Un año más, la Hermandad de los Negritos ha vivido la festividad de la Porciúncula, palabra que en el ámbito cofradiero se dio más a conocer hace tres años durante la coronación canónica de Nuestra Señora de los Ángeles, pues este vocablo aparecía en algunas de las pancartas que elaborase el grupo joven para tan especial momento.
La etimología procede del latín «portiuncula», que es el diminutivo de «portio», que significa pedazo, y ese pedazo hace referencia una iglesia pequeña que hay levantada en el propio interior de la basílica de Santa María de los Ángeles de Asís, y a pesar de su pequeñez física, posee una gran relevancia para la Orden de San Francisco y para la Iglesia universal. De hecho, la porciúncula es definida por la Real Academia Española en su diccionario de la lengua como «jubileo que se gana el 2 de agosto en las iglesias y conventos de la Orden de San Francisco».
Y todos los años, en los Negritos se celebra la indulgencia de la porciúncula, cuyas condiciones para alcanzarla son visitar un templo franciscana el 2 de agosto, como lo es la propia capilla de la calle Recaredo, pues su cofradía, además, posee este título franciscano, rezar el padrenuestro y el credo, orar por las intenciones del papa, y confesar y comulgar, si bien estas acciones pueden llevarse a cabo en los días posteriores. Todo ello justifica, igualmente, que en los días del triduo se exponga al Santísimo Sacramento en el jubileo circular.
Cada 2 de agosto, por la noche, después de los cultos, y tras una convivencia con su ágape correspondiente en el patio de la casa de hermandad, los cofrades de los Negritos se reúnen en su capilla, en torno a su Virgen, al filo de la media noche, para celebrar la porciúncula y ganar sus indulgencias, cantándole su salve a Nuestra Señora de los Ángeles, tal y como se puede apreciar en el vídeo que acompaña a esta noticia.