Cuando la melancolía hiere el alma

Bajo un cielo a veces entornado por las nubes, las cinco cofradías del Sábado Santo cumplieron con brillantez sus estaciones en un día con sabor a despedida.

04 abr 2015 / 22:23 h - Actualizado: 05 abr 2015 / 09:07 h.
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  • Hermandad del Santo Entierro en Campana. / El Correo TV
  • Hermandad del Sol. / Jesús Barrera
    Hermandad del Sol. / Jesús Barrera
  • Hermandad Los Servitas. / Inma Flores
    Hermandad Los Servitas. / Inma Flores
  • Hermandad de La Trinidad. José Luis Montero
    Hermandad de La Trinidad. José Luis Montero
  • Hermandad del Santo Entierro. / Inma Flores
    Hermandad del Santo Entierro. / Inma Flores
  • Hermandad de la Soledad de San Lorenzo. / José Luis Montero
    Hermandad de la Soledad de San Lorenzo. / José Luis Montero

Desde 2009 no vivía Sevilla una Semana Santa plena de cofradías de pitón a rabo (valga el símil taurino en este Domingo de Resurrección). Con la de este domingo de la Resurrección, las 60 cofradías de la nómina habrán cumplido sus estaciones de penitencia sin el menor contratiempo meteorológico y sin necesidad siquiera de consultar partes y porcentajes.

El telón del Sábado Santo, el día de más livianas temperaturas de toda la semana, se descorrió poco antes de la una del mediodía en el barrio del Plantinar, desde donde por sexto año consecutivo realizó su estación a la Catedral la hermandad del Sol. Asisten a la salida de la cofradía los padres y familiares de Alba María, una pequeña de 14 años fallecida hace unos meses y cuyos órganos permitieron salvar muchas vidas. Es el homenaje de la corporación del Plantinar a los donantes de órganos. Hasta la Puerta de Jerez el acompañamiento musical del primero de los pasos correspondió a la banda de cornetas y tambores del Varón de Dolores, cantera de la del Sol. A pesar de que rompe con los cánones establecidos, numerosos elogios recibió uno de los grandes estrenos de la Semana Santa, el atrevido techo de palio de la Virgen del Sol, una pieza única que mezcla la escultura, la orfebrería y el dorado enmarcando una pintura del malagueño Raúl Berzosa, quien asistió desde el palquillo de la Campana al bautizo procesional de su obra. Por cierto, que del mismo palquillo fue desalojado el ex hermano mayor de esta cofradía, Eusebio Álvarez Ossorio, por indicación del diputado mayor de gobierno al “no sentirse a gusto la hermandad con su presencia”.

Es una delicia para los sentidos presenciar el discurrir de la cofradía servita por las calles estrechas de la primera parte de su recorrido -Bustos Tavera, Doña María Coronel, Dueñas- con estos nazarenos enlutados de cola al brazo guardando la distancia perfecta entre parejas y con el misterio de la Piedad de Montes de Oca transitando a los sones de marchas fúnebres como La muerte de Ases, Mater Mea o Jesús de las Penas. Postrado en una silla de ruedas, asiste a la salida de su cofradía desde la plaza de San Marcos el vestidor y diseñador Pepe Asián, considerado junto a Antonio Dubé de Luque uno de los grandes artífices de esta cofradía, y que pasa sus horas acogido en una residencia tras una desafortunada intervención quirúrgica.

Año tras año, los periodistas que retransmiten la Semana Santa se devanan los sesos intentando desentrañar la compleja lectura alegórica del misterio del Sagrado Decreto de la Trinidad, cuya cuadrilla parece haber atenuado este año sus alardes de cambios y movimientos, tan impropios de un paso alegórico en un Sábado Santo. A los sones de La Pasión se despide de la Campana el misterio del Cristo de las Cinco Llagas, aún en fase de dorado. Como viene siendo habitual desde el año de su coronación canónica, la última Esperanza de la Semana Santa es recibida a su llegada a la Carrera Oficial con una prolongada petalada multicolor lanzada desde las azoteas del edificio del Ocaso. Maravilloso el palio trinitario discurriendo por el pasillo central de la Campana a los sones de Esperanza Trinitaria, de Pantión.

El cortejo cívico, militar y religioso del Santo Entierro toma ahora la Campana. Un total de 34 hermandades, incluyendo cuatro de vísperas, han mandado este año representación a esta singular cofradía, en la que un diputado se entretiene en colocar bien sobre los cojines los atributos de la pasión que portan un grupo de traviesos niños acólitos. Suenan Sevilla Cofradiera y Soleá dame la mano tras la Urna del Cristo Yacente, paso adornado este año con claveles rojos. Y tras el paso del Duelo, la Unidad de Música de la Fuerza Militar Terrestre, heredera de la antigua Soria 9.

Una corriente de melancolía se adueña de la Campana cuando por el Duque asoman los elegantes nazarenos albinegros de la Soledad, cada año más numerosos y con más pequeños en el cortejo. Encienden los Santizo y mandan los Ariza. Suenan tres golpes de martillo. Transita el paso de la Soledad y conforme se aleja se acrecienta el murmullo... y la melancolía.

Lutgardo García, el pregonero, ya dio en el clavo con la acepción sevillana de la palabra nostalgia. El próximo Domingo de Ramos será 20 de marzo.