Hoy 13 de mayo es el día de Nuestra Señora de Fátima. En el año 2020 se cumplen 103 años de la primera aparición de la Virgen a los pastorcitos Francisco, Jacinta y Lucía en Cova da Iría (Portugal), lugar donde posteriormente se edificaría el Santuario de Fátima en el que peregrinan anualmente millones de personas. En sus seis apariciones pedía la conversión de las personas que no creían y ultrajaban a Dios, la difusión de su Inmaculado Corazón y el rezo diario del Rosario. Sevilla y su provincia está muy vinculada a la Virgen de Fátima, la mayoría de iglesias tienen una imagen para su culto y devoción. Además, no hay que olvidar que estuvo dos veces en la capital hispalense, en los años 1948 y 1951, ya que su imagen de peregrina fue traída desde Fátima procesionando en parroquias, barrios y hospitales. Este histórico acontecimiento fue reflejado en la portada de El Correo de Andalucía del 27 de marzo de 1951. También, durante el Centenario de las Apariciones de Fátima, en 2017, la Archidiócesis de Sevilla organizó el 3 de junio una procesión y posterior Eucaristía en la Catedral con la consagración final al Inmaculado Corazón de María.
La primera aparición acaeció el 13 de mayo de 1917 en una propiedad de los padres de Lucía, llamada Cova da Iría, a dos kilómetros y medio de Fátima por el camino de Leiría, situado en el concejo portugués de Ourém. La Virgen se apareció a tres niños humildes que ayudaban a sus padres en labores de pastoreo, los santos Francisco y Jacinta Martos y Sor Lucía de Jesús dos Santos, después monja carmelita en proceso de beatificación. Un total de seis apariciones, los días 13 de cada mes hasta octubre, donde la Virgen les va transmitiendo el llamado “mensaje de Fátima”, acompañado de signos espectaculares y curaciones milagrosas.
"El núcleo de dicho mensaje pertenece a la columna vertebral del Evangelio: la conversión, la oración y la penitencia, junto con la invitación a rezar el Rosario y a consagrar el mundo y cada uno de nosotros a su Inmaculado Corazón", palabras del arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, con motivo del Centenario de las Apariciones de Fátima en 2017.
Cuando se produjo la primera aparición Lucía, Francisco y Jacinta tenían 10, 9 y 7 años de edad respectivamente. Los tres niños vivían en Aljustrel, pequeña aldea de la parroquia de Fátima. La Virgen se les apareció al mediodía sobre una encina de algo más de un metro de altura. Francisco sólo veía a Nuestra Señora y no la oía. Jacinta la veía y oía. Lucía veía, oía y hablaba con la Virgen. Los tres videntes vieron primero dos resplandores como de relámpagos y luego a la Virgen sobre la encina que les dijo, entre otras cosas importantes: "Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra". La Hermana Lucía lo describió así: "Era una Señora toda vestida de blanco, más brillante que el sol, que difundía una luz más clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina atravesado por los rayos del sol más ardiente".
En el pasado siglo XX, la Virgen de Fátima vino a Sevilla durante los años 1948 y 1951. Tal y como reseñó el gran cronista sevillano Nicolás Salas, la primera vez fue en 1948, los días 10 y 11 de julio, de paso para Jerez de la Frontera para presidir un acto mariano. La segunda en 1951, desde el 26 de marzo hasta el 12 de abril, "sumando dieciocho jornadas de fervor mariano por casi todos los barrios de la ciudad y el arrabal trianero".
El 27 de marzo de 1951, con motivo de este histórico acontecimiento religioso, El Correo de Andalucía publicaba en portada la visita de la Virgen con el siguiente titular: "Recibimiento triunfal de la Virgen de Fátima en Sevilla. En la Catedral, llena de fieles como no se recuerda, se celebró el conmovedor acto de recibir a Nuestra Señora".
Las celebraciones que tuvieron lugar en Sevilla en el año 1951 fueron con motivo de la visita de la imagen peregrina de Nuestra Señora de Fátima, recorriendo parroquias, conventos, colegios y hospitales de la capital y de numerosos pueblos de la provincia. Según recoge Salas, "los frutos sobrenaturales fueron ubérrimos. Hay quienes todavía recuerdan la solemnísima Eucaristía celebrada en la Plaza de España por el cardenal Segura, con gran concurso de fieles entre ellos más de tres mil enfermos, llevados en carritos y camillas".
Recientemente, con motivo del Centenario de las Apariciones en 2017, la Archidiócesis de Sevilla organizó el día 3 de junio un gran acto diocesano en la Catedral hispalense, en el que la imagen de la Virgen de Fátima salió en procesión desde la puerta de San Miguel a la Avenida de la Constitución, recorriendo la calle Alemanes para entrar en el templo por la puerta de Palos. En el trayecto se rezó el Rosario y, como en Fátima, se acompañó a la Virgen con velas. Después tuvo lugar una masiva Eucaristía y la consagración final de la Archidiócesis al Inmaculado Corazón de María.
En este sentido, dijo Monseñor Asenjo que "el objetivo último del centenario debe ser en primer lugar la renovación de nuestra devoción filial a la Santísima Virgen, que debe ocupar un lugar de privilegio en nuestro corazón y en nuestra vida cristiana".
En Sevilla son muchas las iglesias y conventos que tienen imágenes de la Virgen de Fátima para el culto y devoción de los creyentes, como son entre otras las de San Jacinto, San Julián, San Bernardo, San Nicolás o Nuestra Señora de la Cabeza (Barriada de San Diego). En los pueblos de la provincia son también numerosos los templos donde la presencia de esta advocación mariana es muy querida, como ocurre por ejemplo en el Arahal, Alcalá del Río, Camas, Fuentes de Andalucía, Las Cabezas de San Juan, La Campana (Capilla de San Lorenzo), Lebrija (Ermita del Castillo), Sanlúcar la Mayor o Villanueva del Ariscal.