Nacido en Cádiz en 1980, Benito Olmo es autor de varias novelas, entre las que destacan La maniobra de la tortuga, que ha sido adaptada al cine recientemente de la mano de Juan Miguel del Castillo, y El Gran Rojo, obra galardonada con el Premio Novelpol a la mejor novela negra publicada en 2021. También ha publicado La tragedia del girasol y las audioseries Desajuste de cuentas y Wonderland. Ha sido finalista del Premio Cartagena Negra 2019, del III Premio Santa Cruz, del I Premio Aragón Negro y del Tormo Negro Masfarné, entre otros. Ha vivido en Frankfurt am Main y actualmente reside en Madrid, donde compagina la escritura con varios proyectos audiovisuales.
En Los Días Felices (AdN), su nueva novela, el escritor gaditano, considerado uno de los grandes autores de novela negra de nuestro país, pone el foco en el negocio de las peleas clandestinas y en las redes de explotación de mendigos, y lo hace de un modo tan rotundo como original. La obra se presenta este lunes 5 de junio, a las 19.30 horas, en el Centro de Investigación y Recursos de las Artes Escénicas de Andalucía (c/ Santa Lucía 10). En dicho acto, con entrada libre hasta completar aforo, Benito Olmo estará acompañado de otro autor del género, el sevillano Juan Ramón Biedma.
Los lectores pueden escoger el orden en el que leen los capítulos de Los Días Felices, ¿qué cambia hacerlo de una u otra manera?
Se trata de un pequeño experimento, un desafío que propongo a los lectores. Los Días Felices puede leerse de la manera tradicional, esto es, desde la primera página hasta la última, pero también puede leerse según un orden alternativo que propongo al comienzo de la novela. Si bien la historia es la misma, la percepción del lector cambia de forma sustancial con esta lectura alternativa, al tener constancia de ciertos hechos y consecuencias de la trama. Eso hace que la lectura sea algo más profunda y permite que los lectores reaccionen de forma diferente ante ciertos acontecimientos. Me he divertido mucho con este experimento y los lectores se lo están pasando en grande con este desafío.
¿Cómo surge tu interés por el negocio de las peleas clandestinas?
Todo comenzó a raíz de un artículo que leí en 2017, sobre una banda de traficantes de personas que operaba en Terrasa. Estas personas tenían a varios ciudadanos nicaragüenses secuestrados y los obligaban a pelear para ellos en veladas de boxeo clandestino. Los mantenían hacinados en naves, al borde de la desnutrición y bajo la amenaza de hacerles daño en caso de que no cooperasen, a ellos o a sus familias. Me repugnó esta moderna forma de esclavitud y, a poco que investigué, me di cuenta de que no se trataba de un caso aislado, sino una práctica cada vez más habitual en las redes de tráfico de personas. Ese fue el motivo por el que me decidí a escribir Los Días Felices.
La novela negra suele poner el foco en todo eso que permanece oculto a la mayoría y que es como el reverso oscuro de la sociedad. En este caso, hablas sobre los mendigos y especialmente sobre la inseguridad en sus vidas, cómo nadie se preocupa por lo que les pasa, o por si desaparecen.
Y esa es la otra gran pata de Los Días Felices: el tráfico de mendigos. Hay organizaciones que se dedican a traer personas de otros países para luego obligarlas a ejercer la mendicidad. Se trata de un negocio que mueve muchísimo dinero y que no mucha gente conoce.