El donante que llegó del fin del mundo

Pocos conocen que este argentino, nazareno de la Vera-Cruz, financió las obras de la capilla de su cofradía y ahora colaborará en la restauración de los Terceros

13 mar 2017 / 13:34 h - Actualizado: 14 mar 2017 / 09:04 h.
"Cofradías","Vera-Cruz","Cuaresma 2017"
  • Roberto Domínguez (Buenos Aires, 1948) posa ante su Cristo de la Vera-Cruz en el inicio de esta Cuaresma. / Jesús Barrera
    Roberto Domínguez (Buenos Aires, 1948) posa ante su Cristo de la Vera-Cruz en el inicio de esta Cuaresma. / Jesús Barrera
  • En una de las audiencias con su compatriota, el Papa Francisco.
    En una de las audiencias con su compatriota, el Papa Francisco.

Esta es la historia de un tipo flacucho y de poblados bigotes de herradura cuya estampa pareciera extraída de un lienzo del Greco. Esta es la historia de un exitoso hombre de finanzas que decidió cambiar en la oficina la corbata y la americana por los vaqueros y las zapatillas deportivas. De una persona de profundas convicciones religiosas que aprendió a rezar de la mano de su abuela, Zulema. Del hijo de un emigrante gallego que hizo fortuna en las Américas. De un nazareno de ruan que todos los años cruza el Atlántico para enfundarse en su túnica de la Vera-Cruz. De un compatriota del Papa Francisco que anda por el Vaticano como si fuera su segunda casa. De un enamorado de Sevilla, de sus iglesias, de su historia, de sus gentes, que vive a casi 10.000 kilómetros de la Giralda. Pero sobre todo esta es la historia de un alma generosa y filantrópica, de un bienhechor de las cofradías que llegó a Sevilla, como él dice, procedente del fin del mundo.

Se llama Roberto Domínguez y probablemente sea la primera vez que vean su rostro retratado en los papeles. Pocas personas en Sevilla conocerán que este argentino, nacido en Buenos Aires en 1948, ha financiado íntegramente de su bolsillo la restauración de la capilla de su hermandad de Vera-Cruz (más de 600.000 euros) y ahora se ha sabido que va a contribuir con una cantidad de 200.000 euros a las obras de restauración de la iglesia de los Terceros.

Roberto, que se declara «más porteño que el obelisco», es hermano de la Vera Cruz desde el año 2009 y, aunque desde que se ha corrido la voz de su probada generosidad son varias las hermandades que se han apresurado a ofrecerle una vara en la presidencia, este arrabalero con identidad tanguera mantiene que se morirá siendo únicamente de Vera-Cruz. «No se puede repartir el corazón. No se puede ser de Boca y de River, del Betis y del Sevilla. Llevo a la Vera-Cruz en mi corazón y me voy a morir siendo de Vera-Cruz como única hermandad sevillana. Y si ahora estoy ayudando a otras hermandades, caso de la Cena, es porque soy católico y la iglesia de los Terceros es un patrimonio de esta ciudad. No puede ser que la cierren mañana».

De carácter pasional, como todo buen argentino, Roberto empezó a frecuentar Sevilla por motivos de negocios hasta que un buen año, corría el 1999, terminó contemplando la Semana Santa con su compañera Alicia. Aquel descubrimiento les cautivó, iniciando desde entonces una vinculación que se renueva año tras año. Tanto es así que en 2012 decidieron anclar esa relación con Sevilla, «una ciudad donde la religión se te cae encima», adquiriendo una casa en la calle Mateos Gago. Pese a que también dispone de residencias en Washington, Miami o Nueva York, «cuando puedo escaparme, mi escape es Sevilla», afirma este doctor en Ciencias Económicas, abogado y auditor del que dependen, sólo en Argentina, 1.500 empleados a los que nunca se olvida felicitarles personalmente sus cumpleaños.

Pasaron los años hasta que un Lunes Santo unos amigos condujeron a esta pareja argentina a la calle Baños a ver la Vera-Cruz. «Me impactó mucho cuando la vi en la calle. Nos sobrecogió el raspar de los costaleros sobre el asfalto. A los dos nos conmovió el lema de su Cruz de Guía: Tomá tu cruz y seguíme. Me gusta rezarle a la cruz desnuda, solita. Lo aprendí del Papa Francisco», señala quien conoció a «Jorge» antes de que fuera cardenal de Buenos Aires y con el que ha compartido en el Vaticano sorbos de mate y algún que otro vídeo de la Semana Santa sevillana.

Ahí donde lo ven, Roberto, escritor, compositor y cantante de un grupo folklórico argentino en su juventud, se ha leído todos los pregones de la Semana Santa de Sevilla desde 1937 para acá. «Me quedo con los de Romero Murube, Rodríguez Buzón y Carlos Herrera». Y hasta se ha atrevido a editar dos pregones a la Semana Santa de Sevilla en los que combina excelentes décimas a cada una de las jornadas pasionales con versos a personajes tan de la intrahistioria sevillana como Vicente el del canasto o la Pantojita.

Cuando lean estas líneas, Roberto andará por Buenos Aires, pero volverá a Sevilla en las vísperas de la Semana Santa para enfundarse un año más en el ruan de su hermandad de Vera-Cruz. «No hay nada parecido. Me da un gran orgullo pensar que ya alguien en 1448 se puso una túnica parecida a la mía...». ~