Motor

La ‘gymkhana’ de conducir por la provincia de Sevilla

Asfalto gastado y deslizante, señalización vertical sucia y mal colocada, setos y vegetación que restan visibilidad. Son solo algunos de los elementos que la administraciones descuidan en nuestras calles y carreteras

Mario Garcés mgarces83 /
20 jul 2019 / 11:28 h - Actualizado: 20 jul 2019 / 12:36 h.
"Motor"
  • Imagen tomada de Google Maps donde se observa el asfalto deteriorado en una rotonda a la salida de San Juan de Aznalfarache.
    Imagen tomada de Google Maps donde se observa el asfalto deteriorado en una rotonda a la salida de San Juan de Aznalfarache.

Es curioso como muchos puntos negros no aparecen en las estadísticas, pero no por ello dejan de suponer un peligro en potencia. Los hay que no parecen preocupar a nadie y permanecen ahí, generando problemas de tráfico a diario. Otros, en vez de ser arreglados a base de obras de adecuación, reciben un radar que vigile por si a alguien se le ocurre pasar con prisas por encima del desperfecto. Rentabilizar un problema en lugar de atajarlo. Con suerte, a veces son reparados, pero mientras tanto, el conductor debe sortearlos como si participase en una yincana.

Un caso flagrante de cómo gestionar un problema de seguridad vial de forma chapucera fue la decisión que tomó la administración, hace unos años, para acabar con la accidentalidad que había en la bajada de Mairena del Aljarafe hacia Sevilla (carretera A-8057). En sentido Sevilla, al final de la curva donde está el desvío hacia San Juan de Aznalfarache y Coria del Río, era habitual que se produjera una salida de pista casi todos los meses. El asfalto está muy gastado en toda esa carretera y la curva es un punto crítico. Si llovía, el siniestro estaba garantizado porque se convertía en una pista deslizante. Además, coincide con una incorporación y un desvío. La solución lógica a semejante cóctel hubiera sido reasfaltar y remodelar los accesos y salidas para que fueran más seguros, y que los coches pudieran circular a una velocidad normal para una vía de doble sentido. Sin embargo, la decisión fue menos costosa y más rentable: colocar un radar a 50 km/h antes de la curva. Esto disuade de que los conductores conserven la velocidad que traían cuesta abajo, pero ante un despiste, no evita el susto, cosa que sí haría un asfalto en buenas condiciones. Por si se acaban saliendo, también han instalado una bionda doble que evite que sigan acumulándose restos de coches en el arcén como si aquello fuera un desguace.

La circunvalación SE-30 es, en sí, un ejemplo de cómo las chapuzas en la realizacion de obras públicas acaban provocando problemas de seguridad a los ciudadanos. Hay ejemplos en los cruces trenzados, peligrosos porque son a la vez zonas de aceleración y frenado; en los carriles de incorporación cortos y con mala visibilidad y en los estrechamientos como el del puente del Quinto Centenario (que también arreglaron con radares).

Las carreteras comarcales son con frecuencia las peor conservadas. Pero también hay vías importantes, como la A-66 entre Santiponce y Guillena, que son un punto rojo permanente en el mapa, prácticamente desde que se abrió ese tramo de la autovía a Mérida. El firme se encuentra en un estado lamentable y, tras varios arreglos chapuceros, la zona ha quedado finalmente señalizada para que sea el conductor quien tome las debidas precauciones. Una especie de «sálvese quien pueda» administrativo.

En núcleos urbanos la cosa no mejora. Tanto en Sevilla capital como, especialmente, en muchos pueblos de la provincia. Hay varios elemento sobre los que la falta de atención clama al cielo: el asfalto gastado, de nuevo, la pintura deslizante de los pasos de cebra y la vegetación en zonas que limitan la visibilidad.

Dos Hermanas, que bien podría bautizarse como «la ciudad de las rotondas», tiene un problema desde hace años con el suelo deslizante en muchas de ellas. Pareciera como si una pulidora se dedicase a abrillantar el asfalto cada mañana (aunque parece que la solución puede llegar con las obras recién licitadas). En seco puede suponer un problema ante un frenazo, por la falta de adherencia, pero en mojado lo es el simple hecho de circular, en especial para las motos y las bicicletas. Y esta misma situación, especialmente en avenidas muy transitadas, ocurre en muchos otros municipios sevillanos.

Por acabar con esta pequeña lista, queda citar los típicos setos que muchos ayuntamientos colocan para adornar las calles. A menudo separan los carriles de cada sentido en las avenidas, pero pareciera como si estuvieran puestos de manera que entorpezcan la visibilidad a propósito. De otra forma no se explica cómo puede ser que se apruebe la instalación de plantas de un metro o metro y medio de altura justo en las entradas de muchas rotondas o cruces. Esta circunstancia obliga muchas veces al conductor a asomar el morro del coche para poder ver si se acerca otro vehículo, lo cual, es por sí mismo un riesgo. Otras veces están situadas tapando las aceras en los pasos de peatones, de forma que resulta difícil ver a los viandantes que van a cruzar hasta que no se está justo encima del cebreado. Y, por citar un ejemplo más, basten como muestra las adelfas de la autovía A-4. ¿Cuántas veces no han ocupado el arcén y parte del carril izquierdo por falta de poda?