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Ambiente y convivencia de hermanos en el patio de la Sagrada Mortaja. / El Correo
Celebrar el fin de curso no es únicamente un asunto de colegios, institutos, academias y universidades. También en las hermandades se dedica un día a poner el punto y final al curso cofrade y religioso. Muchos de estos fines de curso se llevaron a cabo el pasado fin de semana, y otros se seguirán celebrando durante esta última semana de junio. Porque aunque las iglesias hispalenses no cierren por vacaciones, sí que se reduce el tiempo que muchas permanecen abiertas y el número de cultos desciende abrumadoramente. Generalmente el rezo del Santo Rosario y la celebración de la Santa Misa prologan unos encuentros cuyo principal ánimo es el de servir de convivencia entre los hermanos de las distintas corporaciones antes de las vacaciones estivales.
El espacio temporal no será muy grande, en septiembre volverá a recuperarse el pulso. Pero los fines de curso en las hermandades sirven también para hacer balance de lo acontecido en el inmediato pasado y para establecer las líneas maestras que se dibujarán en el futuro cercano, esa restauración pendiente o tal o cual cabildo relevante a desarrollarse en los próximos meses. En las hermandades que gozan de bar es igualmente este un momento relevante por la coincidencia de hermanos que se acercan a una convivencia que hace subir las consumiciones, cuyo beneficio habitualmente habrá de repercutir directamente en las distintas obras asistenciales.
Muy pocas corporaciones no reducen su actividad, solo las que movilizan un mayor número de turistas y visitantes se mantienen abiertas al culto con (casi) total normalidad; el resto incluso a veces puede reducir sus tiempos de apertura a una misa dominical. Las distintas juventudes de las hermandades tienen mucho que ver con estos finales de curso, pues también los grupos jóvenes establecen sus propias despedidas en forma de convivencias. Y, en fin, los finales de curso son otros de esos momentos en los que una hermandad demuestra internamente como está de músculo, cuántos son los que arriman el hombro y se comprometen con la vida de la misma más allá de pagar la cuota de hermano y aparecer con el capirote puesto el día que toque, algo que hacen la rotunda mayoría de cofrades sevillanos...