Mascotas y ruido
Tres formas de evitar que tu perro sufra por los petardos de San Juan
Muchos animales lo pasan fatal con el estruendo de tracas y fuegos artificiales; estos son algunos consejos para ayudarles
Vega S. Sánchez
Los perros suelen reaccionar mal ante los ruidos fuertes y estridentes, como los truenos durante una fuerte tormenta o el motor de coches o motos durante una carrera. Y la verbena de San Juan es una de las festividades más estresantes para ellos, por el ruido que provocan los petardos y cohetes que se lanzan durante la que tradicionalmente se considera la noche más corta del año. A pesar de que no lo sea.
“Los animales experimentan el miedo de forma muy parecida a como lo hacemos las personas”, apunta Marta Amat, responsable del Servicio de Etología Clínica del Hospital Clínic Veterinari de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).
Para imaginar el sufrimiento de un perro cuando oye un petardo, hay que tener en cuenta que al estruendo que escucha se une el factor desconocimiento, es decir, no saber qué provoca ese ruido ensordecedor, para calibrar mejor en qué puede consistir su fobia: “Cuando un animal oye un petardo o un trueno no sabe lo que está sucediendo. Lo nota como una amenaza y eso le genera más estrés y ansiedad”, explica Amat.
"Falta de control y previsibilidad"
“La falta de control y previsibilidad, no saber cuándo aparecerá el ruido del petardo ni cuánto durará es el punto clave del problema para el perro, mucho más que la intensidad del ruido”, especifica la veterinaria.
De hecho, “las fobias más frecuentes en los perros, y también en los gatos, son provocadas por el ruido de petardos y tormentas”, zanja Amat.
El miedo que siente un animal cuando escucha ruido de petardos y cohetes es, pues, normal, pero conviene estar atentos a cómo reacciona para poder ayudarle. Los síntomas que puede experimentar un perro ante ese estruendo va desde temblores, ansiedad, taquicardias, hiperventilación o falta de aire hasta náuseas, jadeos y saliveo, pérdida de control y miedo a morir. En casos extremos y, por suerte, poco probables, el perro puede llegar a sufrir un paro cardiaco y morir. “Pero eso solo ocurre si el animal tiene patologías previas”, tranquiliza Amat.
Perder audición
Los perros no tienen capacidad para racionalizar su ansiedad y puede que la sufran de forma más intensa. Además, si la detonación del petardo o cohete ocurre muy cerca del animal, este incluso podría perder el oído para siempre. Sin embargo, sí es cierto que no a todos los perros les afecta el ruido por igual e, incluso, hay animales que acaban acostumbrándose a las detonaciones, como por ejemplo los perros de caza, que han sido entrenados para no tener miedo al ruido provocado por disparos.
Lo ideal para evitar que el can sufra por los petardos de San Juan es habituarle a los ruidos provocados por la pirotecnia. “Cuando son cachorros, desde que tienen tres semanas y hasta que cumplen tres o cuatro meses, se puede acostumbrar al animal al ruido, siempre muy poco a poco y de la mano de un especialista, que programe una modificación de la conducta del perro y le acostumbre no solo al ruido, sino también al olor de los petardos”, asegura Amat. “Es como tratar una fobia en una persona”, explica.
Pero la doctora Amat da unas pautas comunes que se pueden aplicar para intentar paliar el sufrimiento del perro ante el ruido de los petardos de la verbena de San Juan.
1.- Amortiguar el ruido al máximo
"Si el perro vive en el jardín o patio, debe tener una caseta o refugio donde guarecerse para amortiguar al máximo el ruido de los petardos", explica Amat. En caso de que carezca de él, sería conveniente "permitir que el perro entrara en casa", apunta.
2.- Estar en compañía del propietario
"Al igual que sucede con las personas, los animales también necesitan la presencia de un ser querido para superar las fobias: no es lo mismo volar solo que con alguien a quien quieres si tienes miedo a volar", cuenta la doctora Amat. Con los animales sucede lo mismo: tener al lado al propietario les tranquiliza y les ayuda a superar mejor sus fobias al ruido de petardos y cohetes.
3.- Darle productos con propiedades ansiolíticas
Finalmente, y siempre aconsejados por un especialista, se puede administrar al perro "productos naturales o fármacos con propiedades ansiolíticas, que no sedantes", especifica la etóloga. "Siempre recetados por un veterinario", recuerda Amat, al que sería conveniente consultar unos días antes Sant Joan para que recete a nuestra mascota el producto que más se adecúe a ella.
Entre los nutrientes y suplementos que pueden ayudar a reducir la ansiedad del perro o gato y promover un estado de calma, la empresa de alimentación para mascotas Picart destaca tres:
Triptófano
El triptófano es un aminoácido esencial que se encuentra en alimentos como el pavo, el pollo, los huevos y algunos productos lácteos. Es esencial en el proceso de producción de la serotonina y melatonina, neurotransmisores clave para el bienestar emocional, mental y un sueño reparador. Incluir alimentos ricos en triptófano en su dieta puede ayudar a elevar sus niveles de serotonina y, así, reducir la ansiedad.
Suplementos de ácidos grasos Omega-3
Los ácidos grasos omega-3, presentes en el aceite de pescado, algas, krill y algunos aceites vegetales, tienen propiedades antiinflamatorias y pueden ayudar a mejorar la función cerebral. Según diferentes estudios, estos ácidos grasos pueden reducir el estrés y la ansiedad en mascotas.
Antioxidantes, vitaminas y minerales
Los antioxidantes, como la vitamina E y la C, ayudan a combatir el estrés oxidativo en el cuerpo. Una dieta rica en ellos puede ayudar a perros y gatos a manejar mejor el estrés oxidativo que pueden generar situaciones estresantes. Incorporar frutas y verduras seguras y adecuadas para cada especie o raza, como arándanos y zanahorias, puede ser una buena manera de aumentar la ingesta de antioxidantes.
El día de San Juan es importante estar más pendiente de nuestro perro que otros días y tratar de sacarle a pasear en horas tranquilas, cuando no se prevea el lanzamiento de petardos. También es importante "no castigarle si intenta esconderse o salir huyendo, aunque conviene vigilarle, puesto que no sería el primero que, preso de un ataque de pánico, salta por el balcón". Es fundamental estar con él aunque, "si escoge esconderse, también hay que dejarle y no obligarle a salir del escondite ni reñirle por ello", aconseja Amat.
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