¡Ahora sí! Al Rocío ya no le falta ninguna de esas cinco letras que componen su nombre y que Sevilla, esa vetusta Híspalis, le ofrece a sus plantas a la Blanca Paloma. Sevilla-Sur ya está haciendo el camino, y siempre arropada por su gente de El Tiro de Línea, donde no sólo Santa Genoveva da título a una parroquia, porque también allí está presente aquel Doctor de la Iglesia que es San Juan de Ávila, cuyo templo estaba desbordadísimo de fieles durante la misa de romeros que antecedió, en torno a las 8 de la mañana, a la salida del simpecado que bordasen los sobrinos de Elena Caro y que recientemente ha sido restaurado por Luis Miguel Garduño.
La carreta, espléndidamente preparada con sus flores, sus naranjas, limones y uvas y hasta con cintas, al estilo onubense, con los colores del cordón de la medalla corporativa -rojo y verde, como si fundiese dualidades en un mismo sentimiento sevillano-, aguardaba en la calle Sierra de Gata el momento de partir hacia las arenas, lo cual se demoró poco más de media hora sobre lo previsto, pues el simpecado no cruzó el dintel hasta bien pasadas las nueve y cuarto de la mañana. Pero no había prisas ni nervios, pues hasta el cura Capitas, el párroco y director espiritual, jaleó a los priostes mientras éstos ubicaban la representación de la Virgen del Rocío en esa obra de orfebrería labrada por los hermanos Delgado.
Recorriendo Sierra Vicaría, Puebla de las Mujeres, Doña Clarines y Cancionera, la comitiva alcanzó el Colegio Diocesano Nuestra Señora de las Mercedes, donde sus alumnos darían su abrazo y su adiós junto al antiguo director del centro, Manolo Bermudo, que fuese igualmente hermano mayor de San Benito, y a Javi Bonilla, profesor de secundaria que también fue hermano mayor pero de Santa Genoveva, y ambos delegados del Domingo de Ramos, de hecho el primero lo fue y el segundo lo es ahora. Y por Párroco Carlos Rodíguez Baena se salió a esa larga avenida que une en una sola recta a Nuestra Señora de las Mercedes y a Felipe II. En la presidencia, por cierto, se producía la anécdota de este año: Sevilla-Sur tiene ahora mismo dos hermanos mayores, Juan Antonio Martínez Noriega, que lo es en funciones y aún porta la vara dorada, y Francisco Javier Prieto Crespo, ya electo tras el cabildo celebrado el pasado viernes 13 de mayo y que tomará posesión el jueves del Corpus por la tarde, el 16 de junio.
Dejó la carreta atrás Valparaíso, y en la calle Colombia, otros alumnos, los del antiguo Colegio de la Compañía de María, hoy Montaigne de Sevilla, cantaron al simpecado la salve rociera y el himno del centenario de la coronación que compusiese el recordado Rafa Serna. Las diez y media. Se llega a la Avenida de la Guardia Civil, y allí, la benemérita ofrece sus flores a la Virgen del Rocío entre vivas y aplausos, y luego, en la Palmera hubo otro momento intenso, como fue la parada ante el Hospital de Fátima. Y poco a poco, Sevilla-Sur dejaba la ciudad atrás por la Avenida de Las Razas y el Puente de las Delicias, y así, a las once de la mañana, por la Avenida Juan Pablo II, o lo que es lo mismo, por detrás del campo de la feria, donde ya sólo se alza el recuerdo de la portada y los tubos de algunas casetas, Sevilla ofrendaba al Rocío su última letra, la quinta, como los dedos de esas manos que tocan sus palmas para cantarle a la Blanca Paloma.