Asenjo honra la memoria del papa san Juan Pablo II

En su homilía de la misa estacional, celebrada en el Altar del Jubileo de la Catedral, el arzobispo de Sevilla destacó que «pocos pontífices han tenido una doctrina eucarística tan extensa y tan rica como san Juan Pablo II»

31 may 2018 / 19:18 h - Actualizado: 31 may 2018 / 20:01 h.
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  • Ofrenda floral ante el monumento al Papa Juan Pablo II. / Manuel Gómez
    Ofrenda floral ante el monumento al Papa Juan Pablo II. / Manuel Gómez

La segunda visita del Papa Juan Pablo II a Sevilla los días 12 y 13 de junio de 1993 –de la que ahora se cumplen 25 años– y sus dos «magistrales homilías» pronunciadas tanto en la Catedral como en el Campo de la Feria sirvieron este jueves al arzobispo de Sevilla para trenzar su mensaje a los fieles en la solemnidad del Corpus Christi. «Recordándolas –dijo Asenjo– honramos la memoria de este Papa santo, que tanto amó a Sevilla».

En su homilía de la misa estacional, celebrada en el Altar del Jubileo de la Catedral, Asenjo destacó que «pocos pontífices han tenido una doctrina eucarística tan extensa y tan rica como san Juan Pablo II». Recordó que las dos homilías del Papa polaco fueron «dos exhortaciones vibrantes en las que pidió a los sevillanos que no olvidemos nuestras mejores tradiciones, la intensa devoción eucarística que ha caracterizado siempre a nuestra Archidiócesis, de la que son buena prueba sus capillas sacramentales, sus ostensorios, custodias y vasos sagrados, los más hermosos de toda la Cristiandad».

«El Papa –recordó Asenjo– nos invitó a renovar nuestra fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía, a confesar con los labios y creer en el corazón que en ella está presente Jesucristo con su cuerpo, sangre, alma y divinidad (...), nos invitó también a poner la Eucaristía en el centro de la vida de nuestras comunidades como alimento del pueblo de Dios peregrinante y sustento de nuestras almas. Nos invitó además a valorar y amar la Santa Misa, renovación del sacrificio de la Cruz y corazón de la semana, a recuperar el sentido cristiano del domingo, la fiesta primordial de los cristianos y, de la mano de san Manuel González, sacerdote sevillano y después obispo de Málaga y Palencia, nos urgió a fomentar el culto eucarístico fuera de la Misa, la adoración silenciosa, la contemplación llena de amor, el mejor camino para la renovación de nuestras comunidades».

También recordó Asenjo las referencias de Juan Pablo II a don Miguel de Mañara, «aquel caballero sevillano del siglo XVII que nos enseñó a ver en los pobres y en los enfermos el rostro doliente del Señor». «A la intercesión de san Juan Pablo II, y a la intercesión de la Santísima Virgen, mujer eucarística y el más hermoso sagrario de la tierra», encomendó el arzobispo la Archidiócesis toda. «Que ellos nos ayuden a crecer en amor y veneración por este augusto sacramento y en el amor y la entrega a los pobres y a los que sufren».