Andalucía-Reino Unido: una relación pendiente del pacto

Consecuencias. Un año después del referéndum la relación comercial continúa, y no empeora a pesar de la depreciación de la libra

23 jun 2017 / 07:20 h - Actualizado: 23 jun 2017 / 07:20 h.
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Calcular los efectos de la salida del Reino Unido de la Unión Europea no es tarea fácil. La incertidumbre sobre el proceso, sobre todo después del fracaso de Theresa May en las urnas, va in crecendo, lo que complica hacer cualquier tipo de predicción. Eso sí, sectores clave en Andalucía como el turismo o el agroalimentario no saldrán indemnes del proceso.

Un ejemplo. Para la comunidad, Reino Unido es su quinto destino en exportaciones. Un país que con sus compras a la región aporta 1.700 millones a la balanza comercial andaluza. El capítulo agroalimentario es el que más aporta. De hecho, el país es el principal consumidor –y cliente– de las berries que salen del campo onubense, con unas cifras que alcanzan los 117 millones.

En la actualidad, la comercialización de este producto no cuenta con grandes problemas. No hay costes arancelarios, ni formalidades aduaneras y no hay que repercutir el IVA. Pero si al final de la negociación entre el Reino Unido y Bruselas se diera el caso de que las condiciones comerciales cambian y Gran Bretaña consigue dejar de ser parte de la zona de libre cambio de bienes y servicios y de la unión aduanera, exportar esas fresas, frambuesas y moras tendrá un recargo arancelario del 8,8 por ciento sobre su precio, según desgranaron los miembros de KPMG Asunción Prieto y Manuel Gil. Se trataría de una relación comercial con un país tercero.

Y, como las berries, otros productos como los pimientos dulces, con un sobrecoste del 7,2 por ciento; el aceite oliva, de 124,5 euros por cada 100 kilos exportados; tomate fresco, del 14,4 por ciento; de vino jerez, de 15,8 euros por hectolitro vendido o incluso de accesorios de automóviles, del 3 por ciento. Pero lo cierto es que Reino Unido no es un competidor natural en materia agroalimentaria, por lo que, en el caso de que se establezcan aranceles, los márgenes se reducirán.

El efecto no sólo es negativo para Andalucía, de pronto Reino Unido tendrá que cambiar toda su legislación, pues por ahora está armonizada con la de la Unión Europea. Una medida que podría afectar también a los productos agroalimentarios, que ahora se rigen por los parámetros de comunitarios.

El sector agroalimentario no es el único damnificado. Otros como el turístico también lo son. Inglaterra es el primer emisor de extranjeros a tierras españolas y andaluzas, y aunque en un principio no se ha notado un descenso, el nivel de gasto de los ingleses durante sus visitas a la comunidad puede verse reducido debido a la depreciación de la libra, que lleva una caída de en torno al 13 por ciento desde que se votó la salida de la Unión Europea hace hoy un año. No obstante, España y Andalucía tienen un as bajo la manga, pues ante la situación de inseguridad de otros países, el territorio nacional se erige en uno de los destinos más seguros de Europa y con una oferta turística de calidad.

El mercado inmobiliario es otro de los afectados. El inglés es uno de los principales compradores de vivienda extranjera, ingresos que podrían verse mermados. Además, el brexit también le afectaría en materia de derechos. En este sentido, el profesor de Organización de Empresa de la Universidad de Sevilla, Rafael Salgueiro, opina que con estos residentes «debemos ser generosos y comprensivos, y respetar sus derechos de propiedad», adquiridos antes del brexit.

Una empresa que sí lo tiene complicado es Banco Santander, que cuenta con una sede en la City, apunta Salgueiro. De hecho, el sector financiero es uno de los que más riesgos corre ante este proceso, aunque expertos como Fernando Faces, profesor del Instituto Internacional San Telmo, no creen que Gran Bretaña deje perder su principal actividad.

Adaptación al ‘brexit’. Ante tanto efecto cuantificado la siguiente pregunta es: ¿cómo están afrontando las empresas andaluzas el proceso? Dado que la fase de negociación está en sus inicios y hay una gran incertidumbre sobre la posición actual de Reino Unido, la incógnita para las firmas andaluzas (así como para las españolas y europeas) es aun mayor.

Según el estudio La empresa española ante el brexit, elaborado por KPMG en colaboración con la CEOE, de 3.000 directivos encuestados apenas un 20 por ciento tenía un plan de contingencia elaborado, pero el otro 78 por ciento no.

No obstante, tres firmas sevillanas (con relación comercial con el país británico) se sentaron hace unos días para analizar los efectos del proceso sobre sus compañías y cómo lo estaban afrontando. Ninguna tiene todavía una hoja de ruta marcada porque no se conocen los términos de la relación comercial entre el Reino Unido y los 27 estados que conforman el bloque comunitario, aseguraron durante la jornada La empresa andaluza ante el brexit: desafíos y oportunidades, organizada Cesur y en colaboración con KPMG.

En el caso del Grupo Iturri, cuyo principal cliente es el Ministerio de Defensa británico, todavía no tienen una estrategia definida, aseguró su director general, Juan Francisco Iturri. No significa que no estén preocupados, todo lo contrario, pues piensan cómo afectará al negocio «en cada nuevo contrato». La compañía acaba de renovar el suministro al ejército británico; un contrato que se ha visto afectado por la depreciación de la libra y en el que no han podido cerrar una cláusula brexit que blinde el contrato.

Así las cosas, el presidente de Cesur, Fernando Seco, opina que esto «no significa que las empresas andaluzas no estén preparadas ante el brexit», pero «qué va a suceder no lo sabe nadie». Pero sí propone una serie de medidas de cara a aquellas empresas andaluzas que tienen un vínculo comercial con Reino Unido, como contar con un seguro de cambio en cualquier contrato que se firme (aunque es algo habitual en estos casos), también firmar una cláusula que contemple el futuro de la relación comercial ante el brexit.

Ahora solo queda esperar. Y confiar en la capacidad negociadora de Bruselas, «que se ha visto reforzada» ante el debilitamiento que ha sufrido la posición negociadora de Reino Unido, apunta Fernando Faces.