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Actualizado: 05 abr 2021 / 08:44 h.
  • «Darwin»: El imán para almas rotas

Darwin es un pueblo destartalado y situado en mitad del desierto. California, EE.UU. En Darwin viven treinta y cinco personas. Todas ellas suman tantos años como para que les podamos considerar ancianos o casi. Las dos únicas jóvenes ya se fueron. El aspecto de todos es extraño; muchos son antiguos hippies; la mayoría expresidiarios; almas rotas sin excepción, desintegradas por una cosa u otra. En Darwin no hay iglesia, no hay niños, no hay casi nada. Lo que sobran son vidas intensas, pasados perdonados, futuros tan inciertos como el del resto de la humanidad. Darwin llegó a ser una ciudad llena de vida. Y de muerte. Las minas de oro y plata atraían a un gran número de sujetos. Pero la mina dejó de producir dejando al pueblo en manos de la desolación.

Este documental de Nick Brandestini es una pequeña joya cinematográfica. La cámara sigue, en su día a día, a un puñado de hombres y mujeres que eligieron vivir en Darwin. Allí nadie trabaja salvo la mujer que gestiona la oficina postal. Reparte, fundamentalmente, los cheques que envía el gobierno y con los que pueden sobrevivir. Es el subsidio de desempleo. Los habitantes de Darwin entierran a sus muertos; se preparan (uno de ellos) para un posible desastre mundial (cultiva tomates, acumula agua, ropa y juguetes por si llegase algún niño hasta allí huyendo de la radioactividad o algo así); tienen un buen montón de armas por lo que pudiera ocurrir (reminiscencias del pueblo minero en el que la violencia era una constante).

«Darwin»: El imán para almas rotas

Pudiera parecer que la gente de Darwin es un grupo de tarados, de delincuentes que se hicieron viejos o de hippies de la tercera edad, de artistas fracasados, de padres sin corazón, de incultos. Sin embargo, Brandestini nos descubre con delicadeza unas vidas duras y llenas de miserias. Como la vida de cualquier otro aunque en mitad del desierto.

El paisaje es desolador. Parece que allí nada puede suceder, que nada puede crecer o nacer. Falso. Es un lugar como otro cualquiera. Es un modo de entender la vida alejado de los arquetipos que sirven para unos pocos y destrozan a los demás. Lo que a millones les puede parecer una locura, a treinta y cinco les parece un lugar tranquilo, entrañable. Su casa. Como curiosidad, Brandestini, nos acerca a un campo de tiro cercano en el que el ejército realiza pruebas balísticas de todo tipo. Misterioso y siniestro. También, nos enseña lo que queda del rancho en el que encontraron a Charles Manson y su banda. Uno de los protagonistas del documental afirma que le conoció allí.

El documental se acompaña de una banda sonora exquisita. Y el montaje organiza muy bien las historias que nos cuentan. Parecen algo deslabazadas al comenzar aunque toman sentido y profundidad poco a poco.

«Darwin» es un documental sobre personas alejadas de la civilización que, sin embargo, sufren los mismos problemas que el resto de seres humanos. «Darwin» es un documental que sirve para la reflexión sobre la condición humana, sobre la posibilidad de redención, sobre la imposibilidad de tener oportunidad cuando el pasado se presenta en cada intento de seguir por los caminos convencionales.

Un trabajo magnífico y entrañable.