Motor

Así es el ciclo de vida de una batería para coche eléctrico

La optimización de la vida de las baterías es fundamental para evitar, en la medida de lo posible, el impacto ambiental que conlleva su fabricación y su desechado

Mario Garcés mgarces83 /
14 ago 2020 / 11:53 h - Actualizado: 14 ago 2020 / 11:57 h.
"Motor"
  • Esquema de la recarga por inducción que estudian y desarrollan fabricantes como Renault
    Esquema de la recarga por inducción que estudian y desarrollan fabricantes como Renault

El auge de la movilidad eléctrica (que en nuestro país se ve frenado por la lenta implantación de puntos de recarga pero que en otros países europeos ha pisado el acelerador a fondo) conlleva problemas ambientales de otra índole respecto de los tradicionales en los coches con motor diésel o gasolina. En estos, los principales problemas vienen derivados del uso del petróleo y de sus derivados tras el proceso de combustión. Lo que sale por el escape es perjudicial para la salud, pero también lo es el proceso previo, de extracción y refinamiento del petróleo.

Sin embargo, en los coches eléctricos, en los que la publicidad se encarga de acallar la parte fea del asunto, el problema no está tanto en las emisiones (que también las hay, durante el proceso de fabricación y durante el de generación eléctrica, según de dónde provenga la electricidad), como en la recolección de materiales para hacer baterías y en su posterior proceso de desecho. Las baterías necesitan de elementos, si no escasos, al menos concentrados en pequeños depósitos y mezclados con otros elementos (níquel, cadmio, litio, etcétera). La extracción de estos elementos no sólo crea intereses geopolíticos, sino también a veces un fuerte impacto en la vida de las personas que se ganan la vida en las explotaciones mineras. Aunque las marcas automovilísticas insisten en que se preocupan muy mucho de vigilar que esto no ocurra entre sus proveedores.

Por ello, parece obvio garantizar una larga vida útil a los componentes de las baterías, aún cuando estas ya no ofrezcan el rendimiento adecuado dentro de un vehículo (con el uso, su capacidad de almacenamiento se ve reducida hasta acortar la autonomía a un rango en el que se hace necesaria la sustitución). Un primer paso, que ya se tiene en cuenta en muchos coches eléctricos que se están comercializando, es el retorno de electricidad almacenada en el vehículo al consumo doméstico de la propia vivienda. De esta forma, se pueden aprovechar los momentos de demanda en los que el coche no va a circular, para consumir esa energía almacenada y, posteriormente, volver a cargarla cuando el suministro de la red esté siendo en un alto porcentaje procedente de fuentes de energía renovable.

Cuando la batería del coche es sutituida por una nueva, la antigua, que sigue teniendo una capacidad grande para otros menesteres, se puede usar entonces como almacenador en instalaciones de paneles solares. Por ejemplo, también, en edificios de viviendas. De esta forma, se puede guardar parte de la energía absorbida durante las horas de sol para el suministro nocturno. Finalmente, cuando se agota su vida útil, una gran proporción de los materiales con los que son fabricadas puede reciclarse y volver a ser usado en la fabricación de nuevas baterías, evitando así la extracción de los mismos.

Entre los puntos de desarrollo sobre los que están trabajando algunos fabricantes está la recarga mediante inducción, no ya sobre plataformas (en casa o en la oficina, como cuando se coloca el teléfono sobre un cargador inalámbrico), sino sobre la propia carretera, mientras el vehículo circula.