Guerra comercial

China responde a EEUU con nuevas restricciones comerciales

Pekín limita la venta al exterior de metales para alimentar la industria de los chips

El presidente de la República Popular China, Xi Jinping, durante su intervención en la celebración del 75º aniversario de la fundación de la República Popular China. / Embajada China en España

Adrián Foncillas

China y Estados Unidos abrillantan sus cañones cuando apenas faltan dos meses para que Donald Trump regrese a la Casa Blanca. Pekín ha respondido hoy en esta batalla con la restricción a la venta de los metales que alimentan la industria de los semiconductores y de los que disfruta de un cuasi-monopolio global. “Para proteger la seguridad nacional y cumplir con obligaciones internacionales como la no-proliferación”, ha justificado. Desde los primeros tambores de la guerra comercial, en el segundo año de Donald Trump, esos metales han sido señalados como una de las armas más poderosas chinas. Dejó dicho hace ya cuatro décadas Deng Xiaoping, el visionario arquitecto de las reformas, que Oriente Medio contaba con petróleo y China, con metales raros. Los hay en buena parte del mundo a pesar de su nombre; es su arduo procesado lo que hizo de China su principal y casi único productor.

Esta semana tanto China como EEUU han aludido a sus habituales inquietudes por su seguridad nacional para intercambiar restricciones a sus exportaciones por el procedimiento ya conocido: primero golpea Washington y responde Pekín con lo mínimo para no ser percibida como acobardada por su pueblo, la Casa Blanca y el resto del mundo.

Joe Biden aprobó el lunes la tercera ronda de controles sobre China de su mandato. Su Departamento de Comercio cerró el grifo de su tecnología a 140 empresas chinas, entre ellas algunas tan renombradas como Piotech o Naura, y también prohibió la exportación de dos docenas de maquinarias y herramientas para la fabricación de semiconductores.

El objetivo es embarrar el desarrollo chino de las armas de combate de nueva generación y del sector de la inteligencia artificial que, en su opinión, amenazan la seguridad propia y la de los aliados. La secretaria de Comercio, Gina Raimondo, publicitó los controles como los “más poderosos nunca aprobados por Estados Unidos para degradar la capacidad de China de fabricar los más avanzados chips que usa para su modernización militar”.

A la medida le siguió el previsible coro condenatorio de Pekín. La calificó de “abuso” e “importante amenaza” a la estabilidad de las cadenas de suministro global. “Estados Unidos pregona una cosa y hace la contraria, amplía en exceso el concepto de seguridad nacional, abusa de los controles a la exportación y ejecuta un matonismo unilateral”, añadía ayer el Ministerio de Comercio.

Del galio al germanio

Y Pekín ha respondido con los metales que alimentan la industria de los chips. Sin esos metales raros podría hundirse, al menos en el plano teórico, buena parte de la industria tecnológica estadounidense. Pekín ha prohibido hoy las exportaciones de galio, del que cuenta con un 94% de la producción mundial, y con el que se fabrican LEDs o paneles fotovoltaicos. También germanio, que concentra en un 83%, y necesario para la fibra óptica. La lista concluye con antimonio y grafito. China ya impuso el pasado año la obligación a sus compradores de que detallen qué finalidad les darán. Ocurre que son necesarias restricciones mucho más potentes para herir a la industria estadounidense.

Pulsa para ver más contenido para ti

 “La prohibición es irrelevante porque Estados Unidos tiene por ahora muchísimas reservas. Eso lo sabe China, solo es una medida de cara al público. Pero esta dinámica va a seguir, ahora sólo tenemos que saber si lo que está haciendo Biden contenta a Trump”, señala Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia Pacífico de Natixis. Serán necesarios unos meses más para saber si China responde esta vez a una guerra arancelaria abierta con efectos devastadores para todos los implicados o seguirá pisando el freno. Su estrategia, por ahora, se concentra en la autosuficiencia tecnológica. Pekín recomendó a su industria, apenas unas horas después de las últimas restricciones de Washington, que usara chips patrios porque los estadounidenses ya no son fiables ni seguros.

Pulsa para ver más contenido para ti