Gratis una app para conocer mejor la Sábana Santa

En este tiempo, en la antesala de la Semana Santa, son muchas las personas que se interesan por todos los pormenores de la misma pero... ¿Conoce la Pasión de Cristo? A través de una app gratuita tiene la posibilidad de conocerlo

28 mar 2023 / 04:00 h - Actualizado: 28 mar 2023 / 04:00 h.
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Vaya por delante que como autor de la misma –Jose Manuel García Bautista- no gano absolutamente nada con ello y sólo me mueve el afán por que las personas conozcan mejor la Síndone de Turín, la Sábana Santa. Lo puede hacer descargándose –totalmente segura- una app en la que se da cumplida cuenta de la misma y donde puede llevarla siempre consigo.

De momento está en formato Android –en breve estará para iPhone-, adaptada para versiones más antiguas o modernas.

Un regalo que todo amante de la Semana Santa, de los valores que conlleva y de la fe, así como de la Ciencia, sabrán apreciar.

Los enlaces de descargar son:

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¿Qué es la Sábana Santa?

Sin dudas es uno de los objetos que más provocan mi fascinación y admiración, ese objeto es el más analizado, investigado y estudiado de la Cristiandad y casi del mundo; su importancia va más allá de la Fe y la Ciencia; su trascendencia es tal que tiene un impacto directo sobre millones de personas, me estoy refiriendo a la Sábana Santa, la llamada Síndone de Turín.

El Hombre de la Sábana Santa muestra huellas de una pasión conocida, de la Pasión de Cristo. Es un hombre que ha sido crucificado, así nos lo muestra que haya sido clavado por las extremidades, por las “muñecas” y los pies, que ha sido azotado cruel y terriblemente, que se le ha colocado algo en la cabeza que le ha provocado múltiples laceraciones y heridas; pero además presenta en uno de sus costados una tremenda herida producida por un objeto punzante de la cual ha manado abundante sangre.

Si revisamos la Historia de nuestra Humanidad hay unos documentos que recogen la muerte de una persona hacia el año 30 d.C. o 33 d.C. en el monte Gólgota de Jerusalén. Allí se justiciaba a los condenados por el Imperio, a los malhechores y enemigos de Roma. Allí se condenó a morir a Jesús de Nazaret, que distaba mucho de ser un malhechor o un enemigo de Roma. Pero Él ya tenía su destino desde antes de nacer y aquel destino era la cruz.

La Historia de la reliquia comienza en el momento que el procurador romano Poncio Pilatos accede a que se baje el cuerpo sin vida del crucificado y sea trasladado a un sepulcro propiedad de José de Arimatea, un influyente miembro de la sociedad de la época; se desclava del madero y es ubicado en una inmensa sábana de lino propiedad del mismo seguidor de Cristo. Es atado con un trozo de la misma sábana (una tira que se arranca de unos 10 centímetros de ancho y 4,36 metros de largo) y llevado a toda prisa a un lugar cercano al Gólgota donde estaba el sepulcro. Allí es rápidamente adecentado con áloe y mirra y dejado pues era la fecha sagrada y no se podía continuar ninguna actividad.

Tras tres días en el sepulcro se produce en su interior un fenómeno que desconocemos y el cadáver desaparece dejando sólo las vendas y el lienzo. Todos creen que el Cuerpo ha sido robado pero, sus discípulos, saben que él habló de vencer a la muerte, de un momento mágico: la Resurrección (es cuestión de fe).

Tras un peregrinar por diferentes lugares de Europa queda establecida su sede en la ciudad de Turín y comienza a ser estudiada. Los anatomistas comienzan a interesarse en aquel lienzo. Notan como se muestra correctamente ubicados los lugares de la crucifixión, los clavos, lejos de estar en los lugares (las palmas de las manos) que la imaginería y arte representaba lo hacía por el denominado “espacio de Destot”, un conjunto de hueso cercano a la muñeca y que tendrían la consistencia para aguantar el peso del crucificado, las palmas de las manos no las tenían, se rajaría. Los pies habían sido perforados por un solo clavo.

Recibió 120 latigazos al modo romano provocando múltiples heridas. Los verdugos fueron dos, un diestro y un zurdo, y habían sido muy cuidadosos de no golpear el corazón. El típico flagelo romano tenía dos pesas en las puntas de cada una de sus tres correas y había provocado múltiples desgarros en la piel.

Además tenía restos de un casquete de espinas que provoco muchas heridas por lo punzante del arbusto espinoso con el que había sido “confeccionado”. Se le había golpeado severamente en la nariz y mostraba otros golpes en el cuerpo. Por último: un lanzazo en el costado al modo romano, entre la quinta y sexta costilla, que había perforado el pulmón y posteriormente el corazón, manando de él sangre y líquido pleural que es, curiosamente, narrado por un evangelista como San Juan en su Evangelio.

La STURP, en la década de los 70, el que hace un trabajo más completo y excelso. Aquello fue sorprendente. Se demostró cualidades del lienzo que eran poco menos que imposibles: era un negativo fotográfico, mostraba tridimensionalidad (gracias al analizador VP-8 con el que Jackson y Jumper lo estudian), pólenes desaparecidos ya y que muestran el recorrido por el Mediterráneo, pólenes que incluso llevan más de un milenio desaparecidos. Además el tipo de sangre que mostraba contenía óxido de hierro, Walter McCrome creía que se debía al pigmento ocre de las pinturas pero finalmente el óxido de hierro se encuentra en la sangre y se determinó que era del tipo AB, mayoritario en Israel y en el pueblo judío y minoritario en el resto del mundo, sólo el 3% tiene ese tipo de sangre. ¡Asombroso! Pero hay más.

La Sábana Santa es químicamente estable (la imagen se mantiene, no se borra), es hidrológicamente estable (no se diluye con agua, no es una pintura), térmicamente estable. Además el lienzo tiene la urdimbre y el tipo de hilado propio de los telares de Cafarnaúm, Jerusalén o Alejandría del siglo I d.C. en la típica formación de espiga de pez.

Pero todo no podían ser gratas noticias: en 1988 el cardenal Ballestrero anunciaba que tras la realización de la prueba del carbono 14 a la Sábana Santa se había determinado que era una obra del Medievo, de entre el año 1260 y el 1390, siglo XIII o XIV.

Se convulsionó el mundo, pero la Ciencia y la Tecnología avanzaron y hoy sabemos que aquellas pruebas de radiodatación (C-14) no serían válidas por la contaminación del lienzo, posible error al tomar las muestras para los laboratorios que la realizaron, pocas garantías de la cadena de custodia, filtración de datos...

Una nueva sorpresa: la Sábana Santa contiene una sustancia llamada vanilina, una sustancia que anida en el lienzo y que su presencia o ausencia podría determinar la edad del lienzo: en función del porcentaje de su presencia en el lienza podemos decir que la Sábana Santa tendría una datación de entre el siglo –I a.C. y el I d.C.

Así las cosas, creer que la Sábana Santa es una falsificación atendiendo sólo a la muy dudosa prueba del carbono 14 es poco menos que pensar que en el Renacimiento pudieron viajar a la Luna... Sería un hecho tan milagroso casi como su formación.

¿Quién es el Hombre de la Sábana Santa? Esa es una cuestión que para unos es una cuestión de Ciencia, para otros es una cuestión de Fe, tal vez desde la sinceridad del corazón podamos responder cada uno, de forma privada y personal, a esa compleja pregunta.

En esta app encontrará todo lo que siempre ha deseado saber sobre el lienzo de Turín. ¡Qué la disfrute!