Virgen de los Reyes

El 15 de agosto más esperado de la Patrona de Sevilla

Los sevillanos acuden al reencuentro con la Virgen de los Reyes

Juanma Labrador jmlabradorj /
15 ago 2022 / 10:39 h - Actualizado: 16 ago 2022 / 16:24 h.
"Virgen de los Reyes"
  • El 15 de agosto más esperado de la Patrona de Sevilla

Se cierra ya con este 15 de agosto el ciclo de ese año en el que hemos vuelto a vivirlo todo de nuevo en las calles de Sevilla más o menos como antes de la pandemia. La salida procesional de Nuestra Señora de los Reyes en la mañana del día de la festividad de la Asunción fue de las últimas que tuvieron que suspenderse ante la vigencia, entonces, del decreto que no permitía la celebración del culto externo, por lo que este año, el Día de la Virgen, como también se le denomina en nuestra tierra, ha vuelto a ser otro reencuentro. Conmovía volver a ver en la plaza que lleva el nombre de la Patrona a tanta gente, tanto jóvenes como mayores, cogiendo el mejor sitio para verla salir y entrar por la Puerta de los Palos, especialmente para poder pedirle a las 8 en punto esos tres deseos de los que Ella cumple uno. Y en los alrededores de la catedral, miles de peregrinos que, andando, venían desde los pueblos de esta archidiócesis donde la Virgen que nos trajo San Fernando también es Reina, Madre y Patrona.

El 15 de agosto más esperado de la Patrona de Sevilla

A las 5 de la mañana abrían las puertas, y se palpaba la frescura de ese millar de varas de nardos que exornan las esquinas del paso de la Santísima Virgen. Y volvían a llenarse, como siempre las tres misas que se celebran ante sus andas previas a la salida procesional. A las cinco y media comenzaba la primera de ellas, y muchos fueron los fieles que asistieron a la misma, algo que se repetiría, así mismo, en la de las seis y las seis y media de la madrugada. Y en la calle, cada vez había un mayor número de personas esperando ver pasar a la Virgen, en ese mismo lugar de siempre, con la familia, con amigos, manteniendo una costumbre de años o décadas. Otros cruzaban a las gradas de la catedral, antes de que el CECOP cerrase las vallas, para, desde ese lado, poder seguir mejor la procesión de la Señora.

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Se iba formando la comitiva en el Patio de los Naranjos. Adormiladillos estaban los niños carráncanos ante el intenso madrugón que, seguro, no se daban desde que acabase en junio el curso escolar. Había emoción contenida en los rostros de los miembros de la asociación de fieles que cuida y vela por el culto de la Virgen durante todo el año. Volvía a estrenarse, o se reestrenaba, Antonio Ramos Puertas como presidente. Mirada al cielo y oración y recuerdo hacia Fernando Yuste, el presidente que fallecía ocupando la presidencia hace dos años en las vísperas de ese primer agosto pandémico en el que no habría procesión el 15 de agosto. Elegantes con sus chaqués, los miembros de la junta superior del Consejo, encabezados por José Roda como vicepresidente, estrenándose como tesorero Eduardo Carrera, gran devoto de la Virgen que ya la ha acompañado años atrás como delegado tanto de glorias como de penitencia en el Miércoles Santo. Y seguían los chaqués: los de los hermanos de la sacramental del Sagrario, con su presidente al frente, Guillermo Mira. Y ya, los seminaristas, los sacerdotes, los canónigos... Poco después de las ocho menos diez tocó el arzobispo el llamador. Tres golpes. El último con más fuerzas, pues tuvo mayor resonancia. Lágrimas saltadas en los ojos del capataz Bejarano evocando en sus sentimientos la figura de su padre, recientemente fallecido. Y lágrimas también en la mirada del hermano Pablo Noguera, secretario del inolvidable cardenal fray Carlos Amigo, que este año no ha faltado al encuentro con la Reina de Sevilla.

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En silencio, Ella se encaminaba hacia la Puerta de los Palos. Sólo el órgano quebraba esa quietud sonora. Las campanas de la Giralda aguardaban para iniciar su incesante repique. Las 8 en punto, el sol no llega a besar con sus haces de luz las facciones egregias de la Virgen de los Reyes, pues hasta el canónigo Geraldino Pérez lo comenta: “Hoy está el sol perezoso”. Que no se nos olviden esos tres deseos. Y, por fin, ¡la Virgen otra vez en la calle un 15 de agosto! Sobre un importante mar de cabezas navegaba la Señora, acogiendo todos los ruegos y súplicas de quienes mejor saben quererla. Llegaba a la calle Cardenal Carlos Amigo, y es inevitable el recuerdo por él en este primer año que él está más cerca que nunca de Ella. Y en la esquina de Placentines, los primeros motetes, el primer giro completo de la Señora, no para que la vea mejor el pueblo como erróneamente piensan muchos, sino para rezarle y que monseñor José Ángel Saiz Meneses la inciense. Disfrutaba nuestro arzobispo en este su primer día de la Asunción pero ya con procesión inclusive, a diferencia del pasado año.

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Los naranjos parecían volver a abrazar a la Señora, justo en una calle donde se agolpan muchísimos fieles. Impresiona ver avanzar a la Virgen y mirar tanto hacia la Cuesta del Bacalao como hacia Hernando Colón, por la cantidad de devotos que se arremolinan en esos espacios para verla, aunque sea desde una cierta lejanía. Recalaba a la Punta del Diamante. Otra vez los motetes. Otra vez Ella se giraba. ¡Y cómo le brilla la corona cuando el sol parece posarse en las sienes de la Madre de Dios, ese mismo que sonríe sobre el regazo de la Mujer fuerte de la Biblia! Aquí el astro rey sí se había desperezado al fin. Enfila la Virgen la Avenida. Hay una loseta grande en todo el centro de la calle rota que puede generar algún tropiezo y se avisa a Bejarano para que lo tenga en cuenta cuando sus costaleros lleguen a ese punto con el paso. En las gradas de la catedral hay mayor público, el que se va desplazando a medida que avanza el paso de tumbilla porque no quiere dejar de seguirla. El ambiente era fresco, hasta llegaba a hacer un pelín de rasca.

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“¡Estrella matutina de cándido fulgor!” canta la coral que precede a la Santísima Virgen cuando alcanza la esquina de Correos, y ya, por Fray Ceferino González, la luz envuelve la silueta de la “Virgen de los Reyes, Madre del Señor”. Suena “Encarnación Coronada”, y al llegar a los compases en los que se canta el avemaría, el pueblo de Sevilla allí congregado lo hace tímidamente, pero con elegancia, la que le corresponde a esta procesión de Aquella por quien los Reyes reinan. Junto al Archivo de Indias ya se siente el calor porque el sol da de frente. Avanza poderosa la Virgen con tanta refulgencia. Llega a la Plaza del Triunfo, y la base del Monumento de la Inmaculada es un mar de cabezas que anhelan tener una privilegiada visión de la Santísima Virgen, divisándola desde lejos hasta que Ella se adentra nuevamente en la sombra de este entorno.

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Iba llegando la mañana a su cúlmen cuando, pasadas las nueve y media, la Virgen regresaba a la Puerta de los Palos. Se gira para mirar a un pueblo, y a un lado y a otro la escoltan las autoridades militares y civiles, con el alcalde Antonio Muñoz en su estreno en el cargo en una procesión de la Patrona, y el Cabildo Catedral. Vuelve a verse al hermano Pablo tremendamente emocionado. Él sabe que Sevilla le quiere, y que habita en el corazón de Nuestra Señora de los Reyes. El ejército rinde honores a la Reina celestial. Y poco antes de las diez menos veinte, repican de nuevo las campanas de la Giralda. La Virgen entra, cruza el dintel y es engullida por la penumbra catedralicia. Al fin hemos vuelto a vivir un 15 de agosto con Ella en la calle. Esperemos que la tópica frase de “Hasta el año que viene” siga haciéndose realidad, esta vez sí, por muchos años. Pero siempre si Dios quiere... ¡Que querrá!