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Actualizado: 14 ene 2017 / 12:23 h.
  • Jeanne Maisonhaute: «El cuarteto de cuerdas sigue siendo como un laboratorio»
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    La violonchelista Jeanne Maisonhaute

El Cuarteto Tana se ha convertido, en poco tiempo, en uno de los conjuntos más audaces de la música de hoy. Jeanne Maisonhaute es su violonchelista, una creadora que concibe su instrumento como un vasto campo de exploración sonora.

Su formación es parte ya de esa selecta nómina de sobresalientes cuartetos consagrados a la música contemporánea: Arditti, Jack y Diotima. ¿Se sienten cercanos a estos?

–El Cuarteto Arditti fue el pionero. La diferencia con ellos y con el Jack es que estos se dedican a la música estrictamente contemporánea. A nosotros nos gusta situarnos en una tradición de cuartetos como el Parrenin o el LaSalle que mezclaban su repertorio, que eran capaz de tocar a Haydn y luego un estreno absoluto. Así podemos mostrar el lenguaje musical sin crear rupturas.

Su primer disco lo dedicaron a los compositores de la ‘escuela saturada’, una de las músicas más agresivas de la modernidad. ¿Cómo es la interpretación de estas obras?

–¡Es muy exigente! Nos obliga a reconsiderar nuestro enfoque de la materia sonora. Hemos de explorar nuevas técnicas de toque, modificar la relación entre la presión y la velocidad del arco... y muchas más cosas.

Siguiendo con esto, ¿cree que, de alguna forma, las obras de autores ‘saturados’ como Cendo o Robin conectan con públicos ajenos a lo académico y más familiarizados con el rock y la música electrónica?

–Las obras de Raphaël Cendo y de Yann Robin claramente quieren ir más lejos de lo que se ha había hecho hasta ahora, por ejemplo en los Cuartetos de Helmut Lachenmann. Son músicas que provocan por igual al intérprete y al oyente. Cendo viene del rock, aunque tiene una formación clásica a través del piano. Es un compositor de extremos con una música, a la vez, poética y salvaje. Son músicas muy visuales que, en su puesta en escena, nos hacen parecer más una banda de rock que un cuarteto de cuerda con instrumentos clásicos.

¿Por qué cree que para su formación, el cuarteto de cuerda, se siguen escribiendo algunas de las obras más transgresoras?

–El cuarteto es como un laboratorio en el que los compositores tienen la libertad de intentar buscar nuevos materiales y formas. Se trata de una formación maleable y flexible para la cual se han escrito algunas de las más grandes obras maestras de la historia de la música.

¿Qué relación tienen con la música española actual?

–En 2016 hemos grabado el Cuarteto de Joan Guinjoan y también el de Hèctor Parra, Aracne. Además, mantenemos una estrecha colaboración con jóvenes compositores iberoamericanos como Víctor Ibarra, Januibe Tejera, Juan Arroyo y Miguel Farias.

¿Les interesa abordar el gran repertorio de la modernidad? Pienso en las obras de Harvey, Lachenmann o Ferneyhough, entre otros.

–Por supuesto. Las obras de los compositores que cita son ya parte importante del repertorio de cuarteto de cuerda de los siglos XX y XXI. Así como los grandes conjuntos tocaron los cuartetos de Beethoven o Debussy es importante integrar la obra de esos valiosos compositores contemporáneos; solo así, con múltiples puntos de vista interpretativos se puede evidenciar la grandeza de estas músicas.

DOS DISCOS

Durante años creímos insuperable la versión del Kronos Quartet del clásico de la música repetititva Different trains, de Steve Reich. Los Tana ofrecen aquí un abrumador diálogo entre lo acústico y lo grabado en cinta, cobrando el conjunto una viveza aun mayor, resaltando unas diferencias que en la versión canónica resultaban más homogéneas. WTC 9/11, a partir del shock de la caída de las Torres Gemelas, es una pieza menor, aunque de efectivo dramatismo. Un gran disco.

Anoten estos apellidos: Cendo, Robin y Bedrossian. Hay algunos más (Kourliandski, Arroyo...) pero los tres primeros citados son los papás de lo que se ha dado en denominar ‘música saturada’, un -ismo del siglo XXI que busca retorcer a los instrumentos para extraer sonoridades tremebundas, agitadas, de extremo brutalismo. Los músicos del Cuarteto Tana se prestan a ello. Se entregan más bien. Hay que tener predisposición y, si es así, dejarse abismar, dejarse despeinar