José Luis Muñoz, 25 años rezando Caridad

José Luis concurre al próximo cabildo de elecciones de Santa Marta como miembro de la candidatura presentada por Antonio Távora, única hasta el momento

05 sep 2017 / 23:22 h - Actualizado: 05 sep 2017 / 23:55 h.
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Triana es su barrio y la Esperanza una devoción «inquebrantable». Lleva alrededor de treinta años viviendo en el arrabal trianero y, siempre, ha formado parte de su vida. Su niñez y su adolescencia pasan por la Sierra Norte de Sevilla. Allí vivió, en Constantina, hasta los 19 años. Sin embargo, su abuela materna, natural de Triana, hizo que siempre tuviera muy presente el barrio en el que estaban sus raíces. Él es José Luis Muñoz. Pocos lo llaman así. Él mismo, casi ni se reconoce. La Sevilla cofrade lo conoce como Pepe Illo. Así lo bautizó un compañero del coro parroquial en el que pasó su infancia. Un apodo cariñoso que ha ido arrastrando durante toda su vida.

Y de una orilla, a otra. De Triana, a Sevilla. Porque en Triana está su Esperanza y en Sevilla su Señor de la Caridad. De él se enamoró hace más de un cuarto de siglo y, entonces, siendo ya un adulto, decidió hacerse hermano de Santa Marta. José Luis encontró en la corporación del Lunes Santo a la «hermandad que quiero vivir». A San Andrés llegó junto al florista Javier Grado. Y es que, sus vidas siempre han ido de la mano. Desde niños, han permanecido unidos. «Es mi hermano», dice José Luis.

Este sevillano y padre de dos hijas busca la mirada inerte del Cristo de la Caridad. En ella encuentra el alimento que sacia su corazón cristiano. Y es que, antes que cofrade, José Luis es un hombre cristiano. Un hombre cristiano que desarrolla su fe de la manera más humilde y pura posible: honrando al Santísimo Sacramento. Y después de él, están las imágenes que son sus devociones. Es esta la sensatez que, en ocasiones, se echa de menos en nuestra Semana Santa.

Y esta sensatez, junto con el compromiso que siente por su hermandad, le ha llevado a dar un paso más. En octubre optará a convertirse en secretario de la junta de gobierno de la corporación de San Andrés. Forma parte de la candidatura de Antonio Távora, como secretario, y, junto a él y su equipo, pretende contribuir a seguir llevando a Sevilla el mensaje y razón de ser de Santa Marta: Charitas Christi urget nos (la Caridad de Cristo nos apremia).

José Luis Muñoz llegó a Santa Marta de una forma tímida. Su amigo del alma era su único compañero en esa aventura cofrade que iniciaba desde la conciencia y la responsabilidad. Su madurez cristiana y la mano caída del Señor de la Caridad le llevaron hasta la Plaza de San Andrés. Comenzó siendo un hermano más que acudía enfundado en su antifaz negro cada Lunes Santo para realizar estación de penitencia. Poco a poco, su fe y la devoción que crecía en su pecho le hicieron acudir al céntrico templo con más asiduidad. Y así, sin darse cuenta, se fue integrando en una corporación que ahora considera como su propia casa. Por eso, no pudo decir que no cuando se le presentó este nuevo reto: «Cuando tu hermandad te llama a filas, y te lo permiten tus circunstancias, tienes que acudir y estar dispuesto», así de tajante se muestra Pepe Illo para justificar su decisión.

José Luis Muñoz se enfrenta a esta nueva etapa con el esperanzador deseo de permanecer, siempre, bajo la mirada de la Virgen de las Penas. Y es que, ella te termina cautivando. Sus ojos afligidos, que miran al infinito, siempre vencen la partida. «Ella te va ganando poco a poco». Tan distinta a su Esperanza de Triana pero con el mismo corazón de madre, la Virgen de las Penas siempre permanece al lado del que fue su hijo y en Santa Marta es trasladado al sepulcro. «La devoción a la Virgen de las Penas es muy especial en la hermandad. Ella ocupa un lugar secundario porque siempre está al lado del Señor». Y es que, ese fue el papel real que la Virgen ostentó hace ya más de dos mil años.

En la vida de José Luis hay tres patas bien diferenciadas: su familia, su trabajo y su hermandad. De sus palabras se deduce el respeto que los que más le quieren le tienen. Él y su mujer, junto a sus dos hijas, forman un tándem perfecto, comprometido con Sevilla y su forma de ser cristiana y siendo conscientes de que tras lo superfluo y el folclore se esconde la principal razón de ser de nuestra fe, algo que nunca podemos pasar por alto. «A mis hijas, el único legado cofrade que les quiero dejar es que mi testimonio y el de mi mujer sea el que les influya para que sigan con su vida cristiana», afirma orgulloso.

Cree en la libertad. Por eso, ha dejado que sean sus hijas las que elijan la hermandad en la que desarrollar sus creencias. «Una es hermana de la Esperanza de Triana y la otra, de Santa Marta. Ambas son de la Pastora de Triana». Y es que, la Esperanza no es la única debilidad trianera de José Manuel Muñoz. En Santa Ana hay otra y es la encargada de mantener al rebaño de sus hijos sevillanos unidos. Es la Pastora. José Luis fue hermano mayor de la hermandad de gloria entre los años 2002 y 2009.

Y siendo testigo del discurrir vital de José Luis Muñoz, Santa Marta. La sirvienta fiel de Jesucristo permanece impasible en su capilla de San Andrés. Hasta allí son muchos los fieles sevillanos que acuden a diario. Casi se ponen de puntillas e intentan alcanzar con la punta de sus dedos los pies de la imagen que tallara Sebastián Santos Rojas en 1950. Y es que son muchos los que ven en sus ojos el misterio del amor que esta ciudad profesa al Señor. Seguro que José Luis también lo hace. En su casa, solo hay un cuadro de una imagen y esa es Santa Marta.

El corazón de José Luis no está dividido. En él conviven San Andrés y Triana. En el arrabal están sus raíces y la cara morena de su Esperanza. En San Andrés, la hermandad que siempre soñó. A la que siempre quiso pertenecer.