Las pinturas murales que decoran el altar mayor de la capilla de los Ángeles, de la hermandad de Los Negritos, han recobrado su primitivo esplendor. Desde este sábado, el presbiterio de la capilla de la calle Recaredo luce ya sin andamios, una vez finalizada la primera fase de los trabajos de restauración que sobre estas pinturas están realizando desde el pasado mes de abril el conservador y restaurador de obras de arte Carlos Peñuela en colaboración con la también restauradora Ana Marín López.
Las pinturas objeto de intervención llevan la firma de Rafael Rodríguez Hernández –el mismo autor de las pinturas murales de la Basílica de la Macarena– y fueron realizadas entre diciembre de 1974 y julio de 1975.
Los trabajos de restauración han consistido fundamentalmente en la limpieza superficial y retirada de diferentes restos, así como de la antigua iluminación de la bóveda; la fijación y consolidación de los paramentos y estratos pictóricos; la limpieza, mecánica y química, de todos los paramentos de pintura mural en toda la capilla; la reconstrucción de algunos elementos y reintegración volumétrica de distintos paramentos; y la reintegración cromática de todo el conjunto con criterios de conservación de diferenciación, reversibilidad en los materiales y de mínima intervención, para finalmente protegerlos con una fina capa de protección. Durante los trabajos de restauración «se han descubierto distintas firmas del autor donde se lee que Rafael Rodríguez Hernandez me pintó en el año de 1974», asegura Peñuela. A partir de este lunes se iniciarán los trabajos correspondientes a la segunda fase, centrados en la bóveda y el falso cupulín del altar lateral del Cristo de la Fundación. Para los cultos de la Virgen de los Ángeles, a primeros de agosto, la capilla habrá recuperado entonces todo su esplendor