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Perros, zorros y lobos mueren envenenados en la guerra por la trufa

El objetivo de estos envenenamientos es terminar con la creciente competencia matando a los perros que, con su olfato privilegiado, ayudan a los recolectores a localizar las codiciadas trufas

07 feb 2023 / 12:36 h - Actualizado: 07 feb 2023 / 12:39 h.
"Perros"
  • Cientos de perros, zorros y lobos están muriendo en los bosques de Italia. Stefano Scaccia. EFE/ Assotartufai
    Cientos de perros, zorros y lobos están muriendo en los bosques de Italia. Stefano Scaccia. EFE/ Assotartufai

Cientos de perros, zorros y lobos están muriendo en los bosques de Italia. Los excursionistas se los encuentran descomponiéndose en el suelo, con las extremidades rígidas, la boca desencajada y los ojos ensangrentados, víctimas del veneno que algunos buscadores de trufas esconden en zonas naturales de todo el país.

El objetivo de estos envenenamientos es terminar con la creciente competencia matando a los perros que, con su olfato privilegiado, ayudan a los recolectores a localizar las codiciadas trufas, un hongo difícil de encontrar y muy apreciado en la gastronomía italiana por su intenso sabor.

“Hace unos 30 años había pocos buscadores y las zonas de recolección eran grandes. Desgraciadamente, ahora tenemos muchos más cazadores de trufas y menos zonas para buscarlas. La competencia va en aumento”, explica a EFE el secretario de Assotartufai, la asociación de recolectores de trufas de Italia, Stefano Scaccia.

Thor, un perro de aguas de tres años, es una de las víctimas de estas rivalidades: durante las fiestas navideñas paseaba junto a su dueño, Thomas Morasca, por los bosques del interior del Lazio, a pocos kilómetros de Roma. Ambos disfrutaban del paisaje nevado mientras el sabueso buscaba trufas ocultas bajo un manto blanco, pero no fue eso lo que encontró.

En un momento de distracción, Thor se topó con una salchicha rellena de estricnina, un potente veneno que ataca al sistema nervioso central provocando dolor intenso y unas violentas convulsiones que mantienen consciente a quien lo ingiere hasta paralizarle los pulmones, el corazón y provocar la muerte.

“El fallecimiento de Thor fue muy rápido. En cuanto vi que se estaba comiendo un cebo envenenado, se lo saqué de la boca, lo cargué en mis brazos y empecé a correr hacia el pueblo. No había recorrido ni 300 metros cuando el perro empezó a convulsionar. Pese a que intenté hacerle vomitar, no puede evitar su muerte”, lamenta Thomas.

Él, como muchos de los 150.000 buscadores de trufas registrados en Italia, vive la recolección de estos hongos como una afición que les permite disfrutar de la naturaleza en compañía de sus mascotas: “Es una manera de desconectar del estrés, relajarme y divertirme en el bosque con mis perros”, explica a EFE.

UN NEGOCIO LUCRATIVO

Pero no todos los buscadores ven un hobby en sus salidas al bosque. No hay que olvidar que el kilo de trufa blanca se vende por unos 4.000 euros el kilo, mientras que la negra ronda los 1.800.

Mucho dinero en juego, menos zonas para la recolección y cada vez más buscadores: estos tres factores llevan a unos pocos cazadores de trufas a querer acabar con la competencia a cualquier precio. Los propios recolectores sospechan de sus compañeros como culpables de los envenenamientos.

Así lo explica Martina Ercoli, que perdió a su jovencísimo Brando, un labrador de color chocolate de apenas un año y medio, que murió envenenado durante una excursión por los bosques del municipio de Camerata Nuova, a una hora en coche de Roma.

“La policía nos dijo que Brando era el tercer perro fallecido en una sola semana víctima de unos delincuentes que parecen ser cazadores de trufas», detalló en las redes sociales, en las que alerta del peligro en el que se ha convertido pasear por algunos bosques italianos.

Sin embargo, los propios recolectores insisten en que los asesinos de animales son pocos y que no representan a los miles de aficionados de la búsqueda de la trufa.

“Queremos terminar con las muertes de los perros truferos porque son una vergüenza que no hace honor a nuestro trabajo. El verdadero recolector de trufas no es un asesino. Nuestros mejores amigos deben ser los perros”, asegura a EFE Stefano Scaccia.

MIEDO A DENUNCIAR

Pese a que policía y asociaciones remarcan la importancia de denunciar los envenenamientos, muchos buscadores no dan a conocer la muerte de sus perros por el «temor a que se descubran sus zonas de recolección de trufas», detalla el secretario de Assotartufai.

«No puede ser que se hayan producido decenas de muertes de perros y que solo se hayan denunciado uno o dos asesinatos. Tenemos que hacer públicos estos casos, es el único modo en el que podemos asegurarnos de que los municipios conozcan los envenenamientos y puedan vigilar los bosques», añade.

Mientras tanto, la asociación de buscadores de trufas recomienda a los cazadores de trufas «tener cuidado y tomar todas las precauciones necesarias en los bosques, poniendo bozales a los perros para evitar que coman cebos envenenados».