Las aguas del Guadalquivir fueron bendecidas, después de tres años desde la última vez que pudo ocurrir, por el Niño Jesús de la Virgen del Carmen que mora todo el año en la capillita del Puente de Triana. El anhelo se cumplió, y la corporación letífica logró desarrollar su principal culto externo, gracias a la generosa colaboración económica del abogado Joaquín Guillermo Moeckel Gil, quien se hallaba entremezclado en el público que acudió a esta procesión tanto terrestre como fluvial.
Poco después de las siete y cuarto de la tarde salió la cofradía desde la Parroquia de la O para salir en busca del paseo del mismo nombre, donde la Virgen sería bajada de su paso para ser llevada al pantalán donde embarcaría en torno a las ocho menos cuarto. Los sones musicales los puso la Banda de Música de las Cigarreras, que interpretó su repertorio tanto por las calles de Triana como en el río, a bordo de la embarcación que escoltaba a la bendita titular, visitándose a las sedes deportivas del Real Círculo de Labradores, del Círculo Mercantil e Industrial y del Club Náutico.
En torno a las nueve regresó la Virgen al Paseo de la O para ser reubicada en su paso, transitando por las calles de su feligresía y otras adyacente, y haciendo estación en la capilla de la Estrella, en la calle San Jacinto. En este vídeo grabado por Juanma Labrador se podrán revivir momentos como la salida desde la O, el discurrir por el paseo y la procesión fluvial.