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«En Sevilla está la Gloria» y Manuel Vizcaya lo ha anunciado

Declamó el Pregón de las Glorias ante el Carmen de Calatrava

Juanma Labrador jmlabradorj /
22 may 2022 / 13:26 h - Actualizado: 22 may 2022 / 13:28 h.
"Glorias"
  • Manuel Vizcaya. / Imagenes de Alejandro Castillo
    Manuel Vizcaya. / Imagenes de Alejandro Castillo

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“Lo confirmo y me reafirmo, / en Sevilla está la Gloria (...)”. Con esta categórica afirmación comenzó este sábado 22 de mayo Manuel Vizcaya López su Pregón de las Glorias de Sevilla en la Santa Iglesia Catedral, bajo la atenta mirada de esa Virgen marinera del Carmen que, desde su calle Calatrava, llegó navegando por el Guadalquivir al Arenal y arribar así en la seo metropolitana. Fue una disertación sincera, emotiva, con muchos mensajes y, muy especialmente, reivindicativo, como cuando elogió la figura del Santo Rey Fernando III, al que dedicó incluso un vibrante viva que fue respondido por el público asistente, además de a rogar a “los representantes de nuestro ilustre ayuntamiento vuelvan a tener a bien hacer festiva en la capital su onomástica, como considero es bien merecido”, alegato que fue corroborado con una espontánea pero intensa ovación, y en la que al propio Juan Carlos Cabrera, delegado de Fiestas Mayores que, por ser el presentador del pregonero, ocupaba un asiento en la presidencia del acto, no se le cayeron los anillos para unirse a ese aplauso.


El pregonero tuvo pasajes muy hermosos en su pieza oratoria, en la que combinó la prosa y el verso -una poesía libre pero con bastante ritmo y sonoridad-, y así, se encomendó a Santa María del Buen Aire, ante la que recibió la noticia de su designación durante la toma de posesión de la actual junta de gobierno de Pasión y Muerte, y dedicó un sugerente pasaje a aquellas que son Embajadoras de la fe al ser devociones marianas procedentes de otros lugares del mapa nacional, tales como Araceli, Guadalupe, Cabeza, Montemayor, Sierra... Tampoco se olvidó de la Virgen de las Nieves y de su milagro en Roma, o cómo en Sevilla Santa María la Blanca cristianizó su antigua sinagoga, precisando que “por eso cada octubre / su hermandad la lleva a gala, / pues hace más de tres siglos / su blancura inmaculada / convirtió a la Judería / a la creencia cristiana”.

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Evocó Vizcaya la aparición de la Hiniesta Gloriosa por tierras catalanas, o cómo a diario él, como cualquier sevillano, se cruza con María en el arco del Postigo y en el Puente de Triana, lo que le llevó a manifestar con hondura que “¡Soy católico, apostólico, sevillano y mariano por la gracia de Dios!”. Igualmente fue muy destacable el recorrido que hizo con las corporaciones carmelitanas, navegando con ellas de modo que “La flota irá precedida / por esta hermosa fragata /que hoy preside nuestro altar / y es Carmen de Calatrava”. Tras ello, al pregonero no le dolieron prendas en defender la vida a través del misterio de la Concepción, ni en exaltar la figura de la mujer a lo largo de la historia reflejada en la Santísima Virgen, evocando cuando cada Domingo de Ramos, como capataz del Señor de las Penas de la Estrella pasa ante la Pura y Limpia en el Postigo: “No sabes con qué alborozo, / y con cuánta devoción, / me aproximo hasta el Postigo / con quien es mi Redentor, / con el Hijo de la Estrella, / que es lo que yo más quiero, / para hacer esta llamada / dedicada con fervor: / «Por las madres que en sus vientres / sólo sienten el calor / de traer la vida al mundo, / Pura y Limpia Concepción»“.


«En Sevilla está la Gloria» y Manuel Vizcaya lo ha anunciado

Rezó ante la Reina de Todos los Santos y dedicó un capítulo importante a la devoción rociera, evocando aquí el fallecimiento de su padre, ocurrido en un accidente tras visitar a la Virgen en la aldea, diciéndole a la Blanca Paloma: “Nada te reprocho, Reina, / y aunque fuese sólo un niño, / mi fe siempre me ha dictado / el aceptar tus designios”. Cantó la fe de su hermandad de Triana y soñó cómo la Señora anhela tener doce varales en su paso, de modo que los seis que le faltan para la docena sería las varas de los seis simpecados que peregrinan desde nuestra urbe. Y del Rocío, a la Pastora Divina, advocación nacida en Sevilla y cuyo pasaje remató el pregonero en su propio barrio al decir que “de una cosa estoy seguro: / sólo con verte la cara, / cuando me llegue la hora, / tendré el alma preparada / para entregarte su flor, / ¡mi Pastora de Triana!”. Y luego se postró ante la Virgen del Rosario, tan presente en nuestra ciudad a través del fervor de nuestras abuelas, y orando de manera especial ante la patrona de los capataces y costaleros, de la que es Vizcaya su hermano mayor, y así dijo que cuando Ella sale cada 12 de octubre “otra vez será posible / disfrutar de ese milagro, / que los seises costaleros / la lleven trianeando”.

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La iglesia misionera tampoco estuvo ausente en las palabras de este pregón, haciendo un repaso por las devociones del Juncal, Desamparados, Anunciación... Destacó la labor de los colegios religiosos con María Auxiliadora, la Medalla Milagrosa y el Inmaculado Corazón, e hizo alusión a la pandemia, llevando a cabo una acción de gracias ante la Salud de San Isidoro y la Divina Enfermera, lo que nos llevó a recuperar la Luz y la Alegría que prenden en Nervión el Corazón de Jesús, y remató su intervención haciendo costaleros de las Glorias a las imágenes del Niño Jesús, formando con ellos un cuadrilla con la “que cuando llegue la hora, / en la última “llamá”, / y si estamos todos puestos, / el martillo sonará: / Sevilla, vamos al cielo, / esta vez... ¡“Tos por iguá”!”, e hizo sonar, literalmente, el antiguo martillo de su Señor de las Penas, ubicado junto al atril.

En esta edición del Pregón de las Glorias se estrenó la marcha “Mater Dei”, compuesta por la esposa del pregonero, María Luisa Palomares y dedicada a Madre de Dios del Rosario, siendo interpretada, como es tradicional en este acto, por la Banda Sinfónica Municipal, que también tocó “Glorias de Sevilla”, además de los himnos.