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El Señor de la Cena porta en su mano izquierda el cáliz de la eucaristía. / El Correo
«Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz. Pero que no se haga mi voluntad sino la tuya». No es extraño que un elemento que encierra tantas connotaciones religiosas, que es parte fundamental de la eucaristía y que constituye un auténtico símbolo del Catolicismo esté tan presente en las hermandades de Sevilla de un modo u otro. Ese recipiente en forma de copa o vaso que el sacerdote utiliza para consagrar el vino en la misa es portado por imágenes secundarias y por Titulares, aparece en el canasto de algunos pasos, en las insignias que hacen alusión al carácter sacramental de las corporaciones, en escudos, denominaciones de hermandades, en composiciones de marchas de Semana Santa y en un largo etcétera.
Si hablamos de cálices, tenemos que hacer referencia obligada a la imagen del Señor de la Sagrada Cena, que lo porta en su mano izquierda. También hay dos ángeles que llevan esta pieza de orfebrería en sus manos. La talla de Abascal para la hermandad de la capilla del Dos de Mayo, que representa el momento en el que recoge la sangre y el agua que brota del costado de Cristo y el ángel que acompaña al Señor en la Oración en el Huerto de Monte-Sión.
En el paso de Jesús Despojado de sus vestiduras es un sayón, en la delantera del misterio, quien porta el cáliz. También el Domingo de Ramos forma parte de otros dos canastos, el misterio de la calle San Jacinto, sobre un monte de flores a los pies del Señor de las Penas y, algo más escondido, en las sobrias parihuelas del humilde y paciente Cristo de la calle Sol, en la peña tallada en madera, entre el bello y llamativo exorno floral.
En el capítulo de escudos, la lista sería interminable: Aguas, Esperanza de Triana, Sed, Trinidad, Divino Perdón de Alcosa... En esta última corporación de vísperas también se alude de forma directa en su título «Santo Cáliz de Nuestro Padre Jesús del Divino Perdón...». Extensa sería también la enumeración de enseres en los que figura esta pieza. Por citar tan solo dos ejemplos, el llamador del paso del Señor de la Salud de Los Gitanos y el magnífico simpecado de los Primitivos Nazarenos de Sevilla. En esta insignia aparece una virgen sacerdotisa que lo porta entre sus manos. En cuanto a composiciones musicales, encontramos entre otras partituras, la marcha compuesta por J. Águila y A. Castro, El Cáliz, para la banda de Nuestra Señora del Sol.