Visto y no visto de Los Javieres

Sobre las 17.40 los aplausos traspasaron las pesadas puertas del templo, sabíamos que había decisión: los Javieres sale. Pero a las 18.30 ya estaban la Virgen y San Juan de nuevo en casa

22 mar 2016 / 20:02 h - Actualizado: 22 mar 2016 / 21:15 h.
"Cofradías","Martes Santo","Los Javieres","Semana Santa 2016"
  • El crucificado de las Almas vuelve por sus pasos a Omnium Sanctorum. / Inma Flores
    El crucificado de las Almas vuelve por sus pasos a Omnium Sanctorum. / Inma Flores

La presentación del último en llegar a la familia, la imagen de San Juan que los Javieres han incorporado para acompañar a su Virgen de Gracia y Amparo, fue un visto y no visto. Tras un mar de dudas, con un cabildo para decidir si se salía o no que se eternizó, llegó un mar de aplausos cuando se confirmó la salida pero, a renglón seguido, se presentó un mar de agua que remató con un mar de paraguas abiertos.

Resultado: cuando el palio todavía no había llegado ni a la Cruz Verde, en plena calle Feria a un tiro de piedra de Omnium Sanctorum, en la segunda chicotá tras salir del templo, los costaleros se dieron la vuelta y el paso fue reculando hasta recogerse fulgurantemente en casa. Los Javieres habían estado un cuarto de hora escaso en la calle.

Así que la presentación en sociedad de este San Juan, que se atribuye a Montes de Oca y que era el gran estreno del Martes Santo, duró lo que una visita de compromiso. De hecho, los cabildos para decidir si se salía o no duraron más que la cofradía en la calle. Hubo además lugar para escenas surrealistas, motivadas principalmente porque la hermandad no permitió el acceso de la prensa. Así que a las 16.25 lo que se sabía es que no se habían abierto las puertas, pero nada más.

Desde dentro, los propios nazarenos tuiteaban o whatsapeaban echando humo, así se sabía que a las 17 horas había otro cabildo. Pero en éstas apareció alguien que decía que era de la hermandad y que venía de dentro de Omnium Sanctorum, donde habían decidido no salir. Las emisoras de radio repicaron el mensaje, se formó un runrún grande y el personal empezó a dispersarse, dando por perdida la espera. Pero desde dentro las redes sociales decían que no, que no había decisión todavía, hasta que sobre las 17.40 los aplausos traspasaron las pesadas puertas del templo y ya sabíamos que había decisión: los Javieres sale.

A partir de ahí todo fue rapidísimo, porque cinco minutos después se abrían esas mismas puertas y la hermandad salía disparada, tanto que el Cristo de las Almas estaba en la calle diez minutos después, y no tardó mucho más el palio, con toda la candelería encendida. Igual de rápido que salió, por desgracia, tuvo que recogerse, sobre las 18.30 ya estaban la Virgen y San Juan de nuevo en casa. Así que Sevilla tendrá que esperar un poco más para conocer mejor al nuevo miembro de la familia, que en su estreno sólo pudo asomarse a saludar a los vecinos.