La Carretería, reclamo de bares para cofrades

El misterio estrenó el nuevo monte tallado que le confiere más realismo a la escena

25 mar 2016 / 19:11 h - Actualizado: 25 mar 2016 / 23:10 h.
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  • El paso de misterio de la Carretería cruza la plaza de San Francisco. / Inma Flores
    El paso de misterio de la Carretería cruza la plaza de San Francisco. / Inma Flores

Si es difícil moverse estos días por Sevilla para cualquier sevillano, que descubre calles por las que no pasa el resto del año, cómo debe de ser para un turista, sobre todo extranjero, que con el mapa en una mano y el programa con los itinerarios en la otra intenta orientarse y ver algunas cofradías. “¡Zaragoza!”, indica con acento italiano a sus compañeras de expedición una señora en la esquina de Joaquín Guichot mientras avanzaba la hermandad de la Carretería desde Gamazo hacia la Plaza Nueva. La confirmación la recibía de la pizarra del bar La Corona. Donde habitualmente se indica los partidos de fútbol que se pueden ver en el local o las tapas del día, este establecimiento señalaba: «Hoy pasa por La Corona... La Carretería».

Y allí estaba la cofradía del Arenal, casi recién superada su difícil salida –el ancho de la calle Real Carretería es muy inferior a la largura del paso, lo que obliga a iniciar la revirá ya desde el interior de la pequeña capilla–, para el deleite de forasteros y lugareños, sobre todo, con niños pequeños que se hacían hueco en primera fila para pedir caramelos, estampitas o cera. «¿Esta es de negro, verdad, papá?», le preguntaba Marta a su padre para asegurarse y evitar apreturas y empujones. Aunque la túnica es de terciopelo azul con la cruz de Santiago en el pecho y los nazarenos guardan perfectamente la compostura, sosteniendo los cirios tinieblas con las manos enguantadas en cuero negro, algunos pequeños obtuvieron su recompensa. Igual que una familia completa llegada de Lugo que ha visto la Semana Santa a piñón desde que llegó el miércoles pero que todavía tenía sus dudas: «¿Por qué pasan los costaleros por medio de la fila de nazarenos?». Inexplicable, ciertamente. «Irán a buscar otro paso», sugiere la madre. Pero en apenas unos minutos se diluye la conversación: llega el misterio del Señor de la Salud y la Virgen de la Luz en sus Tres Necesidades, ese impresionante misterio que ha ganado en altura –aún más– gracias al monte tallado, diseñado y ejecutado por el prioste José Luis Cuevas, exornado por lirios y cardos que contrastan con la caoba de un canasto personalísimo de hojarasca y con un gran nudo que abraza toda la pieza. Completa el conjunto la banda de las Cigarreras interpretando Madre Cigarrera... y tan satisfechos quedaron que estaban dispuestos a irse en busca de otra cofradía sin saber si venía o no otro paso detrás. «Ahora viene la Virgen, esperen», le advierte un compañero de acera.

En la salida, un guardabrisa trasero izquierdo del palio se había aflojado. Un servidor de la cofradía ajustó el perno en la calle Adriano, así que todo estaba en perfecto estado para delite de los gallegos, de los italianos y de Marta y su familia moronense cuando la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, con su nuevo puñal de plata, donado por el equipo de priostía, perfumada por rosas de pitiminí blancas y azahar en las jarras delanteras y claveles blancos en las laterales, llegó arropada por los sones de Sevilla cofradiera que interpretaba la banda Nuestra Señora de la Victoria. Ahora sí, ya podían todos cambiar de ubicación y buscar otra cofradía. Todavía tenían toda la tarde del Viernes Santo por delante.