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Sevilla ya camina fervorosa hacia el Rocío

Triana, el Salvador, la Macarena y el Cerro salieron este miércoles

Juanma Labrador jmlabradorj /
01 jun 2022 / 18:49 h - Actualizado: 01 jun 2022 / 18:55 h.
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  • El Salvador a su salida.
    El Salvador a su salida.

Acababa de cederle el testigo la luna al sol, aunque ésta casi no quería irse para poder presenciar la hermosura de esta mañana en la que todo continuaba sabiendo a reencuentro... porque casi más rápido que lento va pasando este ciclo en el que estamos volviendo a revivirlo todo tras este duro y largo paréntesis que hemos soportado. Había mucha emoción contenida, y eso se intuía en el ambiente, pues aunque se trate de una jornada laboral, eran muchas las personas que no quisieron perderse estas citas tan esperadas con la Virgen del Rocío plasmada en los simpecados de las hermandades filiales de Sevilla.

Sevilla ya camina fervorosa hacia el Rocío
Triana llegando a San Jacinto.

A las 7 de la mañana se abrían las puertas de la capilla de la calle Evangelista para que el simpecado del Rocío de Triana se trasladase a la Parroquia de San Jacinto, aquel templo dominico en el que se fundó su hermandad y donde residió la mayor parte de su historia desde 1813 hasta 1982. Se rezaban los misterios del rosario, y en las letanías llegaban los rocieros al atrio del antiguo convento para celebrar allí su misa de romeros. Pero como mariano enamorado de todas estas manifestaciones de fe hacia la Madre de Dios, y para poder contemplar a las cuatro hermandades que salían este jueves 1 de junio, había que cruzar el puente y encaminarse hacia el Salvador.

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El Salvador en el ayuntamiento.

Llegamos a la vetusta colegial entre una fresca sombra que evitaba un calor excesivo propio ya de la fecha. El coro cantaba con fuerza, porque hasta viniendo a pie por Sagasta se escuchaba sus sones. Ya había romeros a caballo en la plaza, y por Entrecárceles aparecía, reluciente, la carreta de plata. Tres años hacía que no veíamos ninguna por las calles de nuestra urbe en estas añoradas vísperas de Pentecostés. Poco después de las ocho y media salía el simpecado, descendiendo por las escaleras para llegar hasta esa arquitectura de orfebrería en la que recalará a la aldea el próximo sábado. Suenan la marcha real y los primeros pasodobles mientras la comitiva desciende hacia la Plaza de San Francisco, y tras discurrir junto a las portadas del Corpus, sobre las nueve llegaba la hermandad al ayuntamiento, donde el alcalde Antonio Muñoz ofrendaba un ramo de flores y deseaba a los miembros de esta corporación un buen y próspero camino. Bordearon la catedral en busca del antiguo Postigo del Carbón, y pasando a la vera de la Torre del Oro, cruzaron el puente de San Telmo para salir de la ciudad por República Argentina y Blas Infante.

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La Macarena en San Vicente.

Mientras todo ello ocurría, en Triana salía de nuevo el simpecado para ser colocado, por fin, en su carreta, y despedirse de la Estrella y de Santa Ana. En el Cerro, con algo de retraso sobre el horario previsto, emprendieron igualmente el camino, atravesando el corazón de su barrio en busca del Colegio Ortiz de Zúñiga, el antiguo matadero, donde los niños que allí estudian tocan con sus flautas infantiles el «Olé, olé« que tan magistralmente cantaba Rocío Jurado. Y por la Macarena ya habían visitado a los enfermos del hospital y a la dolorosa que da nombre al mismo y que el día anterior celebró el aniversario de su coronación. Estos rocieros prosiguieron por Feria para salir a San Lorenzo, y rendir pleitesía al Señor del Gran Poder, si bien en la parroquia también aguardaban el Dulce Nombre y la Soledad.

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La Macarena en Plaza de Armas.

Eran las diez menos veinte, y el simpecado que bordase Garduño con la efigie de Fernando Aguado llegaba con su carreta, ya concluida al fin, diseñada por Juan Borrero al colegio del Sagrado Corazón, las Esclavas, donde un inmenso mar de corazones infantes rezarían con fervor a la Virgen. Y más adelante, otros dos estandartes, los de las Penas y las Siete Palabras, que en la puerta de San Vicente, junto al párroco, recibieron a la comitiva, ese lugar donde José Carlos Orta Cuevas, a lomos de su caballo y con su sombrero en la mano, da la mayor cantidad de vivas, porque a los propios del Rocío se suman uno más por cada titular de las dos cofradías que allí habitan, y mira que las Siete Palabras tiene no pocos titulares, pero de ninguno se olvida este hombre que fue hermano mayor de la primera citada.

Sevilla ya camina fervorosa hacia el Rocío
Triana ante la O.

En Triana, la carreta con su simpecado se aproximaba a la capilla de la Esperanza, toda vestida de blanco para su aniversario de la coronación pontificia al día siguiente, y cuando el reloj marcaban las diez y cuarto, la del Salvador ya se encontraba en la comisaría de Blas Infante para decir adiós a la ciudad, mientras que los macarenos se postraban ante el Cachorro, y el Cerro acudía hacia la comandancia de Marina. Pero seguimos en Triana, donde la calle Castilla fue ya un auténtico hervidero mientras se pasaba por la parroquia de la O, allí donde late fuerte el corazón del hermano mayor, el bueno de Federico Flores, que se deshizo en vivas entre su Virgen del Rocío y su Virgen de la O y su Jesús Nazareno. Mientras tanto, el alcalde no quería dejar de perderse este ambiente festivo, y acudió hasta la basílica trianera, y con una vara del Cristo de la Expiración esperó a esta hermandad bicentenaria, la sexta filial más antigua del Rocío, y allí se cantó un intenso «Salve Madre» después de tres años que parecieron eternos.

Sevilla ya camina fervorosa hacia el Rocío
Triana en el Cachorro.

Las once y media. Triana sale del barrio y, por ende, de la vieja metrópoli, para subir a Castilleja de la Cuesta, ese pueblo que no tiene corporación rociera propia porque la suya es esta, la del viejo arrabal que fuese guarda y collación de la ciudad. Y en la otra punta, por detrás del campo de la Feria, en torno al mediodía, el Cerro era la última de esta jornada en salir de Sevilla. Allí estaban las carriolas dispuestas para marchar a la sombra de su simpecado. Ya el sol apretaba con su calor, mas sin que éste llegase nunca a ser sofocante, y poco antes de la una de la tarde, los cerreños iban hacia San Juan de Aznalfarache...

Sevilla ya camina fervorosa hacia el Rocío
El Cerro saliendo de Sevilla.

Ya está Sevilla por los caminos. Triana, el Salvador, el Cerro del Águila y la Macarena. Y este jueves, desde El Tiro de Línea, saldrá Sevilla-Sur con su simpecado recién restaurado y con muchas ilusiones por estrenar. La Virgen, callada, espera en su ermita la llegada de todos estos peregrinos, pero esta historia de amor continuará escribiéndose con más intensidad en estos días.