El cartel anunciador de la Romería de Valme para 2023, que se presentó anoche, no ha necesitado más que la madrugada para inundar las calles, las redes y los móviles de comentarios, exclamaciones e interpretaciones a favor o en contra. Si algo hace es impactar, por supuesto, porque nadie, ni siquiera el hermano mayor, Hugo Santos Gil, que lo encargó, esperaba una obra así, aunque ahora la defienda a capa y espada. Tampoco va a ser la primera vez que el cartel de Valme dé que hablar, ha venido a decir. Al contrario de lo que no suelen conseguir otros en esta sociedad de consumo rapidísimo, este cartel “obliga a pararte”, según ha explicado a El Correo de Andalucía la autora, la joven de Dos Hermanas Aurora Ruiz Moreno, una pintora de 24 años que consiguió, hace solo dos, el Mejor Expediente Académico de su promoción en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla y que, a continuación, recibió la Medalla de la Real Maestranza de Caballería en reconocimiento a su mérito académico.
La pintora ya anunció este verano, en el decano de la prensa sevillana, que, más que un cartel, su obra sería un cuadro. Lo es, y de grandes dimensiones. Lo terminó este pasado lunes, “y solo lo habían visto”, antes de la presentación de anoche en la antigua capilla del Ave María, “mis padres y el hermano mayor”. Cuando lo vieron los presentes, el gesto más generalizado fue el de la boca abierta, y un silencio primero por el impacto y la incomprensión.
En el cartel solo se aprecia, en primera instancia, el rojo que lo invade todo. El espectador aprecia luego la silueta de la Protectora de Dos Hermanas, sin manto, esbozada solamente en la sencillez de su talla, tal y como la traía el mismísimo rey Fernando en su cabalgadura allá en el siglo XIII. “Es mi visión preferida de Valme”, ha dicho la autora del cartel, antes de referirse a la “austeridad, solemnidad y espiritualidad que me transmite la Virgen desde muy pequeña”. “He querido transmitir, con el lenguaje que permite la pintura, lo que permanece, el nexo común y conductor entre generaciones, porque, a lo largo de los siglos, hemos visto que cambian muchas cosas en torno a la Virgen y su Romería: las flores de papel, la carreta, la corona, las restauraciones de la talla, etc., pero esa talla primigenia es lo que ha estado siempre ahí y no ha cambiado jamás, la esencia”.
Con respecto al color rojo que se superpone a toda la estampa, la autora ha recordado que, “al principio, quise jugar con los dos colores de la Hermandad, el rojo y el azul, pero me pareció demasiado recargado” y optó finalmente por el rojo, como un velo que representa el tiempo y a través del cual nos enfrentamos a lo inmutable de esta advocación mariana.
“Yo entiendo que haya gente a la que no le guste el cartel, o que no lo entienda, porque esté muy acostumbrada a otro tipo de carteles más típicos, pero este obliga al espectador a detenerse, a mirarlo y a pensarlo”, sostiene la autora, muy satisfecha con su trabajo. “La hermandad tiene que abrir nuevos horizontes, también en lo artístico”, dijo anoche el hermano mayor, convencido de que el cartel “está hecho con cariño, devoción y fe a la Virgen”.
La primera cartelista de la Historia de Valme
El cartel anunciador de la Romería de Valme es este año el del cincuentenario de la Coronación canónica de la Virgen fernandina, y es el primero de toda la historia que se le ha encargado a una mujer. Este verano, al conocer el encargo, Aurora insistía en conversación con este periódico que “la Romería me evoca, íntimamente, mi propia infancia, a personas que siguen con nosotros y a quienes ya no”. Y esa evocación que juega con el espacio, con el tiempo y con lo inefable es la que ha conseguido finalmente transmitir en una obra que no deja indiferente a nadie y que obliga al espectador más curioso a replantearse qué anuncia realmente el cartel.
Dibujante desde que nació, Aurora –que acaba de cumplir los 24 años- observaba de manera casi obsesiva todo lo que la rodeaba, y fue su padre, el escultor Manuel Ruiz Torrent, quien la guio desde el principio por las galerías del arte, aunque siempre fuera más de lápiz que de pincel, en el que no se bregó hasta llegar a la Universidad. “Antes de empezar cualquier obra, me gusta investigar sobre los orígenes y sobre las esencias”, explica ella, que actualmente cursa el Máster en Investigación en Historia del Arte y que, pese a su juventud, ya tiene buena parte de su obra repartida por media Europa y hasta en colecciones privadas de EEUU. Con todo, ha pintado pocos carteles, y entre ellos destaca el que hizo la pasada Cuaresma para el programa de Onda Cero Sevilla “Cíngulo y Esparto”, protagonizado en aquella ocasión por el Santísimo Cristo de la Sed.