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Actualizado: 09 jul 2021 / 14:37 h.
  • Guy Delisle.
    Guy Delisle.

Guy Delisle (1966, Quebec) es uno de los mejores autores de cómics del mundo. Ha entregado, durante los últimos años, algunas de las novelas gráficas más entrañables, divertidas, bien desarrolladas y con sentido serio y solvente, que se encuentran en el mercado. Las que tienen que ver con la experiencia vital de Delisle, y narra con el formato de crónica, son «Pyongyang» (Astiberri, 2005), «Shenzhen» (Astiberri, 2006), «Crónicas birmanas» (Astiberri, 2008) y «Crónicas de Jerusalén» (Astiberri, 2011). Fabulosas todas ellas aunque destacan «Pyongyang» y «Crónicas birmanas». El autor, en todas ellas y en el resto de su obra, ha sabido echar un vistazo a la realidad con un marcado tono humorístico, con una capacidad para reírse de sí mismo impecable y con una técnica, escribiendo el guion y dibujando cada viñeta, maravillosos.

«Crónicas de juventud»: Uno de los mejores cómics del año

Ahora, llega el turno de «Crónicas de juventud», editado por Astiberri Ediciones dentro de la colección ‘Sillón orejero’; con traducción de María Serna, rotulación de Ana González de la Peña y maquetación a cargo de Alba Diethelm. Muy buen cómic con el que el autor indaga en sus años adolescentes, en ese tiempo en el que trabajó en la fábrica de papel en la que también trabajaba su padre, en los primeros momentos en los que iba descubriendo el mundo del cómic leyendo en la biblioteca municipal. De la adolescencia a la juventud, de los amores equivocados a la soledad elegida, del contraste con el resto del mundo a la integración obligada.

Guy Delisle presenta un cómic en el que aparecen la gama de grises de sus dibujos a la que nos tiene acostumbrados (técnicamente muy bien trabajados y causantes de matices de amplio espectro) y en el que el color naranja salpica todas las viñetas. Ese naranja sirve para elevar la importancia de la luz del sol que aparece cuando el personaje acaba su trabajo (turno de noche) y claudica ante el cansancio; para hacer importante el calor que sufren en aquel lugar; y para señalar el humo que sale de las chimeneas de la fábrica de papel. Un aspecto esencial del relato es que esa fábrica se convierte, desde el primer momento, en un personaje más, tal vez el principal. Delisle describe, con el trazo y con explicaciones en el texto, las características de un edificio que forma parte del paisaje de la zona y que ya está integrado para siempre. Por otra parte, ya dentro de ese inmenso edificio, los detalles sobre la maquinaria y sobre cómo funciona se terminan haciendo imprescindibles y no anclan de más el ritmo narrativo.

«Crónicas de juventud»: Uno de los mejores cómics del año

La relación de Delisle con su padre es imposible. Desde que se separó de su madre, esa relación era fría, inútil. La relación con su madre (descrita mínimamente) es superficial, tan irrelevante como lo es su aparición en el relato. La relación con el resto de sus compañeros de trabajo resulta ser un impacto y una conmoción a diario puesto que pertenecen a mundos distintos. Y la relación con los amigos es inestable, a veces, llevadera y, a veces, odiosa. Delisle adolescente. Delisle joven adulto.

El uso de la página es bastante tradicional y utiliza las completas para presentar el edificio con todo lujo de detalles.

Un excelente cómic para leer este verano. Delisle es una garantía para los amantes de la novela gráfica.

Calificación: Excelente.

Tipo de lectura: Muy agradable. La segunda lo es mucho más porque los detalles van apareciendo.

Tipo de lector: Amantes del cómic, claro; cualquiera que quiera pasar un rato divertido, también.

Personajes: Delisle, sus compañeros y la fábrica de papel.

¿Dónde puede leerse?: En la piscina, en la playa, en casa...

«Crónicas de juventud»: Uno de los mejores cómics del año