Motor

Cómo actuar en caso de presenciar un accidente

Prevenir potenciales riesgos y socorrer con eficacia es fundamental para minimizar en lo posible las consecuencias de un accidente

Mario Garcés mgarces83 /
24 nov 2019 / 14:29 h - Actualizado: 24 nov 2019 / 14:31 h.
"Motor"
  • Hasta que lleguen los servicios de emergencia, nuestra ayuda puede ser crucial.
    Hasta que lleguen los servicios de emergencia, nuestra ayuda puede ser crucial.

Presenciar un accidente no es una situación que se viva todos los días, afortunadamente. Sin embargo, y precisamente porque la falta de experiencia puede desencadenar peores consecuencias, es muy aconsejable tener unas nociones básicas de cómo responder ante tal situación. Independientemente de la gravedad del accidente, una regla mnemotécnica que ayuda a recordar lo que hay que hacer es la palabra PAS: Proteger, Avisar y Socorrer.

Lo primero, proteger, consiste simplemente en tomar las precauciones adecuadas para que otros usuarios de la vía estén advertidos de que ha habido un accidente y que pueden encontrar obstáculos en la calzada o el arcén. Por tanto, es primordial preocuparse por la visibilidad, empezando por uno mismo. Si somos los primeros en llegar al lugar donde ha ocurrido el siniestro, debemos aparcar nuestro propio vehículo sin entorpecer ni agravar la situación. Por ejemplo, bien orillado en el arcén, activando las luces de emergencia (y si también encendemos las luces de posición, mejor) y colocándonos el chaleco reflectante lo antes posible. Por precaución, los ocupantes de nuestro coche que no presten ayuda, deberían esperar fuera del coche, por detrás del quitamiedos y alejados a una distancia de seguridad prudencial.

Con el chaleco puesto, para poder caminar por el arcén, colocaremos el triángulo de seguridad: en vías de un único sentido, como mínimo 50 metros antes del lugar del siniestro (por ejemplo, dando 50 pasos largos), de tal forma que sea visible para el resto de coches a 100 metros o más. Es decir, de nada sirve colocar el triángulo justo después de una curva si los coches que vienen no lo ven hasta que es demasiado tarde para tener margen de maniobra. Tampoco se debe colocar justo al lado del accidente o a escasos metros. En las vías de doble sentido hay que hacerlo para los dos carriles.

A continuación, avisar. Muchos coches nuevos tienen un botón de emergencia, generalmente en el techo, que sirve para hacer una llamada inmediata a los servicios de asistencia (actualmente es obligatorio). No obstante, basta con usar el teléfono móvil y marcar el 112 para dar las indicaciones precisas. Conviene tener alguna referencia del sitio, por ejemplo un poste que indique el punto kilométrico, si es una carretera, o algún local comercial si es en ciudad y se desconoce el nombre de la calle. Los operarios de emergencias harán las preguntas oportunas y no se debe colgar hasta que hayan obtenido toda la información necesaria: ubicación, número de vehículos y pasajeros implicados, estado y gravedad de los mismos (¿sangran?, ¿están conscientes?).

Finalmente, tras haber seguido los pasos anteriores, que si se hacen con eficacia apenas llevan un instante, se atenderá a las víctimas en la medida de nuestras posibilidades y conocimientos. Como norma general, salvo que se sepa hacer, no se ha de mover a los heridos ni sacarlos del vehículo salvo que ellos mismos, si el accidente no es de gravedad, puedan salir por su propio pie. O bien si la situación implica un riesgo importante para sus vidas, como por ejemplo, que se haya iniciado fuego. En el caso de motoristas, no se les debe quitar el casco. Igualmente, no se debe trasladar por cuenta propia a los heridos hasta que lleguen los servicios sanitarios, ni se les debe proporcionar comida, bebida ni medicamentos. Sí que se tiene que permanecer a su lado, procurar tranquilizarlos y realizar los primeros auxilios cuando sea posible. Hay que quedarse en el lugar hasta que los servicios de emergencia hayan acabado su labor, porque nuestro testimonio podrá ser de gran utilidad.

Parece obvio que no es necesario advertir lo inadecuado de actuar de forma que se entorpezca la ayuda o se agrave la situación de peligro. Por ejemplo, frenando para cotillear, si ya están prestando ayuda otras personas, o peor aún, grabando o fotografiando con un teléfono móvil.