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El paso de la Borriquita, esta última Semana Santa. / Inma Flores
¿Se imagina por un momento que usted, nazareno de su cofradía, acuda a su templo el día de la salida y que, al llegar a la casa de hermandad a la hora convenida, se encuentre con que hay un auténtico pelotón de nazarenos en la puerta a los que se les impide el acceso a la iglesia... por razones de aforo? Pues eso es lo que les pasó este Domingo de Ramos a un buen número de nazarenos del Amor después de que la junta de gobierno decidiera que los niños de la Sagrada Entrada acompañasen de noche al cortejo de negro de la cofradía. La responsable designada por el Cabildo Catedral para velar del patrimonio de la Colegial del Salvador esgrimió que, debido a la aglomeración de público en su interior, la iglesia había rebasado su aforo –estimado en unas 2.000 personas– y que allí no entraba nadie más. Conforme la hermandad fue derivando a personas al patio, la Policía Nacional y la seguridad privada contratada por la cofradía racionó la entrada de los nazarenos que esperaban fuera en grupos de diez. No me digan que la situación no es esperpéntica. Hay fotografías aéreas durante la salida de la hermandad del interior del templo que demuestran, sin embargo, que el colapso de túnicas y acompañantes no fue tan grave.