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Un inédito Corpus donde el sol no relució

Sevilla vivió por vez primera la suspensión definitiva de una procesión catedralicia del Corpus Christi, haciéndose de modo claustral

Juanma Labrador jmlabradorj /
09 jun 2023 / 10:48 h - Actualizado: 09 jun 2023 / 10:55 h.
  • Fotografías de Rubén Arroyo y Carlos Camacho
    Fotografías de Rubén Arroyo y Carlos Camacho

Había quien albergaba alguna esperanza, pero los partes eran cada vez más negativos y más firmes: el jueves llovería, sí o sí, por la mañana, y por vez primera en la historia reciente se suspendía por precipitaciones que iban a venir la procesión catedralicia del Corpus Christi. Dicen que no había antecedentes por el líquido elemento, aunque Rafael Jiménez Sampedro, director del Boletín de las Cofradías, maneja el dato y nos lo ofrece: es la séptima ocasión que el Corpus Christi no sale el jueves, pero en las seis anteriores, todas ellas en siglos previos al XX, se aplazó a otro día. Cuando en torno a las siete de la tarde, con altares, balcones y escaparates preparados en el centro, muchos sevillanos aguardaban la salida de la Hiniesta Gloriosa junto a la puerta ojival de San Julián, por redes sociales comenzó a expanderse la noticia: el Cabildo Catedral anunciaba la suspensión definitiva de la procesión por las calles, y ello implicaba que ni la patrona del consistorio hispalense ni el Señor de la Sagrada Cena tampoco saldrían para acudir a sus altares, aunque el de los Terceros no saliese hasta la madrugada.

Un inédito Corpus donde el sol no relució
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Un tanto desorientados, porque nadie recordaba una situación como esta -los años de la pandemia era otro el contexto-, los sevillanos se encaminaron al casco histórico. Hubo bulla. Bastante. Al menos podría disfrutarse de la víspera, aunque fuese agridulce sin la sonrisa de la Hiniesta y sabiéndose ya que al día siguiente no se esparciría juncia y romero por la Avenida de la Constitución, ni por la Plaza de San Francisco, ni por Sierpes, ni por el Salvador, ni por Francos... pero latía el fervor a Dios sacramentado entre los clásicos comercios de la ciudad y ante aquellas fachadas que se revistieron de gloria en honor a Dios vivo hecho Eucaristía. ¿Que no salía el Corpus? El Señor habita en el corazón de cada cristiano. Fue distinto, sí, pero hubo Corpus.

Un inédito Corpus donde el sol no relució
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En los Terceros resonaron las cornetas y tambores de las Cigarreras, en el patio de los naranjos del Divino Salvador nos regaló Pasión otra de sus Jornadas Sacramentales entre cervecitas, montaditos y los sones de los Gitanos y los cantos del coro del Rocío de este mismo templo, en el Santo Ángel se inundaron sus naves con las voces de la escolanía Domus Carmina, y ante el ayuntamiento ofreció la Banda Municipal un concierto carente de sentido en su programa, pues se dedicó a la memoria de Nino Bravo con Serafín Zubiri, muy eucarístico, sí. Entiéndase el sarcasmo, por favor. Al menos la de la Cruz Roja interpretó marchas procesionales a continuación, y algunas fueron de carácter sacramental.

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El jurado del concurso de altares ya deambulaba por el centro. Iban tomando nota de todo lo que veían. El bordador Paquili, miembro del mismo, manifestaba ilusionado “al menos hemos salvado las vísperas y las estamos disfrutando, porque mañana es el Corpus aunque llueva”. Compañeros periodistas formaban parte también del jurado, y en sus notas mezclaban los apuntes para evaluar lo que contemplaban y para la crónica de sus medios respectivos. Ganó el de los altares San Bernardo en Cajasol, seguidos de los de Valme de Dos Hermanas en la Avenida y San Juan Evangelista de Pedrera en el arquillo del ayuntamiento. El Cristo de Burgos, en Cuna, en Cuadros Venecia, combinó escaparate y balcones, y se llevó los primeros premios en ambas modalidades, siendo el segundo de escaparates para el Valle en la Despensa de Palacio y el segundo de balcones para el Rosario de San Julián en Cordonería Alba en Francos. El tercero de escaparates fue para San Isidoro en Lacquer, que ya este año no montaba su altar externo en Francos, donde quería haber estado Santa Lucía con su paso, que hasta el próximo domingo podrá contemplarse en Santa Catalina. El Pilar de San Pedro, en un escaparate en Francos, recibió una mención especial. Y ojo al dato: en los altares elegidos no había ostensorios vacíos protagonizando el conjunto, si acaso en San Bernardo, pero estaba girado dentro de la custodia y con el viril abierto.

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Un inédito Corpus donde el sol no relució
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Llegaba la madrugada del día del Corpus. La luna se veía envuelta de nubes que iban confirmando el peor de los presagios. Al menos los canónigos podrían dar un suspiro, porque acertaron con su decisión. Muchos la consideraron muy adelantada en las horas, y para nada, no tenía sentido hacer salir a la Hiniesta si no sale el Señor, ni era lógico ir hacer ir a los cofrades de la Sagrada Cena a los Terceros lloviendo, tal y como ocurrió en las horas en las que estos hermanos tendrían que haber ido llegando a la calle Sol. Lluvia y más lluvia durante todas las horas clave. Muchos paraguas abiertos en torno a la seo metropolitana aguardando los fieles la apertura de sus puertas a las siete y media de la mañana. Recalaban los estandartes en el templo mayor de la urbe, sólo acompañados por dos varas. Suena el órgano para dar comienzo a la santa misa a las ocho y media. Hay quien mira de reojo hacia el trascoro, soñando que formasen las representaciones de las Glorias para ir saliendo, pero el sonido de la lluvia que llegaba del exterior hacía volver a la realidad.

Un inédito Corpus donde el sol no relució
Un inédito Corpus donde el sol no relució
Un inédito Corpus donde el sol no relució

En este Corpus histórico se han dado varias anécdotas, pues la corporación municipal se despedía sin esta procesión en las calles, y se estrenaban los obispos auxiliares yendo detrás del Señor, pero figurando bajo palio y portado por el arzobispo, monseñor Saiz, no en la sublime y colosal custodia de Arfe, que este año ni se movería de la nave central. A pesar de las continuadas precipitaciones, por las que hay que darle gracias a Dios, el seo se llenó de fieles para la santa misa y para la procesión claustral, que se desarrolló tras el baile de los seises, el cual fue más largo de duración que años atrás. El recorrido bajo laa naves fue en el sentido contrario al de las agujas del reloj: desde el altar del Jubileo, el Santísimo fue hacia la Puerta del Baptisterio para discurrir por el trascoro y cruzar toda la nave que une las puertas de San Miguel y de las Campanillas, discurriendo ante la Capilla Real, donde Dios sacramentado fue ubicado en un altar colocado en la entrada de la misma con la Santísima Virgen de los Reyes al fondo, y tras ello, buscó la Puerta de los Palos para regresar al altar de plata.

Un inédito Corpus donde el sol no relució
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A lo largo de este itinerario se dispusieron las hermandades que asistieron, pues no fueron todas, con sus estandartes y dos varas, creando a ambos lados un pasillo colocadas por el mismo orden en el salen en la procesión por las calles, avanzó entre estas representaciones un cortejo que abrían, como no podía ser de otro modo, los niños carráncanos. Y en el palio de respeto fueron, en el lado derecho, oficiales de junta de la Sacramental del Sagrario y, en el izquierdo, los cargos generales del Consejo General de Hermandades y Cofradías, encabezando sus respectivos presidentes, Guillermo Mira y Francisco Vélez, los primeros varales. En torno a las once de la mañana concluyó este histórico Corpus Christi en el que la lluvia hizo vivir a la ciudad un hecho inédito y que, ojalá, quede en anécdota para recordar, y que en todos los años que nos queden por vivir vuelva a relucir este jueves más que ese sol que en este 2023 faltó a su cita.