La revolución del no

El martes, en el Alcázar de Sevilla, se celebrará la asamblea de hermanos mayores que dilucidará si se devuelve, o no, el dinero a los abonados de las sillas y los palcos de la Carrera Oficial.

Algunas hermandades se han manifestado públicamente a favor de esta devolución. El presidente del Consejo, Paco Vélez, dijo que «moralmente» tendrían que hacerlo, pero también hay un grupo que está en contra de que se devuelva el montante.

Algunos miembros de las secciones que se verían más afectadas por el reingreso del montante a los usuarios están recabando votos en contra. Algunos días de penitencia también están haciendo lo mismo.

Que la votación sea a mano alzada hará que muchos voten lo contrario a lo que piensan. Esto sería votar a favor del sí cuando se quiere el no.

Las votaciones, aunque sean de carácter privada, terminan sabiéndose. Se ha vivido en el pasado, se vive en el presente y se hará en el futuro. La mayoría de los años conocemos los tres nombres de pregoneros y cartelistas que hay encima de la mesa y el orden en el que han quedado. Con este tema no iba a ser menos.

La cuestión es que el hermano mayor que votase en contra del reintegro dejaría tocada su imagen y la de la hermandad a la que representa. Si el voto fuese secreto, como muchos están intentando conseguir, el resultado, seguramente, fuese otro.

Varios miembros del Consejo ya se han puesto en lo peor y piensan en lo que pasaría si sale el no. Alguno que otro baraja hasta la posibilidad de marcharse si los hermanos mayores deciden no devolver el dinero a sus legítimos dueños

Las hermandades sufrirán un rejón de castigo al no recibir la totalidad de la subvención, pero el mal puede ser aún mucho peor si no se devuelve, pues algún usuario podría decidir levantar la alfombra de la Carrera Oficial, en la que los estamentos implicados hacen la vista gorda empezando por el Ayuntamiento.

La relación de los diversos consejos de hermandades de otras ciudades con la de Sevilla no es del todo idílica, más aún cuando el Consejo hispalense aceptó sin rechistar cobrar el IVA de las sillas mientras el resto de ciudades estaban organizando un frente común para evitarlo.

Otro aspecto importante que ha generado roces de la institución de la calle San Gregorio con las otras es la negativa de acudir a FITUR este año. Algún que otro cargo de la Junta terminó muy molesto por la ausencia de Sevilla en la feria del turismo de Madrid.

Todavía quedan dos años del actual Consejo y ya se barruntan los primeros movimientos de cara al proceso electoral de 2022.

Si todo sale según lo previsto, el próximo presidente del Consejo, si no repite Vélez, tendrá que cargar con una coyuntura económica más que desfavorable y con unos ingresos, si los hay, hipotecados a futuro.

Los vientos que soplan del Arenal no son ni mucho menos descartables, aunque hay ecos del Arco que resuenan mucho más. Por el momento, todo son conjeturas y habrá que esperar, al menos, al verano de 2021 para que se haga oficial alguna candidatura. Dos años de campaña es mucho y durante ese tiempo, los que tienen ahora el gusanillo de presentarse pueden cambiar de opinión, más aún sin saber si la Semana Santa de 2021 se llegará a celebrar, pues de no celebrarse, el Consejo que saliese de las elecciones de 2022 tendría que vivir con una situación que sería muy crítica económicamente hablando.