«Quiero reivindicar la importancia de las cofradías en la ciudad»

José Ignacio del Rey Tirado. Pregonero de la Semana Santa 2018. Este abogado y cofrade del Silencio y Los Estudiantes se convertirá el próximo domingo en el tercer apellido Del Rey que pasará a la historia por pronunciar el anuncio oficial de la Semana Santa

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
13 mar 2018 / 10:30 h - Actualizado: 13 mar 2018 / 09:22 h.
"Cuaresma","Pregones","Entrevista","Pregón de la Semana Santa 2018","Semana Santa 2018","Cuaresma 2018"
  • El abogado y cofrade José Ignacio del Rey Tirado en las dependencias de la casa de hermandad de Los Estudiantes. / Jesús Barrera
    El abogado y cofrade José Ignacio del Rey Tirado en las dependencias de la casa de hermandad de Los Estudiantes. / Jesús Barrera

Sus tres hijos –Esperanza Macarena, Antonio José y María de la Concepción– le regalan cada mañana una entrañable cuenta atrás: «¡Hoy solo quedan cincooo díaaaas, papá!». Aun así, José Ignacio del Rey Tirado (Madrid, 1972) mantiene su actitud campechana y «la naturalidad» que tanto le han aconsejado en casa, en base a lo vivido con el tío José María (1952) y su hermano Eduardo (1999). Como cofrade «de calle» y seguidor del Pregón de la Semana Santa –incluso desde el Lope de Vega–, este abogado de 45 años quiere rendir «homenaje a lo que suponen las cofradías en la ciudad y en la Iglesia» en el anuncio oficial que el próximo domingo dará en el teatro de la Maestranza. Eso sí, tras superar esta semana de entrevistas, desayunos informativos e invitaciones a actos, cultos, traslados...

—¿Cuesta sobrevivir a la Cuaresma como pregonero?

—Cuesta. Tienes que tener una agenda muy bien organizada, tiempo y capacidad para resolver sudokus para asistir a todo. Cuesta pero es tan bonito que uno no puede ni medio quejarse ni parecer que se queja porque, al contrario, recibe mucho más que el esfuerzo que supone ir a tantos sitios. Es una bendición de Dios. Eso sí, también es cierto que me pilla acostumbrado y con cierto rodaje después de haber sido diputado mayor de gobierno [de los Estudiantes] en los últimos ocho años con cuaresmas muy intensas de continuas reuniones.

¿Qué ha descubierto este año como pregonero?

—He tenido la oportunidad de acercarme a hermandades, imágenes y hermanos en general con los que normalmente no convivo. La sensación de estar sentado en un quinario de un titular que no es tuyo y celebrarlo como lo haces en tu hermandad, me ha llamado mucho la atención.

—Con dos pregoneros de la Semana Santa en casa, ¿qué consejos le han dado?

—Muchísimos. El más permanente que me ha dado mi hermano [por Eduardo del Rey Tirado, pregonero de la Semana Santa de 1999] ha sido que disfrutara y, ahora lo entiendo, del hecho de ser pregonero con todo lo que me iba a venir encima. Luego, han venido otros consejos como naturalidad, asumir las cosas con normalidad, ponerse en oración a la hora de escribir.... Mi hermano ha estado aconsejándome y al tanto del texto, como lo hace normalmente en la vida.

—Después de los últimos años con Rafa Serna y Alberto García Reyes en los que se han alcanzado cotas muy altas en el Pregón, ¿ha tenido que armarse de más responsabilidad a la hora de tomar el relevo?

—Sí, totalmente. Siempre he dicho, pues soy muy del Pregón, que no solo en las últimas dos ocasiones; sino en los ochenta años anteriores por el elenco de nombres que ha dado, que me da mucha responsabilidad. Ahora bien, las dos últimas ediciones, que han conseguido conectar con el público y llamar a la emoción, me han espoleado para intentar dar lo mejor de mí mismo. No tanto explorando la misma vía que hicieron ellos, pero sí sabiendo que al público hay que emocionarlo y transmitirle la verdad de esto.

—Como gran seguidor, ¿qué tres elementos no pueden faltar en un buen Pregón de la Semana Santa?

—No pueden faltar la emoción, la fe y las cofradías. Con eso se resume todo. El más difuso, que es la fe, se refiere al modo tan especial que Sevilla vive esa relación con Dios a través de las imágenes y lo que supone vivir la fe en la calle. La emoción está clara, y las hermandades por el papel fundamental que juegan.

—En un primer momento, se propuso hacer un Pregón basado en vivencias, «lleno de esperanza y alegría»... ¿cree que lo ha conseguido?

—(Sonríe)...Creo que sí. Me reconozco en esas afirmaciones. Mi pregón es eminentemente cofrade, de las cofradías y para las cofradías. Todos los cofrades se van a sentir reflejados o dentro del pregón. Va a ser de esperanza y de alegría, de reivindicar la importancia de las cofradías en nuestra ciudad y en nuestra Iglesia. Mi pregón es un homenaje a lo que suponen las cofradías. Va a ser sencillo, directo, no va a tener complicaciones. Para echar un buen rato de cofradías, que es de lo que se trata.

—¿Cómo definiría su pregón?

—Uf... es difícil porque las etiquetas del Pregón son complicadas. No quiero ser pretencioso. No digo que sea distinto sino que no se ajusta a las etiquetas que hasta ahora conocemos. Ni es pura poesía ni tampoco todo doctrina. Estaría en medio. Es un pregón vivencial, cofrade.

—¿Se ha atrevido finalmente a componer versos?

—Sí. Aunque no soy poeta, entiendo que los códigos del Pregón están claros. Muchas veces la gente espera la poesía para dar determinados mensajes. También es una cuestión para que la gente pueda descansar y para que el ritmo del Pregón no sea siempre igual. En este sentido, sí que me he atrevido a hacer versos, con toda la humildad y sencillez.

—También se ha animado a incluir música...

—Al principio no lo tenía pensado. Con el paso del tiempo, he visto la posibilidad de que podía haber música y me ha salido. Es la música como un detalle, en un momento puntual para subrayar alguna cuestión. Creo que ha funcionado bien y que puede ser interesante. Y ahí lo dejo.

—¿Considera que el Pregón debe evolucionar hacia otra puesta en escena? Hay quien considera que el formato actual está agotado...

—No creo que el Pregón sea un género agotado en sí mismo. Como espectador me gusta como está. No echo de menos variaciones, pero también es cierto que soy un público muy fácil. Ahora, conociendo otras puestas en escena, entiendo que la vida va hacia eso, se mueve. No solo hablo de lo que se ha hecho en Sevilla, sino en otras ciudades. Siempre hablo del pregón de Antonio Banderas de Málaga, por ejemplo, que fue hace unos años y puede ver por Youtube. Me asombró porque tenía audiovisual, sonido y hasta una petalá sobre el escenario. Era un espectáculo en el buen sentido pero era pregón. Para eso hay que ser Antonio Banderas y Málaga. En Sevilla a lo mejor no se entiende. Pero, ahora bien, giros musicales y cuestiones que ayuden a avanzar, no veo por qué no; aunque yo no soy capaz de hacerlo. Como siempre digo, no es necesario poner imágenes, la palabra es poderosa y es capaz de tocar el corazón. Si el pregonero lo consigue, ya puedes poner las fotografías de los mejores fotógrafos, que la palabra es capaz de tocar el corazón igualmente.

—¿Entonces ve viable una evolución del Pregón en los próximos años?

—Puede ser hacia una mayor puesta en escena. Dependerá del pregonero que se elija y de los responsables del Pregón en la medida que lo permitan. Pero no creo que el Pregón esté parado ahora mismo. Hay propuestas. Eso pasa. No en el de Semana Santa, que siempre llegan más tarde, sino en los otros pregones que se celebran en la ciudad y en los que ya se están viendo cosas. Habrá que ver qué cuaja y qué no cuaja. Pero no me disgusta una mayor puesta en escena.

—En las últimas semanas ha confesado su preocupación por el tiempo, reconociendo que ha recortado texto para «no pasarse»...

—He pretendido hacer un pregón que la gente se quede con ganas y no que tenga ganas de irse. Quiero acabar en torno a las dos de la tarde. Creo que es una hora buena. Me ha costado mucho recortar porque me había salido muy largo y, sobre todo, porque no quería que se perdiera el sentido las cosas que me habían salido del corazón. Al final durará en torno a una hora y media.

—¿En esa hora y media estarán nombradas todas las hermandades?

—Voy a intentarlo. Están recogidas pero porque el propio hilo argumental así lo va a exigir. Ya se verá cuál es. Estoy muy contento con el hilo argumental. Es una de las ilusiones que tengo porque entiendo que puede ser una novedad y que ayudará a la gente a guiarse. El soporte no es el habitual, justifica que de una forma u otra pueden ser nombradas o mencionadas las diferentes hermandades.

—¿Qué recuerdo le gustaría que se llevasen los que salgan de escuchar su pregón este domingo?

—Que ha sido un pregón amable, que lo ha pasado bien y que tiene ganas de volver a ir a la calle a ver cofradías. Con eso me doy por pagado. No pretendo más. Bueno, sí, no quitarle la afición a nadie (se ríe).

—¿Ha tenido ocasión de avanzarle el texto al arzobispo Juan José Asenjo?, ¿qué le ha dicho?

—Se lo entregué el día que visitó mi casa. Le di una versión muy cercana de lo que se va a leer, porque todavía es más extensa. Y muy bien. Me devolvió el comentario con una llamada bastante cariñosa. Parece ser que está conforme y que le gustó.

—¿Dispuesto también a recibir alguna mala crítica al día siguiente?

—Sí, sí. El pregón no es solo mío, que Sevilla lo coja y haga lo que le parezca oportuno. ¿Que no le va a gustar a todo el mundo? Seguro.

—Decía el arzobispo en esta Cuaresma que las estaciones de penitencia sin público que las contemplen pierden el 75 por ciento de su utilidad. ¿Comparte el mensaje?

—Totalmente. Además lo he sufrido como nazareno. La hermandad del Silencio transitó por la calle Daoiz sin público. Y no me gustó en absoluto. La razón de ser no es el público pero salimos para evangelizar. Quien toma esas decisiones no lo hace caprichosamente sino de manera estudiada, pero también hay que buscar un equilibrio. La seguridad es importante y este año se está demostrando. Hasta ahora las medidas iban dirigidas hacia los que íbamos a ver cofradías, parece ser que este año se están enfocando más a la gente que va a perturbar el normal desarrollo de la celebración. En eso estoy de acuerdo con el arzobispo: vaciar las calles de gente no tiene mucho sentido. Es desnaturalizar lo que es la Semana Santa.

—Cámaras de videovigilancia, sistemas de alertas por SMS, aforamientos, megafonía pública, luces leds, gps... ¿se reconoce en esta Semana Santa?

—La Semana Santa será segura cuando sea segura. Le hablas a un nazareno que lleva tres avalanchas. El Silencio lo ha sufrido en los últimos años impares y aquí parecía que no pasaba nada. Estamos concienciados de que existe un problema. ¿Que es la solución? Imagino que lo habrán estudiado. Mientras no existan problemas parece ser que no se van a percibir mucho las medidas. No creo que vayan a restar esencia. Si la gente se siente segura, lo va a celebrar mejor. Esto es como un péndulo, ahora nos vamos al lado de la seguridad extrema. Imagino que con los años iremos aclimatando.

—Como nazareno y miembro de junta del una hermandad del Martes Santo, ¿cree que el acuerdo del día de invertir el sentido por Carrera Oficial es la solución a los problemas de la jornada?

—Lo que creo es que muchos ojos van a estar pendientes del Martes Santo. Por muchas razones. Primero, por cómo es, en un día tan masificado y con muchos nazarenos, que se ve atenuado con la posibilidad de que cambie la Carrera Oficial el año que viene. ¿Que es la solución? Eso ya está por ver. Es una solución de un abanico grande de soluciones, que a todas beneficia en algo y no perjudica enteramente a otras. Por probar... No es una prueba caprichosa sino pensada que merece la pena valorar los pros y los contras, y ver si conviene. Habrá luego que ver la reforma de la Carrera Oficial del año que viene para ver si procede o no repetir. Hasta ahora existía un alto riesgo de que el día colapsara con el anterior orden.