La hermandad de La Exaltación vuelve a protagonizar un capítulo de elegancia y buen gusto en el arte efímero de la priostía. Se puede ver esta semana en el presbiterio de Santa Catalina, donde se levanta un soberbio altar de cultos para la Virgen de las Lágrimas. Un bosque de cera, con unos 250 puntos de luz, alumbra este montaje, el primer altar de triduo de la dolorosa tras su vuelta a casa hace ahora un año.
Respiraderos del palio, incluyendo de una manera integradora los ángeles pasionistas de las esquinas, y en la zona central, a los pies de la Virgen, se abre un manifestador que custodia la imagen de San Juan Bautista Niño, obra de Hita del Castillo y propiedad de la hermandad Sacramental de esta corporación del Jueves Santo. Completa todo, un cuidado y medido exorno floral en tonalidad melocotón que está compuesto por rosas tiffanys, crisantemos monoflor naranjas, claveles de Ecuador, hojas de eucalipto, solidago amarillo, statice y hojas naranjas. Su parte de trabajo también ha tenido la floristería Los Claveles, ya un miembro más del grupo de priostía de La Exaltación. ¿Será esto un avance de la próxima semana? A buen seguro que el besamanos de la Virgen de las Lágrimas deparará otra estampa singular.