Como cada miércoles de ceniza, la Hermandad de la Trinidad rinde culto a su amantísimo titular con la procesión y rezo del vía crucis, en honor del Cristo de las Cinco Llagas. Este año, debido a las restricciones por la pandemia, se ha tenido que celebrar en el interior de la Basílica de María Auxiliadora y con un aforo reducido.
Fue 200 el número máximo de personas permitido en el interior, por lo que desde media hora antes de que comenzase la celebración ya se divisaba una larga cola de fieles en las puertas de la basílica. La entrada se realizó de una forma ordenada y correcta, siendo esta supervisada por personal de seguridad.
Durante la celebración de la Eucaristía, se llevó a cabo el acto de imposición de la ceniza, la cual fue de una forma bastante distinta a la que estamos acostumbrados. Al término de esta, comenzó el rezo del vía crucis, con un grupo de acólitos que fueron moviéndose por el interior del templo, cambiando de columna en cada estación.
Son tiempos difíciles para todos los cofrades al ver este tipo de actos desarrollándose de una forma tan atípica, pero tal y como ha dicho D. Francisco Ruiz, director de la Casa Salesiana de la Trinidad y el encargado de oficiar la celebración, “Debemos estar felices por poder celebrar una nueva Cuaresma, por distinta y triste que esta parezca”.
D. Francisco Ruiz Millán oficiando la Eucaristía
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