Tontos, frikis y capirotes: La Semana Santa según Robles

Francisco Robles presenta «Frikis de capirote», la secuela de «Tontos de capirote» después de un cuarto de siglo

06 mar 2020 / 03:39 h - Actualizado: 06 mar 2020 / 03:53 h.
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Casi un cuarto de siglo después de alumbrar «Tontos de capirote», Francisco Robles regresa al humorismo cofrade con su inesperada secuela, «Frikis de capirote». Publicados por El Paseo Editorial, ambos títulos fueron presentados en el Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla, como antesala de la Semana Santa.

Si tuviésemos que explicar la Semana Santa a través de sus libros, tendríamos que acudir necesariamente a Bermejo, Núñez de Herrera, Peyré o el Padre Cué. Y por supuesto a Robles. Nadie supo retratar mejor al poliédrico cofrade sevillano que el autor de «Tontos de capirote», ejercicio finisecular donde el humorismo heredado de Gómez de la Serna, Mihura o Jardiel Poncela, y también de Manuel Machado, Chaves Nogales o Fernando Villalón, se fundía de manera atrevida con nuestra Fiesta Mayor. Veintitrés años van ya de aquel sorprendente hallazgo, que revolucionó la manera de entender la celebración y convirtió a su responsable, un anónimo profesor de Lengua y Literatura, en figura mediática. Tanto éxito tuvo el invento, mordaz hasta el extremo, que las reediciones no dejaron de sucederse, agotando una tirada tras otra hasta bien entrado el siglo XXI. Hoy, Francisco Robles es un conocido periodista que escribe en prensa y colabora en el programa líder de la radio, coordina una revista cofradiera e imparte clases en la Universitas Senioribus de CEU San Pablo. Además, ha publicado un buen número de ensayos y novelas, ha ganado premios como el Ateneo de Sevilla y el Solar de Samaniego, produce documentales y es un habitual de las mesas redondas. Aunque para la mayoría de sevillanos —tontos de capirote o de baba—, Paco Robles siempre será aquel escritor osado, irónico y hasta irreverente que supo acercarse, con afilada ironía y mágica ternura, al universo de los capillitas, como nadie lo había hecho hasta la fecha.

«La memoria se padece»

Mucho ha cambiado Sevilla desde que el filólogo hispánico alumbrase «Tontos de capirote» en 1997. Atrás quedaron los «llamadorcitos imitación oro» enmarcados con el fondo de falso terciopelo color granate, los discos compactos de Abel Moreno y la Banda de Soria 9, y hasta las láminas encuadernadas del ‘Tonto de las Colecciones’. Tampoco es posible hallar los palos de nata de Filella que tanto gustaban a las ‘Tontas de los Palcos’; ni tan siquiera evocar cómo bordaban Fernández y Enríquez las «caídas polilobuladas» del ‘Tonto del «Fíjate»’. Por no existir, ya no existe ni el «mac-Royal con patatas fritas» que se encalomaba la ‘Tonta del Tonto de la Campana’ entre marcha y marcha; «el mercapasos» que se organizaba en el Palacio de Congresos —un auténtico paraíso para el ‘Tonto del Cotilleo—; o los autobuses que la ‘Tonta de su Niño’ cogía en los Jardines del Cristina para regresar al «pisito de dos dormitorios». Surgieron nuevas hermandades, el Palacio Arzobispal se vistió de limpio para recibir a su nuevo huésped, y las filas de nazarenos comenzaron a inflarse como los precios del carburante. Y pese a que obtuvimos parabienes, vibramos y nos emocionamos con nuevos estímulos —la Semana Santa jamás gozó de tan buena salud como con la llegada del nuevo milenio—, resulta inevitable volver la vista atrás y suspirar por los días que se fueron, pues, como dijo Cernuda, «la memoria se padece». Quizás por eso (y otras razones que no es necesario apuntar) el editor de El Paseo ha decidido reeditar el clásico y devolverlo al mercado.

Tontos, frikis y capirotes: La Semana Santa según Robles

Del tonto al friki hay un paso (con banda y fila de penitentes)

Una vez le escuché decir a Antonio González Moreno, el hombre que publicó la obra-talismán de Robles, que el libro más malo de Semana Santa vendía quinientos ejemplares. No se equivocaba. Quizás por eso, no son pocos los títulos semanasanteros que aún hoy jalonan los escaparates de las librerías locales desde el Puente de la Inmaculada hasta el Domingo de Ramos —la ilusión es muy bonita, pero «no se come», en palabras de García Márquez—. Ambos plumillas (Robles y un servidor) le debemos mucho al sabio editor de Signatura, de ahí que me congratulase saber que «Frikis de capirote», un libro «que no pretende ser la continuación de ninguno», estaba dedicado a él. Ya desde su índice, esta suerte de «reboot» con pinta de «best seller» que acaba de salir al mercado —la edición de El Paseo destaca por lo sencilla y elegante— nos permite confirmar que los años no pasan en balde. Atrás quedó el ‘Tonto de las Mujeres a la Plancha’, incluso para los rancios de La Quinta, El Silencio y el Santo Entierro, dando paso al ‘Friki Desahogado’, una de las creaciones más sobresalientes del volumen. La ‘Tonta de la Saeta’ ya no es aquella mujer «entrada en carnes y salida de la menopausia» que se rompía la garganta y lloraba por dentro. Ni tan siquiera Noemí Alcosa, novia de Yoni Valdezorras alias ‘el Pulpo’ (apodado así por su «destreza manual»). Lo nuevo del articulista trae música —claro que sí—, pero no precisamente sacra. Es más bien como la del ‘Friki Carnavalero’, cuyos compañeros de comparsa «se mueven al compás de los costaleros cuando cantan».

Mientras que el ‘Tonto del Radiocasete’, ese curioso espécimen que «se libró de la mili gracias a la calidad de sus dioptrías», aquí ha mutado en el ‘Friki de la Música Grabada’, quien lleva «un chaleco antibalas cuando sale detrás de un paso, o eso parece». No podemos obviar tampoco al ‘Friki de las Croquetas’ (el apunte gastro-cómico del libro); ni al ‘Friki de los Carteles’, tan «en el candelabro» últimamente. ¿Y qué me dicen del ‘Friki de los Tobillos Fríos’? ¿Acaso no es un motete tan barroco como inspirador? Es lo que tiene «Frikis de capirote», que lo mismo apela al incienso y los arcanos de los cabildos, que nos traslada hasta Chipiona para conocer a Pepito Costero. ¿Y ese quién es?, se preguntarán algunos. Pues otro ingenio de Robles, maestro de «lo sublime al revés», que diría Richter, a quien le auguro un perfil de éxito en la red social Twitter...