La Macarena: Como en la Madrugá de 1914

La Virgen de la Esperanza estrena para sus cultos cuaresmales una réplica de la saya granate que diseñó Rodríguez Ojeda y que se perdió en el incendio de San Gil en 1936

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
04 mar 2018 / 08:07 h - Actualizado: 04 mar 2018 / 11:19 h.
"San Esteban","Las Cigarreras","Cuaresma","Cecop","Cuaresma 2018"
  • <p>San Benito</p><p>El grupo joven proyecta la restauración del antiguo manto de salida por los 25 años de la coronación. / Foto: M.G.</p>

    San Benito

    El grupo joven proyecta la restauración del antiguo manto de salida por los 25 años de la coronación. / Foto: M.G.

  • La Macarena: Como en la Madrugá de 1914
  • <p>Viernes de Dolores</p><p>El Cristo de Pasión y Muer-te protagoniza una complicada salida desde el Buen Aire. / Foto: Manuel Gómez</p>

    Viernes de Dolores

    El Cristo de Pasión y Muer-te protagoniza una complicada salida desde el Buen Aire. / Foto: Manuel Gómez

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  • La Macarena: Como en la Madrugá de 1914
  • <p>Alcosa</p><p>La hermandad de los Desamparados ha sufrido esta semana el robo de dos sayas. / Foto: Hdad. Alcosa</p>

    Alcosa

    La hermandad de los Desamparados ha sufrido esta semana el robo de dos sayas. / Foto: Hdad. Alcosa

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Es la estética que presenta la Macarena en el septenario consagrado en su honor, que comienza hoy domingo. La Virgen de la Esperanza estrena para sus cultos cuaresmales una réplica de la saya bordada en oro sobre terciopelo granate que diseñó Juan Manuel Rodríguez Ojeda y que lució por primera vez en la Madrugá de 1914, como recoge el diario El Liberal en su edición del 13 de febrero del aquel año. La nueva pieza, presentada anoche en la Basílica, es una de las seis sayas juamanuelinas que desaparecieron pasto de las llamas –sólo se salvó la morada que llevó en el cajón en el que fue ocultada la imagen durante los tumultos– en el incendio que asoló la parroquia de San Gil y las dependencias anexas de la hermandad en la noche del 18 de julio de 1936. El proyecto de recuperación ha sido encomendado al taller del bordador sevillano Mariano Martín Santonja por iniciativa de un grupo de hermanos, «reproduciéndola del modo más fidedigno posible para devolverla al ajuar de la Esperanza que cuidadosamente ideó Rodríguez Ojeda» a principios dl siglo XX. En este proceso de recomposición sobre el bastidor han sido claves las fotografías antiguas que se conservaban de esta saya granate, en especial la del besamanos de la Esperanza con zapatillas y sobre una peana cubierta por un paño de bocina en San Gil, y la del paso de palio con el manto que también diseñara este genial artista y bordara Elisa Rivera hacia el año 1880. Del mismo modo, se han tenido muy presentes las similitudes que guarda con obras realizadas para otras hermandades y que se conservan en la actualidad, y en las que se emplea la urna funeraria como motivo central que vertebra otros elementos decorativos. La encontramos en las bambalinas frontales de los palios de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso del Gran Poder (1903), La Hiniesta (1906) y Amargura (1926); así como en las sayas –igualmente bordadas sobre terciopelo granate– de las dos primeras dolorosas citadas con anterioridad en los años 1903 y 1916, respectivamente. Martín Santonja ha señalado que la confeccionada para la Virgen de la Esperanza, felizmente recuperada ahora, supone «un desarrollo tanto en tamaño como en riqueza ornamental» de la urna funeraria alusiva a la nueva vida: «Borda una malla en su interior, también presente en otras piezas en la parte inferior, tal vez para que conjugase con el manto [por el de malla o camaronero] que él mismo le bordase en 1900 a la imagen». Esta nueva recuperación patrimonial se suma a la realizada en el año 2000. Entonces se reprodujo la también desaparecida saya blanca de Juan Manuel del azulejo que corona el Arco de la Macarena.

Pasión y muerte

Recuperará su paso por el Altozano

La hermandad de Pasión y Muerte modificará su itinerario el próximo Viernes de Dolores. Las obras de Emasesa de la calle Rodrigo de Triana le obligarán a cambiar tanto su camino de ida como de vuelta a la parroquia de Santa Ana, donde viene realizando estación de penitencia. Al llegar a Pagés del Corro, la comitiva de ruan se desviará por las calles Luca de Tena y Cristo de las Tres Caídas para llegar a la catedral trianera por Pelay Correa. Al salir del templo, el crucificado de Arteaga continuará por la calle Pureza pero dejará su habitual discurrir por las calles interiores del barrio (Fabié y Rodrigo de Triana). En su lugar, se alargará hasta la plaza del Altozano, epicentro del arrabal y punto cofrade por excelencia, por el que discurrió en sus primeras salidas. La corporación que dirige José Javier Ibáñez recupera así este escenario clásico para las cofradías de Triana hasta retomar el camino de vuelta por San Jacinto.