ese escenario, después del revés de los primeros días, lo que les toca es recurrir a la artillería y a tácticas secuenciales que apenas mueven la línea de frente, pero que van erosionando a Rusia”.
Todo, con la esperanza de llegar a un punto en el que los rusos estén tan débiles que o bien colapsen, o bien sean posibles las operaciones de armas combinadas, porque el nivel de resistencia sea mucho menor que el actual, apunta.
Movimientos sospechosos de tropas rusas
En los últimos días han pasado casi inadvertidas unas declaraciones del portavoz del Grupo Este de las Fuerzas Armadas ucranianas, Serhiy Cherevaty. Según el militar, el ejército ruso acumula más de 100.000 soldados y un gran volumen de armamento en la zona del frente del Donbás que va de la ciudad de Limán a Kupiansk. El objetivo sería tomar esta última ciudad de la región de Járkov, porque allí se intersectan una veintena de rutas ferroviarias que la conectan tanto con Rusia como con el resto de Ucrania, según información del medio ucraniano Censor.net adelantada en español por EFE. “En la zona Limán-Kupiansk, el enemigo ha concentrado un grupo muy poderoso: más de 100.000 tropas, unos 900 tanques, 555 sistemas de artillería, 370 lanzacohetes”, dijo Cherevati. “Rusia ha desplegado en la zona sus mejores unidades de infantería motorizada”.
El propio jefe de las fuerzas terrestres ucranianas, Oleksandr Sirski, ha dicho también esta semana que Rusia está llevando a cabo operaciones ofensivas en los alrededores de Kupiansk con el objetivo de hacerse con el territorio que controla el ejército ucraniano.
Los analistas consultados dudan de las cifras dadas por Ucrania, en cuanto al número de soldados y, especialmente, de tanques rusos. Pero recuerdan que Rusia sigue teniendo capacidad de movilización de tropas. “Rusia nunca es tan débil como parece, y podría reunir fuerzas que amenacen las operaciones ucranianas”, concluye Hennessy. “Pero tendría sentido para ellos desplegar fuerzas para reducir las habilidades ucranianas de concentrar sus fuerzas en otros puntos”. El final del juego, el endgame, recuerdan, es que el coste/beneficio para Rusia de mantener la ofensiva lleve a Moscú a la mesa de negociaciones. Algo que puede ocurrir dentro de mucho, mucho tiempo.
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