La estancia del Gran Poder en la Catedral de Sevilla para presidir el Jubileo de las Hermandades con motivo del Año de la Misericordia acabó por convertirse en una histórica catequesis pública de fe del pueblo de Sevilla. Pocas estampas tan multitudinarias como ésta se recuerdan en la ciudad, en la que miles de personas tomaran las calles para confirmar su devoción a una imagen de Cristo, con el respeto, la solemnidad y el recogimiento de lo vivido en el traslado de regreso a la basílica de la plaza de San Lorenzo de este domingo.
Más allá de los frutos espirituales «ubérrimos» que, según advirtió el arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, ha dejado esta visita entre los fieles hispalenses, los datos oficiales de participación suponen la constatación de que lo ocurrido estos días en las calles de la ciudad merece el calificativo de histórico. Las cifras que se han hecho públicas desde el Ayuntamiento de Sevilla han situado en torno a 350.000 el número de personas que presenciaron los dos traslados –jueves y domingo– del Señor del Gran Poder.
«No recuerdo nada igual», dijo el delegado de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera. Suya fue la responsabilidad de la coordinación de todos los efectivos municipales que participaron en el operativo y que, a su entender, «funcionaron perfectamente». Tanto como para la ciudad «se volcara» y participara de estos actos «de manera tan festiva y con tanto recogimiento». Así quedó patente en las calles, abarrotadas de público y sin necesidad de que desde el Cecop se repitieran los tan discutidos aforamientos que se produjeron en anteriores ocasiones.
Lo cierto es que las cifras de participación de estos días hablan por sí solas. En el traslado desde San Lorenzo del pasado jueves se contabilizaron más de 100.000 personas, con 19 puntos de lleno total en la ciudad como las calles Conde de Barajas y Jesús del Gran Poder, los aledaños de la parroquia de San Andrés y, especialmente, la plaza del Salvador. Sus casi 3.000 metros cuadrados de extensión se quedaron pequeños para vivir en primera persona un instante que no se repetía desde la década de los 50. Fueron estampas únicas y multitudinarias que incluso llegaron a multiplicarse en el traslado de regreso de este domingo. Según el Cecop, más de 220.000 personas –un centenar de autobuses llegaron desde fuera de Sevilla– ocuparon los 2,6 kilómetros del itinerario, con puntos como la Cuesta del Rosario, la calle Feria y la capilla de Montesión, los alrededores de la Alameda y San Lorenzo, repletos de público desde varias horas antes de la llegada del cortejo.
Más de 350.000 personas en conjunto a las que habría también que sumar los miles de sevillanos que visitaron al Gran Poder durante su estancia en la Catedral. Son cifras significativas, que pasarán a la historia de la memoria colectiva hispalense, y que tan solo tienen un par de precedentes similares en lo que va de siglo XXI. El último sucedió en el mes de mayo del año 2014 con motivo del cincuenta aniversario de la coronación canónica de la Macarena. Entonces, las autoridades no facilitaron una cifra exacta de participación, pero la masiva respuesta del pueblo de Sevilla quedó reflejada en las imágenes de calles repletas que se produjeron tanto en el traslado hasta la Catedral como en las 24 horas de procesión extraordinaria que se vivieron en su regreso hasta la basílica.
Aunque sin duda, el acontecimiento religioso más multitudinario de los que se han vivido en Sevilla en lo que va de siglo se produjo en mayo de 2003. Entonces, como acción de gracias por la canonización de Sor Ángela de la Cruz, el cuerpo incorrupto de Madre Angelita fue trasladado a la Catedral para celebrar un triduo extraordinario y una función presidida por el arzobispo de Sevilla, fray Carlos Amigo Vallejo, poco antes de que fuese nombrado cardenal. Según las cifras oficiales, unas 400.000 personas participaron en ambos traslados y otras 100.000 visitaron el cuerpo de la santa en el templo metropolitano.