De la devoción a la afición, y ¿a la ficción?

Los Hermanos Mayores del Silencio, Gran Poder y Macarena, junto al Delegado de Hermandades, reflexionaron sobre el devenir de las Cofradías

17 feb 2020 / 08:12 h - Actualizado: 17 feb 2020 / 08:14 h.
"Semana Santa"
  • De la devoción a la afición, y ¿a la ficción?

Dentro de la programación de la exposición “El Nazareno de Marchena. La devoción de un pueblo”, el salón de actos del Círculo Mercantil acogió la celebración el miércoles 12 de febrero de la mesa redonda titulada “Hacia dónde van las hermandades”.

Tras el saludo de la vice presidenta del Mercantil, Dª Ángela Balbuena, el hermano mayor de Jesús, D. Antonio Martín Pérez, señaló cómo se había querido dotar a la muestra de un acto formativo-cultural de envergadura como el que nos congregaba, destacando que los destacados intervinientes, a los que fue presentando, ya habían participado con anterioridad en distintos actos formativos de la hermandad en Marchena en años anteriores.

Moderó la sesión D. Marcelino Manzano Vilches, Delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, quien señaló diversos puntos sobre los que pivotaron las reflexiones de la noche. Las fortalezas y debilidades de las hermandades en el momento actual; ¿qué les pide la Iglesia a las hermandades?; y ¿qué le piden éstas a la Iglesia?, fueron los principales temas propuestos sobre los que giraron las intervenciones de los hermanos mayores.

El hermano mayor del Silencio, D. Eduardo del Rey Tirado aludió a que las hermandades siguen, en general, el camino que marcan sus reglas, aunque el tener una “puerta ancha y grande” para acoger a los hermanos de todo tipo y condición que llegan sea su grandeza y, al mismo tiempo, su riesgo. Añadió que la devoción fiel a los titulares es el mejor aval para la adecuada senda de las hermandades, exponiendo un caso real de la hermandad del Silencio, como fue la incorporación a ella de un doctor que había atendido a un hermano antiguo, fiel y ejemplar hasta su fallecimiento, y que tras producirse este solicitó su ingreso en la hermandad motivado por el fuerte testimonio de devoción cristiana y cofrade que había recibido. En otro momento de sus intervenciones refirió la novedad de “la ficción” que amenaza en el momento presente a las hermandades: el construir un mundo cofrade virtual e incluso ficticio, alejado de todo referente real y tangible de devoción y vida cristiana y de hermandad.

D. Félix Ríos Villegas, hermano mayor del Gran Poder, hizo un análisis de los nuevos tiempos de la Iglesia y la sociedad y la necesidad de adaptar las respuestas de las hermandades, aunque sean centenarias. A una vinculación y práctica cristiana decreciente, sustentada con datos que proporcionó a la mesa, confrontó la realidad del crecimiento notable que están experimentando las hermandades y cofradías, llegando a plantear la siguiente reflexión: “¿queremos unas hermandades que sean simplemente punto de llegada al misterio religioso del devoto, del hermano?, ¿o, mejor, de salida hacia un seguimiento cristiano más comprometido?”. Hizo referencia al proyecto misional que está llevando a cabo la hermandad del Gran Poder en los Tres Barrios de Sevilla, valorando muy positivamente iniciativas recientes como las de vincular los Cursillos de Cristiandad con las hermandades para facilitar a los cofrades una experiencia de kerigma o de “primer anuncio” de Jesucristo.

D. José Antonio Fernández Cabrero, hermano Mayor de la Macarena, insistió en su concepto de que las hermandades, además de los fines conocidos de culto, caridad y formación, deben ser “caritativas, fraternas y sociales”, características internas éstas que las hagan más evangélicas y cercanas a los hermanos. Insistió en la necesidad de un “culto en espíritu y en verdad” frente a unos oficios grandilocuentes, en potenciar la misericordia y la compasión en la caridad frente a la asistencia económica, así como incrementar la espiritualidad del cofrade -se calificó a sí mismo como un hombre de sagrario más que de imágenes-. La formación del cofrade es otra parcela muy necesaria a su juicio de potenciar por pura necesidad, definiéndola como una “formación operativa” más que una mera información, no sin dejar de señalar la dificultad de llegar a determinadas capas de hermanos cofrades, en especial los jóvenes de la actualidad, que no son los mismos con los que trabajó como consiliario hace unas décadas.

El hermano mayor de Jesús, D. Antonio Martín Pérez, por su parte, señaló la necesidad de facilitar a los hermanos por todos los medios de las hermandades un encuentro personal con Jesucristo, más necesario hoy que nunca. También hizo referencia al nivel religioso-formativo de muchos cofrades, que en demasiadas ocasiones es del mismo nivel que “el traje de la primera comunión”. Y concluyó recordando como “la mayor parte de las grandes devociones de nuestros pueblos y ciudades están en manos de hermandades centenarias”, pidiendo el reconocimiento, apoyo y aliento de la Iglesia para esta instituciones tan arraigadas, que son el alma del pueblo.

Finalizó el acto, que fue seguido por una amplia audiencia de cofrades de Marchena y de Sevilla, con la entrega de recuerdos a los intervinientes, una antigua fotografía de Nuestro Padre Jesús Nazareno que ha sido el cartel de esta exposición, que con la excelente altura y nivel de esta mesa redonda mostró de una forma rotunda y ejemplar en el Círculo Mercantil de Sevilla el constante y arraigado compromiso cofrade y evangelizador de la Hermandad de Jesús de Marchena.