Esta planta perenne de la familia de las liliáceas, con un bulbo del que nacen varias hojas largas y lustrosas, de tallo alto y flores grandes, blancas y muy olorosas guarda relación con la Iglesia por su simbología mariana. La azucena, como ocurre con otras tantas flores, alude a una virtud de la Virgen María. Si los tulipanes suelen estar asociados a la nobleza y a la santidad; los lirios se vinculan a la pureza y los jazmines a la gracia y elegancia, la azucena es signo de virginidad. Las hermandades y cofradías de Sevilla no son ajenas a estos símbolos eclesiásticos, cuyo uso y significado están muy arraigados tanto en el seno de la sociedad cristiana como en el orbe cofrade.

Así, es frecuente contemplar lienzos, tallas de madera o piezas de orfebrería relacionadas con esta flor dentro de un cortejo procesional. El paso de la Soledad de San Lorenzo es un claro exponente. Su canasto dorado está adornado por flores de azucenas talladas y estofadas con maestría. Su característico diseño lleva la firma de Santiago Martínez. Entre 2005 y 2006, la hermandad del Sábado Santo decidió restaurar su paso de salida y, fruto de estos trabajos, las azucenas recobraron todo su esplendor pues habían perdido su original color y se habían difuminado en el conjunto de la obra. Para muchos cofrades, fue todo un descubrimiento.

También es conocido el ramo de azucenas labrado en plata y oro que posee la Virgen de la Macarena y que portó en su mano derecha con motivo del cincuentenario de la coronación canónica. Una bella pieza de orfebrería donada por la hermandad del Amor.

En ocasiones, las azucenas se presentan en una jarra y forman un pequeño ramo siguiendo el modelo de los cuatro remates de la Giralda, obra de Basilio Cortés y que fueron añadidos a la universal «Turris fortissima nomen domini» a mediados del siglo XVIII. En este sentido, la hermandad de San Benito destaca por encima de otras corporaciones en cuanto al uso de este singular elemento. Los nazarenos del antiguo barrio de la Calzada lo llevan tanto en el escudo de la corporación como en la medalla de la hermandad. En el anverso está grabado el busto de Jesús en su sagrada presentación y en el reverso figura la citada jarra de azucenas con la inscripción «Hermandad sacramental y cofradía de San Benito». Jarritas que también podemos ver en el paso de la Virgen de la Encarnación, en concreto, en las perillas que coronan el palio.