Emoción y lágrimas por la sentencia del Plan Cóndor en Uruguay

Las víctimas se han mostrado reconfortadas, pero denuncian la falta de «voluntad política» para juzgar a los exmilitares involucrados

28 may 2016 / 12:45 h - Actualizado: 28 may 2016 / 12:55 h.
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  • Las integrantes de Madres de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas y Mirta Baraballe asisten a la lectura de la sentencia por el Plan Condor. / David Fernández (Efe)
    Las integrantes de Madres de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas y Mirta Baraballe asisten a la lectura de la sentencia por el Plan Condor. / David Fernández (Efe)

Mucha emoción contenida y alguna que otra lágrima protagonizaron hoy en la embajada de Argentina en Uruguay la retrasmisión en directo de la lectura de la sentencia contra los exmilitares involucrados en el Plan Cóndor, una operación represiva coordinada por las dictaduras sudamericanas en las décadas de los 70 y 80.

En la sede diplomática se dieron cita unas 60 personas que, en su mayoría, declararon como testigos durante este largo juicio que investigó durante 16 años la coordinación entre las dictaduras militares del Cono Sur para cometer crímenes contra al menos 106 víctimas, entre las cuales hay 45 uruguayos.

Los aplausos más fuertes irrumpieron tras la lectura de la sentencia a Manuel Cordero, un exmilitar que formó parte del Servicio de Información de Defensa y del Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas, único uruguayo procesado en esta causa, y que hoy fue condenado a 25 años de cárcel por «asociación ilícita».

Las lágrimas asomaban y las manos se agarraban todavía más fuerte cuando el juez nombraba a alguno de los compatriotas víctimas de la represión durante la dictadura argentina (1976-1985). Los testigos uruguayos que participaron de este proceso fueron invitados por el embajador de Argentina, Guillermo Montenegro, a quien esta causa le es muy familiar pues cuando era juez federal llevó adelante, durante cinco años, distintas etapas de este juicio.

«Es muy importante para Argentina, para Uruguay y para Sudamérica como se encaró esta investigación de crímenes de lesa humanidad, como se compartió la investigación de la justicia de un lado y del otro», afirmó Montenegro, que destacó también la importancia de los testigos que «ayudan al juez a poder saber que ocurrió», puesto que «un proceso judicial es como ver una película». Así, asegura, los testimonios permiten recrear lo acontecido.

El diplomático subrayó la relevancia de la sentencia leída hoy para comprobar que «había un grupo de personas que manejaban el poder y habían tomado la decisión de cometer delitos en forma conjunta».

Beatriz Barbosa y Francisco Javier Peralta estaban exiliados en Argentina cuando fueron detenidos el 30 de setiembre de 1976 y llevados al centro clandestino de tortura «Automotores Orletti», hoy eran de los más emocionados en la embajada argentina durante la retransmisión en directo.

«Es muy grande sentir los nombres de los compañeros, yo estoy ahora pero ellos no están y eso es muy fuerte porque muchos de los nombrados ahí eran compañeros nuestros», explicó Barbosa emocionada. Otra de las uruguayas que estuvo detenida en Orletti es María del Carmen Martínez, en ese centro de detención perdió la pista de su compañero José Hugo Méndez aún desaparecido y cuyo nombre resonó varias veces durante la sentencia.

«Yo no puedo decir que pueda alegrarme porque hubiera preferido que no pasara (...) pero te reconforta que exista al final justicia y que los tipos por lo menos tengan su condena y su juicio ante la sociedad por los hechos que cometieron», afirmó Martínez.

Ambas mujeres coincidieron en señalar también que el día de hoy tuvo algo de «contradictorio» puesto que consideran «fundamental, por justicia por verdad y contra toda impunidad» el esclarecimiento de los hechos ocurridos en Argentina pero, al mismo tiempo, consideran que en Uruguay «se está haciendo lo contrario».

Martínez y Barbosa denunciaron la falta de «voluntad política» para juzgar a los exmilitares involucrados en las violaciones de derechos humanos en Uruguay. «El tema son las generaciones que vienen, no queremos que vuelvan a vivir lo que vivimos, y la única manera de que eso no vuelva a pasar es que hoy haya verdad y justicia» sentenció Barbosa.